Fotos proporcionadas por Análisis a Fondo
Todo pian pianito, poco a poco, a paso lento
La Covid-19 estará aquí quién sabe cuánto
Por Francisco Gómez Maza
Pian pianito, poco a poco, a paso lento.
como un paciente que se ha librado de los graves estragos de la covid-19 y de
la muerte, y empieza a dar pasos tembleques por el pasillo de la sala de
terapia intensiva, la economía comienza a dar señales de vida, ser puesta en piso
para fortalecer su recuperación.
Por lo pronto y es un dato muy revelador, el
aparato importador y exportador de bienes y servicios está volviendo a la vida,
después de haber permanecido intubado, ahogándose en su propia hambre de aire y
oxígeno.
Y el primer gran paso lo ha logrado: México
recuperó, como lo comentamos ayer, su sitio de primer, principal, socio de
Estados Unidos, desplazando a la República Popular China, a Canadá y a la Unión
Europea junta. Y esto indica que la recuperación económica puede dar una
agradable sorpresa a pesar en medio de los semáforos epidemiológicos aún en
rojo. La ventaja de los trabajadores es que han aprendido a evadir el contagio
de covid-19. Si salen de casa para ir a la fábrica lo hacen muy bien
protegidos.
(Este cuidado tendrá que volverse costumbre de
ahora en adelante. Ni idea tenemos de cuándo se acabará la pandemia. La vacuna
da cierta inmunidad, pero nadie puede asegurar que no volverá a contagiarse.)
Por lo pronto, el aparato exportador ha
arrancado “fuerte” en medio de la debilidad, y lo mismo puede decirse del
importador. Cerremos cifras. El intercambio comercial entre México y Estados
Unidos ascendió a unos 99,000.000,000 de dólares en el primer bimestre, sumando
el valor de importaciones y exportaciones entre las dos economías.
La economía mexicana ya no es tan pinchurrienta
frente a la del imperio. Ya cuenta. Los aguacates son muy necesarios,
necesarísimos, en la mesa de una familia estadounidense de Nueva York o de
Palos Verdes o El Cajón, Ca.
Hay flujos de allá para acá y de acá para allá.
Y obviamente esta situación incide, influye, apoya la recuperación de la
economía nacional. Si hay demanda habrá creación de oferta y, para que haya
oferta, ineludiblemente tiene que haber contratación de trabajadores, de
empleados, importación de maquinaria y equipo y materias primas que no hay o
escasean aquí.
Esta situación ha sido confirmada también por
las cifras que proporciona mensualmente el Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS). En el pasado mes de marzo, el IMSS reportó una recuperación
de 88 mil 771 empleos formales (estos son los inscritos para ser beneficiarios
de la seguridad social. Excuso decirle que la cifra fue de poco más de 115 mil
en el mes de febrero. No están incluidos los empleos por los que los patrones
no se atreven, por tacañería, a inscribir a sus empleados en el Seguro. Pareciera
increíble en medio de la crisis económica iniciada ya hace tiempo, pero la
cifra de casi 89 mil nuevos empleos, es la mejor para un mismo mes desde 2018 y
que ya fue difundida y manoseada por periódicos nacionales.
Con la creación de los 88 mil puestos de
trabajo, se acumularon 251 mil 977 empleos en el primer trimestre de 2021,
fenómeno que pone de manifiesto que, aunque lentamente, se está dando una
recuperación de la economía, a paso de mula, pero más vale paso que dure y no
trote que canse.
Los desesperados, los que culpan al gobierno o
a la pandemia por todo lo desagradable que ocurre entre los mexicanos, no
tienen cabida en este proceso. Su corazón está rebosante de odio contra sí
mismos y tanto así que se obnubila su imaginación, y más su inteligencia, y no
dan pie con bola. No logran ver que, después de la estrepitosa debacle
económica, tan dramática o más que la Gran Depresión de 19930, el hecho de que
muchas empresas productivas requieran de mano de obra y la contraten es un
enorme éxito, aunque aún no se recuperen los niveles prepandémicos, que, por
cierto, no cubrían todo el espectro de trabajadores desempleados por una u otra
causa. Entonces, el desempleo también reinaba en una economía que no crecía por
encima del 2 por ciento anual.
Un dato revelador, histórico: A marzo de este
año el número de empleados asegurados por el IMSS rompió el tope de los 20
millones de trabajadores asegurados. Cerró en 20 millones 25 mil 709.
Puede que los números no muestren mucha fortaleza
del empleo, pero quien cuestione, primero deberá de aceptar que la economía –
toda economía, en el mundo- está regresando de una crisis sin nombre y digo
“regresando” porque nuestra obligación es dar ánimos para decidir, aunque
duela, echar a andar esfuerzos para calentar el caldo enfriado abruptamente
hace poco más de un año, cuando nos enteramos de que ya había fallecido el
primer mexicano, asesinado por la Covid-19 y sus hermandad de malandrines como
las enfermedades colaterales, mucho más mortales.
Ciertamente, la recuperación económica y, por
tanto, la de los niveles de empleo están siendo muy débiles. Pero no podíamos
lograr algo más agradable en plena pandemia, con los miles de contagios y la
muerte a cuestas. Si no me lo creen a mí, pregúntenselo a los médicos, a las
enfermeras, a los camilleros, a los encargados de entrega los cadáveres a sus
familiares, cuidando todos de no contagiarse.
Pasará quién sabe cuánto tiempo, cuántos años,
para que las horas y los días, las semanas y los meses sean mejores, más
propicios para mover la economía. Este coronavirus es muy timado.
Quienes exigen cuentas están locos. O lo hacen
por cuestionar sin razón, o por ignorantes.
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