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por Análisis a Fondo
· El
Banxico abarata el crédito a costa del ahorro, según el vade mecum del FMI
· Cree
el banquero central que así impulsa la recuperación de la economía
Por Francisco
Gómez Maza
La Junta de Gobierno del Banco de México anunció, este jueves 11 de febrero, por enésima vez desde que se supo de la primera baja por la Covid-19 en febrero de 2020, otra baja de la Tasa de Interés Interbancaria (TII), la cual es referencia para fijar el premio a los depósitos bancarios a plazo fijo.
La TII, a
plazo de un día, fue devaluada en 25 puntos base por el banco central, para
dejarla en 4.00%, un premio que ciertamente no es nada despreciable, en medio
de la pobreza que ha generado, y sigue generando, la crisis sanitaria de la
Covid-19, aunque no hace justicia a los ahorradores medios hacia abajo en la
escala humana.
La baja de
la TII es una decisión de política monetaria a la que ya nos tiene
acostumbrados el instituto bancario central, y los pequeños ahorradores tienen
que acatar sin chistar. Si quieren ganar más, mejor inviertan sus ahorros, o
parte de ellos, para ser prudentes, en un pequeño negocio, de acuerdo con sus
habilidades de comerciantes. (Hay personas que así lo hacen y les va mejor que
si invirtieran en la bolsa de valores). Pero son los audaces comerciantes de mercados
como el de Las Pulgas, o el de Tepito.
Ciertamente,
la baja de la TII es para financiar a los empresarios, a los productores, a los
comerciantes, porque les abarata el crédito bancario, y esa forma de
financiamiento es indispensable para sortear la escasez que ocasionan crisis.
Es como el
juego de la perinola. Unos ganan lo que otros pierden. Así es en cualquier
economía, abandonada a la suerte del, más que ciego, perverso mercado de la
oferta y la demanda. En este caso, se beneficia al que produce bienes o
servicios para ofrecerlos a quienes lo “necesitan” (?), y se “perjudica” a
buena parte de los integrantes de la demanda (los pequeños ahorradores).
La idea de
cualquier autoridad monetaria (banco central), en una economía de libre
comercio, no planificada centralmente, es impulsar la recuperación de la
economía general. Se presume que, si mejora la economía, se crean empleos para
los trabajadores y, si hay empleo, se apoya la recuperación del poder de compra
de los llamados consumidores.
(Esto dice
la teoría capitalista, pero la realidad es totalmente distinta en países en
desarrollo como México, en los que las diferencias socioeconómicas son
abismales y se impone la avaricia desmedida del que tiene y vende al precio que
su codicia fija).
Argumenta
la Junta de Gobierno del Banxico que la decisión de abaratar el premio al
ahorro responde a realidades esperanzadoras. En el caso de su decisión de este
jueves 11 de febrero (a entrar en vigencia el viernes 12), el banco central
alega que la economía nacional se recuperó ligeramente, a un ritmo moderado y
heterogéneo, en el último cuarto del año pasado (octubre, noviembre,
diciembre).
En el mundo
exterior, los mercados financieros globales han mostrado un comportamiento positivo, ante la
expectativa de un importante paquete de estímulo fiscal en Estados Unidos. La
inflación en las economías avanzadas permanece por debajo de los objetivos de
sus respectivos bancos centrales, los cuales reiteraron su intención de
mantener posturas monetarias acomodaticias por un periodo prolongado, aunque,
entre los riesgos persisten el aumento en los contagios, los retrasos en la producción
y distribución de vacunas, la suficiencia de estímulos fiscales entre otras
otras tensiones.
Así, el
banco central mexicano anticipa amplias condiciones de holgura a lo largo del
horizonte en el que opera la política monetaria: La inflación general anual se
redujo de 4.09% en octubre, su mayor nivel del 2020, a 3.54% en enero de 2021,
mientras que la subyacente disminuyó de 3.98% a 3.84%.
La pandemia
ha implicado importantes cambios de precios relativos, presionando al alza la
inflación de las mercancías y a la baja la de los servicios, que en enero
registraron 5.41% y 2.13%, respectivamente. Las expectativas de la inflación
general para el cierre de 2021 aumentaron ligeramente y las de mediano y largo
plazos se mantuvieron estables en niveles superiores a la meta de 3%.
Las
trayectorias esperadas para la inflación general y subyacente en el horizonte
de pronóstico son similares a las previstas en el último Informe Trimestral. Se
anticipan aumentos en la inflación general en el segundo trimestre del año
asociados principalmente a los efectos aritméticos de la reducción en los
precios de los energéticos del año pasado, y una trayectoria decreciente a
partir del segundo semestre.
Asimismo,
se prevé una inflación subyacente alrededor de 3% desde el tercer trimestre de
este año.
Por estas
razones es que los ahorros de las personas físicas, mayoritariamente de la
clase trabajadora, son de alguna manera castigados para impulsar la
recuperación de las actividades económicas. Bueno, así lo dice el manual del
Fondo Monetario Internacional seguido, como un vade mecum, por los
banqueros centrales.
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