Joice
Hasselmann, diputada del Partido Social Liberal, cuando estaba en sintonía con
el presidente Jair Bolsonaro, que la defenestró como jefa de la bancada
oficialista cuando no obedeció una orden suya. Desde entonces sufrió una
campaña de insultos y difusión de fotos falseadas, con epítetos como
"cerda" (la peppa pig) y decidió revelar lo que sabe sobre noticias
falsas y difusión de difamaciones en la comisión parlamentaria que investiga el
tema. Crédito: EBC
Por
Mario Osava
RÍO
DE JANEIRO, 29 nov 2019 (IPS) - La presidencia de Brasil excluyó a Folha
de São Paulo de los diarios y revistas que sus funcionarios seguirán leyendo
pagados con dinero público, en una represalia del presidente Jair Bolsonaro por
informaciones que le molestaron en los últimos meses.
La medida ya la había anunciado Bolsonaro el 31 de octubre en la emisora de televisión Bandeirantes, una de sus preferidas. Relacionó su decisión con una entrevista de casi dos meses antes, el 3 de septiembre, concedida al diario que publicó “solo desinformación”, según el gobernante de extrema derecha.
La medida ya la había anunciado Bolsonaro el 31 de octubre en la emisora de televisión Bandeirantes, una de sus preferidas. Relacionó su decisión con una entrevista de casi dos meses antes, el 3 de septiembre, concedida al diario que publicó “solo desinformación”, según el gobernante de extrema derecha.
Parece
una retaliación mezquina, al suspender suscripciones en cantidad similar a las
adjudicadas a otros dos grandes diarios de distribución nacional, O Globo y O
Estado de São Paulo, 74 y 73 respectivamente, lo que equivale a pocos miles de
dólares al año.
El
ascenso de la extrema derecha al gobierno hizo más complejo el ejercicio del
periodismo en Brasil, con el ambiente saturado de informaciones falsas o
tendenciosas diseminadas por las redes sociales.
Pero
se trata de un escarmiento y un aviso a todos los medios de comunicación, a
través de dos pesos pesados del sector. Folha de São Paulo es
el diario de mayor tirada en Brasil, con cerca de 330.000 ejemplares diarios,
y TV Globo encabeza
el conglomerado mediático más poderoso del país, que controla la televisión de
mayor audiencia, el segundo diario en circulación, y otros periódicos, revistas
y radios.
Que
la libertad de prensa está en riesgo en este país de 210 millones de habitantes
ya se sabe desde las elecciones de octubre de 2018, cuando Folha de São Paulo
fue amenazada la primera vez por haber divulgado que empresarios financiaron la
difusión masiva de mensajes maliciosos pro Bolsonaro en la plataforma WhatsApp,
en lo que podría constituir un delito electoral.
El
periodismo es blanco permanente de ataques del gobierno que llegó al
presidencial Palacio de Planalto el 1 de enero. Como la
enseñanza y el sector cultural, estaría bajo dominio de izquierdistas y del
marxismo, según repiten los bolsonaristas.
Bolsonaro
amenazó también con sacar del aire a TV Globo, que además de tener la mayor
audiencia local es gran exportadora de sus telenovelas. El mecanismo sería no
renovar su concesión en 2022, como castigo por su “periodismo sucio,
vergonzoso”, según el presidente.
Esa
fue su reacción a un reportaje del 29 de octubre que lo involucraba en la
investigación policial sobre el asesinato de Marielle Franco, entonces
concejala de Río de Janeiro, el 14 de marzo de 2018, un caso de repercusión
internacional.
Bolsonaro
fue mencionado por un testigo, el portero del conjunto residencial en el oeste
de Río de Janeiro donde tienen viviendas tanto el presidente como el principal
sospechoso del asesinato, el ex policía militar Ronnie Lessa, preso desde marzo
de este año.
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