Foto proporcionada por Análisis a Fondo
México -
El presidente del INE, contra la “democracia”
AMLO, peligro para sus intereses económicos
Por Francisco Gómez Maza
Pobre México. Tan lejos de Dios y tan cerca de
la extrema derecha católica, católica de derecha, no católica del Papa.
Es más. Esa derecha católica que no sólo está
en contra de López Obrador, sino más que nada en contra de Francisco I, el
pontífice del Poverello de Asís.
Y esa extrema derecha mexicana católica,
opusdeísta, neoliberal y, en el fondo, producto del jacobinismo priista y de la
mochería panista, está atrincherada, arrinconada, apretujada en el PAN, en el
PRI, en el empresariado de misa, confesión y comunión diaria, y en el INE de
Lorenzo Córdova Vianello, la vergüenza de Arnaldo Córdova, el más grande
pensador de la historia mexicana.
No se mencionan en este texto ni al PRD ni a
ciro, porque son muy poquita cosa, ante la cauda de miserables oportunistas que
no aceptan que su mal hora pasó. El primero es sólo un remedo, la sombra de
aquel partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas, Heberto Castillo, Porfirio Muñoz
Ledo y José Álvarez Icaza, que hoy 21 de marzo estaría cumpliendo 100 años de
vida, una vida entregada al pueblo pobre de este país pisoteado por los
plutócratas y sus mozos, los políticos vergonzantes del PRI y del PAN – se
salvan algunos – de esa podrida partidocracia que se niega a morir.
Ahora, ante su propia impudicia y su agonía, la
derecha se encarna en Córdova Vianello e intenta parar la historia de México.
Continuar escribiendo una inmunda narrativa desde las computadoras de las
clases dominantes, imponiendo una democracia que, desde siempre, fue una
palabra fantasiosa, inexistente; que les sirvió sólo para dominar a los
pueblos, comunidades, ciudades de este México abandonado hasta de la mano de
Dios y condenado a ser fuente de servidumbre barata para acrecentar la riqueza
de unos cuantos.
De ahí que Córdova Vianello, en los estertores
de la muerte del viejo régimen político que envileció a México, intente
enterrar de plano la verdadera democracia, parando la “sobrerepresentación” en
el Congreso, para derrotar al partido Morena y, más que nada, a López Obrador, sobrerepresentación
que fue inventada por Carlos Salinas precisamente para intentar acabar con la
oposición popular de los partidos nacionalistas y de izquierda.
No es de extrañar a nadie este contraataque de
la derecha, ahora encabezado por Vianello, el “imparcial” presidente consejero
del órgano jurisdiccional encargado de organizar los procesos electorales.
Están que trinan por los cambios democráticos, a los que califican de
ocurrencias, como la reforma a la ley de la industria eléctrica para ponerla a
tono con el pensamiento y los principios de gobernantes nacionalistas como
Adolfo López Mateos, quien entregó a los mexicanos esa industria, que avala la
seguridad nacional de la nación y que fue casi desmantelada por los gobiernos
defensores del capitalismo salvaje, inaugurados por Miguel de la Madrid Hurtado
y consolidados por Carlos Salinas de Gortari con la complicidad de los barones
ultracatólicos, ultramochos, del PAN y el sector ultra capitalista del
empresariado.
Se lo advertí a mis amigos y lo escribí en este
espacio., en su momento, cuando me preguntaban si López Obrador podía ganar las
elecciones presidenciales. Les dije que sí podría porque tenía un gran apoyo
popular, pero que la servidumbre de la plutocracia no lo dejaría gobernar, por
su defensa de los intereses populares (ellos lo califican de populista, cuando
ellos son más populistas que el populismo), su lucha incansable por los
intereses nacionalistas, su independencia del imperio estadounidense.
Y eso está ocurriendo. Si no lo apoya el pueblo
que lo llevó a la presidencia, está perdido. Los ultraderechistas no
descansarán hasta verlo muerto. Y por ello, la oveja negra del gran Arnaldo
Córdova no descansará hasta ver derrotado a López Obrador, cuando su papel es
garantizar “la democracia”.
Y lo más vergonzoso es que el tal Córdova Vianello
navega con bandera de demócrata, imparcial, autocalificándose de respetuoso de
la legalidad.
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