Fotos proporcionadas por Análisis a Fondo
Arrancó el periodo de campañas electorales
El signo: la derecha en busca de redención
Por Francisco Gómez Maza
Este domingo 4 de abril se iniciaron las
campañas para las elecciones más importantes, y más atizadoras del odio social,
del sexenio; arrancaron bajo el signo diabólico de la confrontación de la
presidencia del Instituto Nacional Electoral con la Presidencia de la
República.
Si fuera posible, la tarea electoral sería
derrocar a López Obrador, porque no apoya sus intereses económicos, o porque le
despojó de prebendas a los protegidos del viejo régimen.
Es obvia la intención de Lorenzo Córdova de
desequilibrar las columnas y arcadas de Palacio. La balanza que usa se inclina
a favor de los perdedores del 6 de julio de 2018. Muchos de los cuales andan a
salto de mata por temor a que la interpol les eche el guante.
Pero es entendible. En las próximas elecciones
estarán en juego gubernaturas, presidencias municipales, las curules de la
Cámara de Diputados y las de algunos congresos locales, que representan pingües
beneficios para los intereses políticos y económicos.
A la fuerza, la derecha busca desbancar un buen
porcentaje de curules para que la presidencia de la república no tenga más la
mayoría en la Cámara de Diputados. Y si fuera posible, sacar de palacio a López
Obrador.
Pero durante la campaña sólo podrán hacerse
propaganda los partidos políticos y sus candidatos. Están ya en campaña en sus
estados y en la capital de la república. Cuando se puede físicamente, sin
comprometer la salud de sus seguidores, lo empezaron a ser presencialmente. La
mayoría de los candidatos tendrá que publicitarse a través de los medios
tradicionales, la prensa, la radio o la televisión, y en las llamadas redes
sociales, particularmente las más empleadas por la gente, Twitter y Facebook.
Pero ni el gobierno federal, ni los gobiernos estatales
y municipales, ni Lorenzo Córdova ni Murayama podrán impulsar mediáticamente a
sus partidos y a sus candidatos. Aunque estos dos últimos ya encontrarán el
modo de apoyar a los partidos y candidatos de la derecha, porque ésta no tiene
un dirigente, un líder, que la encabece.
Ricardo Anaya sigue siendo un fracaso. Sólo
logró, al tratar de imitar a López Obrador, ser objeto de burlas muy ácidas. A
Santiago Creel nadie lo recuerda. Y el Jefe Diego está caput. Todos están en la
olla.
Los gobernadores, por ejemplo, firmaron
recientemente un acuerdo con la presidencia de la república, para no manipular
las elecciones a favor de su partido y sus candidatos, como siempre había
ocurrido.
Palacio y los gobernadores están obligados a
respetar el proceso. El presidente de la república tuvo que suspender sus
actividades públicas que pudieran aparecer con el carácter de propaganda a
favor de su partido, así como sus acciones en favor de la población, como la
entrega de apoyos económicos.
Dos largos meses para que cada partido, sus
candidatos, o “candidato independiente” se promuevan como “la mejor opción”,
ante los electores de los territorios para los que fueron propuestos.
Estas campañas político-electorales, que
arrancaron este lunes 4 de abril, deberán de concluir el 2 de junio, cuatro
días antes de la jornada del domingo 6 de junio.
Entonces habrá veda electoral. Todo el mundo
deberá guardar silencio, por mandato de ley. Dicen que para que la ciudadanía
que va a votar reflexione en sus preferencias. Esto no lo creo. La inmensa
mayoría de los que irán a las urnas ya saben por quién votarán. Y habrá qué ver
qué porcentaje del padrón electoral está pensando en ir a votar.
No se quiebre la cabeza. La verdad es que,
desde ahora, la suerte de cada uno de los aspirantes a un puesto está echada. A
los ciudadanos, salvo raras aves, no se le puede hacer cambiar de opinión en la
calle, ni con un discurso, ni con un banner, ni en los medios tradicionales, ni
en las telarañas sociales. Y menos a gritos que sólo lastiman los oídos. Veremos,
finalmente, qué harán los amos del INE. Tan antigobiernistas como jamás lo
fueron. Habrá que ver cómo habrán programado el PREP (Programa de Resultados Preliminares),
una espléndida herramienta para perpetrar los fraudes electorales.
Es mucho lo que está en juego.
Son pingües los intereses políticos y
económicos en la mesa del juego electoral: Gubernaturas, presidencias
municipales, alcaldías, curules de la Cámara de Diputados y de congresos
estatales.
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