Pie de
imagen: La madre de Mariana en conferencia de prensa
· Se
llamaría “Fernando Cuauhtémoc”, asegura un “¿distractor?”
· Pero
por qué el cadáver de Mariana fue incinerado en fast track
Por Francisco
Gómez Maza
Aparentemente, hasta ahora nadie había citado el nombre propio, ni siquiera el de pila, del presunto asesino de la estudiante de medicina de la Unach, Mariana Sánchez Dávalos, aunque ya hay una persona “sospechosa” detenida en los separos de la Fiscalía estatal.
La más
reciente novedad concreta fue la de la detención de la directora del centro de
salud de Nueva Palestina, Anahí “N”, en calidad de “probable responsable de
abuso de autoridad”. Pero ¿ésta es la asesina? Ella supo, presuntamente, del
acoso que sufría la residente y, aparentemente, no hizo caso de la denuncia
aquélla le presentó angustiosamente, más que otorgarle 3 días de asueto y
“regalarle unos tamales” (¡?). Bueno. Esto dice la versión periodística.
Mariana,
como vimos, cumplía su servicio social en esa clínica de Nueva Palestina, en el
municipio de Ocosingo, Chiapas. Y ahí fue hallado el cadáver, ni siquiera
encontrado, sino hallado (o sea que nadie lo buscaba). Nadie dice en qué rincón
oculto a las miradas del personal médico y menos de pacientes. Presumo que en
su cama del internado médico.
Pero por
qué, si los fiscales disponen de toda la información, no se tiran a fondo en la
investigación y conclusión de este caso de presunto feminicidio. A quién
protegen. A qué le temen.
En el
Código Penal Federal, el feminicidio se encuentra tipificado en el artículo
325, el cual establece lo siguiente:
“Comete el
delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género.
Se considera que existen razones de género cuando concurra alguna de las
siguientes circunstancias:
La victima
presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;
A la
víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes,
previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia;
Existan
antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar,
laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la víctima;
Haya
existido entre el activo y la victima una relación sentimental, afectiva o de
confianza;
Existan
datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho delictuoso,
acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima;
La victima
haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación de
la vida;
El cuerpo
de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.”
¿Cumple el
asesinato de Mariana con estas condiciones? No lo sé. Nadie, más que el
asesino, puede saberlo, y quién halló el cuerpo ya inerte. Los fiscales tienen
la obligación de investigar si el asesinato cumple con los requisitos para ser
tipificado como feminicidio.
Y ahora
nadie podrá saberlo porque, extrañamente, el cadáver de Mariana, que debió de
ser guardado en un refrigerador, fue velozmente incinerado por orden del
Fiscal. Hoy por hoy no puede definirse mucho en torno al asesinato de la
residente de la clínica de Nueva Palestina.
Pero están
revelándose, a manera de rumores, de informes anónimos, que pueden ser también
“fake news”, nuevos datos que las autoridades ministeriales tienen la
obligación de tomar en cuenta. ¿O es que esos anónimos salen de las entrañas de
la Fiscalía como distractores? Qui lo sat…
Llegó a mi
bandeja de entrada una interrogante, en un texto sin firma y sin nada, pero no
por ello digno de desecharse. Es obligatorio investigarse:
Dónde está
Fernando Cuauhtémoc…, presunto médico que habría acosado y agredido sexualmente
a Mariana. Y la siguiente interrogante es muy temeraria: Por qué lo protegen
los fiscales; por qué la Oficina del Fiscal no informa si Fernando Cuauhtémoc
está detenido, o si anda de parranda, ¿o si es real o un invento de la
imaginación de quienes se especializan en publicar noticias falsas?
La versión
sin firma y sin fuente de información, recibida en mi bandeja, asegura: La
única respuesta válida a la interrogante, ante la omisión oficial, es la
protección del presunto asesino de Mariana. (José Manuel) Cruz Castellanos
(Secretario de Salud de Chiapas) sabe que, de declarar el doctor Fernando
Cuauhtémoc, se abriría una cloaca de acoso sexual en el sistema de salud
chiapaneco...
Bueno, pero
habría que esperar qué dice la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero,
quien informó la semana pasada que enviaría una misión, tanto para ayudar a los
fiscales locales en la investigación del asesinato, como para remendar graves
irregularidades cometidas en el proceso judicial, jurídico, académico
administrativo etc.
Sánchez Cordero
aseguró que ha tenido conocimiento de algunas irregularidades ya conocidas,
como que Mariana solicitó su cambio y no fue removida de ese lugar; como que
tenía algún compañero que la estaba acosando permanentemente; como que su
cuerpo fue incinerado, aunque dicen las autoridades que antes de eso le
practicaron la necropsia, obviamente que fue incinerado de manera bastante
rápida, sin consentimiento, y sin darle cuenta a su familia de la doctora.
Tomando en
cuenta todas estas irregularidades, el Gabinete de Seguridad, que se reúne en
Palacio Nacional, acordó integrar un equipo de expertos, coordinado por la
Secretaría de Gobernación y la de Seguridad Pública para ir a Chiapas a apurar
las investigaciones y subsanar las graves irregularidades en el tratamiento del
caso por la Fiscalía estatal.
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