Imagen: Phumzile Mlambo-Ngcuka,
Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva de ONU
Mujeres
Esta violencia de género clama venganza
El descontento choca con la indiferencia
Por Francisco Gómez Maza
Tantos asuntos dignos de abordar hoy, como
el crecimiento de la economía nacional, que en verdad es la economía de los potentados,
pues la economía de los trabajadores no es más que apretura, hambre, mala
salud, escasez, penuria, estrechez, apuros.
Pero ahora platicaremos de asuntos de
mujeres, tan en boga como la violencia, como el acoso sexual, como la
desigualdad, como la violación, como el feminicidio, como la injusta
distribución de los bienes de la naturaleza, como la política electoral, ahora
que vienen las elecciones del domingo 6 de junio.
Ah. Y en tiempos de crisis sanitaria, como
la que estamos afrontando, con la faz cubierta, con la “sana” distancia, con las
manos enjabonadas, con los sanitizantes, con los antibacteriales, entre otras protecciones
para evitar el contagio del nuevo coronavirus. La mujer, las niñas, éstas
continúan siendo un tema crucial. Una vergüenza que reclama a hombres y mujeres
machistas.
Resulta, pues, hablando de mujeres, que el
dato más preocupante, más grave de hoy miércoles 17 de marzo nos lo ha
proporcionado la directora ejecutiva de ONU Mujeres, la sudafricana, Phumzile
Mlambo-Ngcuka:
La pandemia de coronavirus es la “crisis
más discriminatoria” que hayan sufrido las mujeres y las niñas. Así de claro.
Así de vergonzoso.
Las mujeres pierden el empleo con mucha más
frecuencia que los hombres.
Existe una “pandemia en la sombra” de
violencia doméstica.
47 millones de mujeres más han tenido que
vivir con menos de 1.90 dólares al día este año.
El mundo se enfrenta a tener más huérfanos y
hogares encabezados por niños; a un aumento en los matrimonios entre niños; a
que el 59% de las mujeres hayan reportado tener que dedicar más tiempo a las
labores domésticas desde que empezó la crisis sanitaria, y a una brecha digital
de género que deja a muchas mujeres sin preparación para el futuro.
Mlambo-Ngcuka informó de todas estas
desgracias en la inauguración de la reunión anual de la Comisión de la
Condición Jurídica y Social de la Mujer, cuyo tema este año es la participación
y la toma de decisiones de las mujeres en la vida pública y el combate a la
violencia contra las mujeres y las niñas.
Así, la elevada tasa de violencia infligida
por la pareja, en los últimos 12 meses, de 16%, fue contra mujeres jóvenes de entre
15 y 24 años, según el reporte más reciente de la Organización Mundial de la
Salud.
La violencia contra las mujeres en la vida
pública es un importante factor de disuasión a su participación política, y
afecta a las mujeres de todas las edades y rangos, en todas partes del mundo.
En la reunión de la Comisión de la
Condición Jurídica y Social de la Mujer participó también el secretario general
de la ONU, el portugués António Guterres. Cada mes se incrementa la cifra de
violencia contra las mujeres, desde el abuso sexual hasta el matrimonio entre
niños, denunció este señor. El daño es incalculable y repercutirá, a lo largo
de décadas, en las futuras generaciones.
Las consecuencias de la pandemia han
demostrado lo profundamente arraigada que sigue estando la desigualdad de
género en los sistemas políticos, sociales y económicos.
Pero contrariamente a la situación de
dominación machista sobre las mujeres, durante el último año, las gobernantes
están entre los líderes que han mantenido bajas las tasas de contagios y han
puesto a sus países en camino de la recuperación, mientras que países con
respuestas menos efectivas a la pandemia han tendido a ser aquellos en los que
prevalecen los enfoques caudillistas y los derechos de las mujeres están bajo ataque.
No obstante, las voces de las mujeres
siguen faltando en los niveles más altos de liderazgo. Continúa imperando la
voz del macho. Incluso del macho feminista.
Mientras tanto, en las calles se ve a mujeres
jóvenes dando a conocer al mundo su voz de descontento ante la terrible
desigualdad que imponen las sociedades machistas, y pareciera que no hay ningún
interés en que asuman un lugar digno, que contribuya al desarrollo pleno de la
humanidad. Los logros obtenidos hasta ahora más bien parecen concesiones,
regalos. Éste, el de la discriminación a las mujeres y a las niñas, es un
asunto que clama venganza.
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