Moisés Absalón Pastora
Vive nuestra América una profunda
crisis socio política que tiene su raíz en una descomunal anemia de valores en
la que los pueblos están en modo de una ebullición peligrosa que ya genera una reacción
en cadena contra la causa del mal causado, Estados Unidos, como esencia y
cabeza del capitalismo salvaje.
Ecuador por ahora acuerdo por el bien
del país, pero con un futuro incierto. Sus calles transpiran una resistencia
indígena a la que otros sectores se unieron para dar una batalla común contra
las despiadadas recetas del Fondo Monetario Internacional que el presidente de
ese país, Lenín Moreno, implementó lanzándose a la yugular de su propio pueblo
para decretar de un solo plumazo una serie de medidas, entre ellas el
descomunal aumento de los hidrocarburos que como era de suponer generaron un
efecto dominó y alcista en todos los precios en la economía de ese país y una
inflación que hizo que el dólar, su moneda oficial desde el año 2000 en sustitución
del Sucre fuera solo papel.
Tras doce días violentos la
resistencia indígena se derrotó al Fondo Monetario Internacional, a los poderes
fácticos, al capitalismo salvaje, al intento del neoliberalismo por volverse a
imponer, a la derecha, a los medios de comunicación que fueron parte de los
planes imperiales en Ecuador y por supuesto al mismo gobierno de ese país que
tendrá que decidir sobre su futuro inmediato.
Hay que felicitar a la resistencia
indígena ecuatoriana por el rol de liderazgo responsable que asumieron en
representación de toda su sociedad. Qué madurez, que voluntad, que serenidad y
que sabiduría y qué amor por su país. Ya hubiésemos querido aquí que, aunque
sea una onza de esa inteligencia y talento de los que ayer noche lograron la derogación
del decreto 833 en Ecuador lo tuviera la brutalidad de los que aquí destruyeron
a Nicaragua con aquellos tranques malditos que solo eran bendecidos por obispos
de la iglesia católica que nunca actuaron como pastores.
Pero en Ecuador también la figura de
la traición y la deslealtad se impone como un efecto degradante e impactante en
el ejercicio de la política y esa puñalada que Lenín Moreno asesta contra su
mentor Rafael Correa, con otros matices, nos remonta a escenarios que ya
vivimos en Nicaragua en la relación que hubo entre los expresidentes, Arnoldo
Alemán, mentor de quien le sucedió, el ingrato de Enrique Bolaños, al que vamos
a recordar aquí como el clon de Adolfo Díaz y sin duda alguna como el ideólogo
y sumo pontífice de los vendepatria de aquí y de hoy.
En Perú para volver al tema que
realmente nos ocupa, la crisis política pinta a ese país como ingobernable, con
una corrupción pestilente que tiene la raíz de su divieso en Odebrecht, la
empresa brasileña que trabaja en grandes proyectos de infraestructura en
América Latina, pero logrados a través de millonarios sobornos que pringaron a
muchos expresidentes y presidentes peruanos sobre los que ha caído una especie
de maldición porque desde el año 2000 ninguno de ellos ha podido salir con las
manos limpias al extremo que han terminado suicidados, encarcelados o
deportados, lo que en definitiva es todo un fenómeno.
Después de largos procesos judiciales
Alberto Fujimori, el exdictador, fue encontrado culpable en 2009 de crímenes en
materia de derechos humanos durante su mandato, incluyendo los asesinatos de 25
personas a manos de un escuadrón militar de la muerte.
Alejandro Toledo, que portó la banda
presidencial a principios de 2000, está tras las rejas en Estados Unidos y con
una solicitud de extradición pendiente por cargos de que aceptó unos 20
millones de dólares en pagos.
En abril de este año, mientras las
autoridades se preparaban para ejecutar una orden de arresto en la casa de Alan
García, sucesor de Toledo, el expresidente se apuntó a la cabeza con una
pistola y apretó el gatillo y se mató.
La policía peruana, siempre por los
escándalos de corrupción derivados de la empresa brasileña Odebrecht, arrestó a
Ollanta Humala, quien fuera presidente de 2011 a 2016 y ahora los fiscales
están buscando una sentencia de 20 años de cárcel para él.
La hija del exdictador Alberto
Fujimori, Keiko, ha buscado por su cuenta la presidencia a través de Fuerza
Popular, un partido populista y conservador, buscando capitalizar el legado de
su padre para posteriormente liberarlo, pero ahora también ella está tras las
rejas.
Perú había estado en paz desde el
2000, cuando llegó a su fin una guerra civil que cobró 69.000 vidas en el curso
de 20 años, pero ahora su situación es confusa con un Martín Vizcarra que, tras
disolver el Congreso, anunciando una profunda campaña anticorrupción, no se
sabe si realmente gobierna en un país donde la corrupción es quien manda.
En Argentina, a través de la sucia
injerencia norteamericana, se logra el cometido imperial de desmontar un
gobierno de izquierda con una visión profundamente social encabezado por
Cristina Elizabeth Fernández Kirchner para promover a un Mauricio Macri que le
sucede en la presidencia, pero solo para traerse tan al abismo a la Argentina
que todavía no se comprende cómo este país padezca una pavorosa crisis
alimentaria a pesar de los más de 50 mil millones de dólares que simplemente se
disolvieron porque no se ven por ningún lado.
En Colombia, el proceso de paz que
por tantos años se bordó se estrelló con el asesinato cotidiano y paulatino de
los líderes guerrilleros que firmaron el desarme de la guerrilla que dirigieron
desde las montañas de ese país, pero ahora apuntan hacia la reedición de una
nueva guerra civil que hace muchos años cobró la vida de 215.005 civiles y
46.813 combatientes entre 1958 y julio del 2018.
En Brasil, para que accediera al
poder el fascista Jair Bolsonaro, este tuvo que cañonear a un juez previo a la
campaña electoral y después nombrarlo fiscal, ya como presidente, a cambio de
meter en la cárcel a Luiz Ignacio Lula Da Silva, el gran líder del Partido de
los Trabajadores, que desde su mandato había logrado transformar la nación y
fue tanto su éxito que le relevó en el mandato Dilma Rousseff, a quien
destituyen con patrañas que después resultaron falsas.
En Honduras, hay un narcoestado
encabezado por Juan Orlando Hernández quien tiene un hermano preso en Estados
Unidos y que ha confesado que el actual presidente catracho, quien ha tenido
que enfrentar todo tipo de protestas y cuyo gobierno ha estado a punto de caer
por aplicar igual recetas fondomonetaristas, que recibió del “Chapo” Guzmán
buenas millonadas de dólares.
Sobre esta profunda crisis de valores
en América Latina pudiera decir mucho más, pero para ir aterrizando diré que la
Organización de Estados Americanos, la tal O.E.A. es parte de esa misma crisis.
Yo estoy claro que aquí en Nicaragua
tuvimos una crisis y muy seria, pero esta no fue del pueblo contra su gobierno,
sino de una oposición mediocre y criminal que por no representar nada quiso
llegar al poder a través de un golpe de Estado financiado por Estados Unidos
que igual que aquí está siendo derrotado por toda nuestra América hispana.
Aquí en Nicaragua la policía no salió
a las calles a reprimir al pueblo, por el contrario, por sugerencia de algunos
obispos fue recluida a sus estaciones, lo que fue aprovechado por los
terroristas para hacer lo que hicieron.
Aquí en Nicaragua no se aplicaron las
recetas fondomonetaristas, por el contrario muchos se incomodaron cuando
alguien dijo por ahí que ya nos habíamos graduado en el asunto del manejo de
nuestra economía y que en consecuencia no necesitábamos del F.M.I.
Aquí en Nicaragua, bajo el actual
gobierno, eso de anular los subsidios al transporte, a la canasta básica, a la
factura de agua y luz y otros no existe mientras la gratuidad para la salud y
la educación es mucho más que una realidad.
Aquí el Banco Mundial, el Banco
Interamericano de Desarrollo y el Banco Centroamericano de Integración
Económica, no han dejado ni de prestar ni de desembolsar lo ya aprobado porque
saben que la inversión es real y que cada centavo va para lo que fue
solicitado.
Aquí en Nicaragua, pese a la
barbaridad que nos hizo el terrorismo, comienza nuevamente en el 2020 a pintar
su economía con visos de crecimiento y paralelamente privilegiando su visión
social.
Aquí en Nicaragua se hace la paz y la
reconciliación de manera efectiva y por eso se amnistió al terrorismo y por eso
se construyó un puente de retorno para aquellos que huyeron tras ejecutar el
golpe contra el Estado y por eso se atiende a las víctimas y a los victimarios
de aquella crisis y solo el odio, ciego y obtuso, niega la realidad del país
para engañar a un mundo que está despertando y se está dando cuenta que contra
nuestro país lo que hubo fue una infamia imperdonable ejecutada por Estados
Unidos con la complicidad de una Organización de Estados Americanos que está en
rojo y que no dice nada sobre la crisis de valores por las cuales otros
gobiernos en nuestro hemisferio sí están masacrando a sus pueblos con fusil,
horca y cuchillo porque luchan contra las dictaduras que el imperio insiste en
poner en un patio trasero que nunca tendrá su fierro, sobre todo ahora que
existe una voluntad de resistencia contra el neoliberalismo y el neocolonialismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario