Foto: Autoridades
comunitarias. Cusco. Internet
Por Ollantay Itzamná
Durante la civilización
moderna, las universidades se constituyeron en los nuevos “templos” del saber
científico, en base a las verdades que creían algunos varones del norte de
Europa. A esto llamaron ilustración (y al resto de conocimientos los llamaron ignorancia).
En ese entonces, ser “universitario” era como ser “escolástico elegido por
Dios” en la Edad Media.
Siglos después, devino
el fordismo (Siglo XX) que consistía en especializar, capacitar, a los
universitarios para diseñar/generar productos para el mercado, generar más
ganancias económicas, y así acumular más riqueza para las élites….Y llegamos al
libre mercado neoliberal… donde hay más universidades que mercados de abasto…
donde los títulos universitarios se compran y venden como cualquier producto…
¡Donde es más fácil y barato conseguir un título universitario que comprarse
una mula o un terreno para cultivar!
En este planeta
convertido en mercado el problema no es comprar o vender los títulos académicos
(los títulos nobiliarios también eran de compra venta en el medioevo) El asunto
está que quienes poseen dichos títulos académicos tienen una falsa conciencia
de ser “seres superiores al resto de los no titulados”. Creen y ejercen poder,
aunque sin mayor autoridad cultural, amparados en el cartón universitario para
buscar sus medios de vida.
Autoridades aymaras.
Internet
Es más, esa falsa
consciencia del poseedor del cartón universitario se legitima en alguna medida
en la “expectativa social” de la familia, comunidad o sociedad que creen que
los “títulos universitarios son vehículos automáticos de ascenso socioeconómico
personal y familiar”. ¡Y no existe mayor autoengaño que éste en un libre
mercado de títulos con mercados laborales cerrados!
Un detalle más. Así
como el cartón universitario no hace a su poseedor más erudito o capacitado
para sobrevivir en un Planeta crítico, tampoco le hace más honesto o ético que
al resto. ¡Los o las tituladas no son mejores gobernantes/autoridades, mejores
administradores públicos, o mejores cuidadores de la Madre Tierra, sólo por
portar un cartón! Veamos las nefastas historias políticas actuales de Abya
Yala.
¿Cuáles son los
desafíos de la decolonialidad desde las y los académicos?
Niño agricultor.
Internet
Desescriturarse.
Grandes son los esfuerzos teóricos que realizan las y los académicos sobre
procesos de colonialidad y decolonialidad. Sin embargo, mientras sigan
utilizando como la única fuente/depósito de conocimiento cualificado la “fuete
escrita”, se seguirá afianzando la condición de colonialidad.
Ni los libros, ni los
papers, determinan, ahora, la dinámica del mundo real. Es más, lo escrito, como
depósito y vehículo, sucumbió frente a la omnipresencia de lo audiovisual. El
mundo actual se guía/mueve por verdades que están fuera de los textos escritos.
La decolonialidad debe beber de otras fuentes, utilizar otros canales…
Destitularse. Durante
la escolástica y la modernidad reciente, las verdades dichas por sus autores
tenían autoridad y valor en la medida que éstos acreditaban títulos académicos.
Así nació la “tradición suareciana” que consiste en nombrar/presentar los
muchos títulos del expositor académico antes que diserte con sus pocas
verdades.
El o la decolonial,
ante las evidencias del desvanecimiento de la autoridad de los títulos
académicos, está llamado a “omitir” presentarse respaldándose en sus títulos.
No sólo porque esa presentación o respaldo en sus títulos académicos afianza la
condición de “colonialidad ontológica” de su auditorio (que se siente nada en
su ser y saber ante el PHD o Lic.) sino porque a mayor grado o años en las
universidades occidentalizadas mayores y más profundas son los procesos de
colonización en uno o una.
Con los títulos de las
universidades occidentalizadas imposible desoccidentalizar o decolonizar el
mundo. Los contenidos curriculares y la acreditación occidentalizada están
hechos para hacer sostenible la dominación de la humanidad y la demolición de
la Madre Tierra.
Volver a la Tierra.
Otro de los mitos que instaló la academia occidental fue y es: “Cuanto más
títulos y profesional seas, más lejos debes estar de entrar en contacto con la
tierra”. Es decir, la academia fue y es esencialmente descampesinación de la
humanidad. Veamos caso Cuba, por ejemplo.
Claro, se consiguen los
títulos académicos para generar mejores y rápidos ingresos económicos sin mayor
esfuerzo físico. Ésta es una ilusión socialmente compartida. El agricultor
suele inculcar a su hijo: “Para que no seas como yo, estudia para que seas
alguien en la vida”. Pero ¿eso nos garantiza plenitud? ¿Por qué tanto el miedo
a la muerte que es una compañera que nos devuelve a la Tierra, nuestro origen y
destino?
Vino la pandemia de
COVID19 y nos confirmó el error mortal de la academia occidental y
occidentalizada. ¡Las familias campesinas sobrevivieron sin mayores ansias y
sufrimientos al encierro planetario! Si no somos capaces de cultivar nuestra
propia comida, por más títulos/dinero que poseamos, morimos atrapados en el
miedo de encontrar al virus en el otro que nos provee comida.
Hacer comunidad. Así
como es contradictorio intentar decolonizarnos u decolonizar recitando
únicamente “escritos de autores”, reiterando o amparándonos en nuestros títulos
académicos, o alejados de nuestra identidad Tierra, también es y será difícil
la decolonialidad desde el individualismo metodológico.
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