México es ya, de nuevo, primer socio de EU
Las empresas exportadoras no sólo resisten
Por Francisco Gómez Maza
Por lo visto nada está perdido en la gran
economía. Los ricos mexicanos son como Jalisco. Nunca pierden. Y si pierden,
arrebatan.
Aclaro que en esta nota se refiere uno a la
economía grande, choncha, porque hay muchos niveles de economía.
No se habla de la economía de los trabajadores.
Ésta, ya lo sabemos, nadie más que los trabajadores, empleados y desempleados,
la viven, la sobreviven, la extrañan en el desempleo, y está permanentemente en
crisis, en colapso, haya o no haya crisis económica, haya o no haya pandemia de
nuevo coronavirus, haya o no hay incremento de salarios. Es una enorme fábrica de
pobres. Y está en crisis históricamente permanente.
No. Esta nota refiere el comportamiento de la
economía macro, ni siquiera la de las medianas, pequeñas y micro empresas, la
de las grandes empresas globalizadas, exportadoras de bienes e importadoras de
maquinaria y equipo y materias primas. Esas empresas competitivas, sobre todo
en el mercado estadounidense, aún el primer mercado del mundo. Cierto. Crean
empleos, pero injustamente remunerados particularmente para los obreros.
Pues en esto hay muy buenas noticias.
México recuperó su lugar como primer socio
comercial de Estados Unidos, de acuerdo con cifras de la Oficina del Censo,
institución equivalente al Inegi mexicano. (Y eso que, según los derechistas
ultraconservadores, los “periodistas” pagados, los de Frenaaa, los de la
moribunda partidocracia, México está siendo llevado al comunismo por López
Obrador, socio inmundo de Nicolás Maduro, de Alberto Fernández, de Xi Jinping,
entre otros perversos, desgraciados comunistas. ¿O no, Gagarin? ¿O no mi
alcalde Peppone?
Cómo es eso, que, a los estadounidenses,
defensores clásicos del libre mercado clásico, les encante comerciar con países
comunistas. Jolín. Y que México, una economía que está cayéndose a pedazos,
como dicen los enemigos de López Obrador, sea su principal socio). Como que no
se entiende. Y menos, cuando los críticos, los prospectivos, los amos de la
ideología están seguros de que López Obrador llegará a su fin el domingo 6 de
junio. Cosa de preocupar. Nah. De dar risa, sí.
Tan sólo en los primeros dos meses de este año
–enero-febrero-, los exportadores mexicanos, los grandes y sus contrapartes
estadounidenses comerciaron mercancías de todo tipo por un total de 97,000.000,000
de dólares, una cantidad que parecería exorbitante si se tomara en cuenta que
la crisis económica y el coronavirus intentaron acabar con todo. Ah. Y también
el comunista presidente. No lo lograron, afortunadamente, como lo registra la
Oficina del Censo de Estados Unidos. Los ricos ya no deben seguir llorando.
Cómo la ven. Comunista, ocurrente, pendejo, y
lo que quieran mis amigos antiobradoristas (son los más geniales propagandistas
del presidente, porque entre más lo atacan más gana adeptos el tabasqueño),
pero la economía de México ya es la primera socia de los importadores y
exportadores gringous. Arriba de Canadá y de la República Popular de China, la
herencia de Mao Tse Dong.
Hay algunos que opinan que esta situación
ayudará a los mexicanos. Alegan que la reactivación de la economía de Estados
Unidos ayudará a la recuperación de la economía mexicana. Yo creo que más bien
lo que hará que la economía local se levante será la decisión y el impulso que
le den los obreros mexicanos, esa mano de obra hasta ahora muy mal retribuida,
pero con una nobleza realmente increíble.
Lo veremos en los próximos meses del año en
curso. Creemos que la economía nacional va a salir del túnel, claro que
empujada o jalada por la economía de su principal socio, Estados Unidos. Y
también por las puyas de la política económica desplegada por los estrategas
gubernamentales, como el joven secretario Arturo Herrera Gutiérrez.
Por lo pronto. México recuperó la corona.
Algunos creyeron lo contrario, que era el principio del fin de la Cuarta
Transformación.
Y si México es el socio principal del imperio
estadounidense, esto significa que la economía de las grandes empresas
mexicanas, las exportadoras, las globalizadas, no perdieron ni un pelo con la
crisis económica ni con la pandemia de coronavirus.
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