Por Armando García
El mundo ha sido testigo, a través de las
redes sociales, que cuentan con mayor libertad que los medios convencionales,
en reportar lo que está ocurriendo en América Latina, principalmente en Bolivia.
Se muestras imágenes, videos, donde las fuerzas
militares y policiacas bolivarianas, disparan a los manifestantes indígenas,
directamente a la cabeza sin recibir alguna resistencia, salvo su derecho de
expresarse contra la dictadura de facto de Jeanine Añez encubierta detrás de
una Biblia y de un Crucifijo.
Una indígena en un video dice en llanto y lágrimas
de dolor: “Nos están matando con bala”.
El golpe de estado en Bolivia, es un
regreso a los tiempos oscuros donde el golpismo reinaba en América Latina. La
represión a la población indígena en Cochabamba, bastión prácticamente de Evo
Morales y el Partido MAS (Movimiento al Socialismo) imposibilita que los golpistas
se afiancen en el poder definitivamente.
Considero ahora que la renuncia de Morales
fue una táctica, que al principio fue para evitar el derramamiento de sangre,
ahora es para replegar filas y poder algún día, quizá no volver a ser
presidente, pero si coordinar la campaña de quien bien pudiera sucederlo en el
poder para continuar las conquistas sociales que él, como mandatario consiguió para
el país y por ende para el pueblo boliviano.
“Pensé que ya se habían acabado este tipo
de situaciones”, dijo Morales en conferencia de prensa en México. “Pero después
de muchos años, renace el fascismo, el nazismo, el golpismo para matar al indio
en Bolivia”.
“Hemos luchado por las reivindicaciones
del pueblo boliviano. Algunos medios de comunicación informan como si tuvieran anestesiados”
dijo Morales “Hay un pueblo movilizado
por la libertad y la democracia. Logramos muchas conquistas sociales las cuales
ahora están siendo destrozadas por no aceptar que los indios pueden gobernar”.
“Las mentiras no son largas, tienen patas
cortas”, dijo Evo Morales a lo que llamó una masacre un genocidio contra sus “hermanos
y hermanas bolivianas”.
En Latinoamérica la mayoría de la
población es de origen indígena, mientras una gran parte que de los que tienen
el poder son personas descendientes de los europeos que conquistaron estas tierras
con la Biblia en una mano y con arma de fuego en la otra. Quedan en Bolivia y
en gran parte del continente, aquellos blancos, criollos, que odian ver a
personas de origen indígena llegar al poder, como el caso de Morales.
Con respecto a las manifestaciones
religiosas de la autoproclamada presidenta Añez y sus seguidores, son un
reflejo de que la religión, ejército, la derecha y el fascismo se llevan de la
mano. Las iglesias cualquiera sea, católica o evangélica son protectores de los
grupos oligárquicos o militares en el poder e utilizan las Sagradas Escrituras
como discursos demagógicos y enajenantes, dándole la razón a Carlos Marx, quien
dijo que la religión es el opio del pueblo.
Bolivia, retrocedió el reloj de la
historia hasta los tiempos cuando la inquisición torturaba a nombre de Dios
para imponer un régimen colonial, del cual América Latina ya se independizó. Pero ahora, en el Siglo XXI, es un verdadero
asco que los golpistas bolivianos estén utilizando la Biblia como instrumento
fascista para atormentar al pueblo boliviano para dar preferencia a los
adinerados que solamente piensan en acumular poder. Las Sagradas Escrituras
están siendo utilizadas para dividir socialmente a los indígenas y los
usurpadores blancos, verdaderos extraños de estas tierras, como dijera Jacinto
Canek, el indígena Maya en los años 1700 en México.
En el Siglo XXI, América Latina vive el
siguiente escenario: Bolivia con golpe de estado, Ecuador en estado de sitio,
Colombia, crisis humanitaria, Perú crisis política, Brasil, crisis financiera, Argentina
casi destrucción total, Chile ensangrentada y México atacado por la
ultraderecha. Ahí están las perlas del capitalismo voraz por tener más poder y así
explotar los recursos naturales, aliados al imperio para el control mundial.
El presidente Donald Trump dijo que después
de Bolivia, su objetivo ahora es Nicaragua y Venezuela. Estados Unidos, con la provocación
de golpes de estado, desea asegurar el dominio del planeta desde América
Latina. El mundo ahora tiene tres fuerzas, Rusia, China y Estados Unidos. Bolivia
es un país que brilla en medio del continente sudamericano. Uno de los
principales motivos para este resplandor es el litio, en donde Bolivia tiene la
mayor parte reservas mundiales. Para su extracción el gobierno Boliviano
encabezado por Evo Morales operaba una empresa mixta entre el estado y
particulares. Su mayor cliente es la República Popular China y tenía con
Bolivia un acuerdo comercial muy jugoso para el país Andino. Esa buena relación
comercial entre ambos países de seguro incomodaba mucho a Trump, por lo cual
llego a la osadía de apoyar el golpe de estado en Bolivia.
Armando García es un periodista
reconocido de Estados Unidos y es el editor y fundador de Nuestra América
Magazine.
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