Foto proporcionada por Análisis a Fondo
· Reservas
Internacionales y circulante monetario
· Las
perspectivas de recuperación de la economía
Por Francisco Gómez
Maza
El león no es como lo pintan. O, mejor dicho: En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira, como dijera el poeta Ramón de Campoamor, cuya mirada cubre al mundo, no sólo literario, desde el Retiro de Madrid…
Así, algunos –entre
estos, las cúpulas empresariales, o más bien sus asesores económicos- ven el
panorama gris y todo lo miran con ojos de amargura, impulsados por su
experiencia de pérdida y de fracaso, porque no han sabido sobreponerse a la
derrota.
Estos aseguran que a la
economía le faltará mucho aliento para recuperarse y que no volverá a crecer
por lo menos en el lustro que se inauguró el pasado 1 de enero, del segundo año
del estallido de la pandemia del nuevo coronavirus, llamado también SARS-Cov-2,
que aún no ha sido vencido por la ciencia médica. Y esto es muy comprensible.
Apenas han empezado a llegar las dosis de vacunas para neutralizar a este
virus, que sigue dejando su estela de desolación y muerte.
Otros, más apegados a
la disciplina de la ciencia económica, ven el horizonte menos oscuro y, con un
optimismo realista, esperan una recuperación económica para este mismo año de
2021. (Serán tildados de locos ignorantes por los primeros)
Estos gurúes permiten
abrigar esperanzas de un repunte productivo de corto y mediano plazos, muy
concretos, comprobables. Verbi Gratia: Arturo Herrera Gutiérrez, secretario de
Hacienda y Crédito Público, está seguro, independientemente de que sea parte fundamental
de un gobierno mal visto por los sectores de la derecha, de que el Producto
Interno Bruto habrá crecido, al terminar 2021, un 4.6 por ciento.
Y es que la actividad
industrial ha tenido un semestre junio-noviembre de avances importantes,
agraciada por su capacidad exportadora. El sector automotriz mexicano podría
crecer 12% al término del año que comienza.
Las llamadas
actividades económicas primarias, especialmente la agropecuaria no está
cantando mal. Ha experimentado importantes crecimientos, tanto en el mercado
interno (la gente tiene que alimentarse), como en el rubro de las
exportaciones. La deuda en manos extranjeras se ha reducido, no obstante que la
tragedia se confabule contra empresas medianas y pequeñas por efectos de la
pandemia. Pero estas caídas son reparables. Los efectos fatales de la covid-19,
no.
Esta situación es
corroborada por el estado de cuenta del banco central, integrado por los saldos
de las reservas internacionales del banco central y los de la base monetaria, o
dinero en circulación en el mercado, que están siendo influidas por el
requerimiento de moneda extranjera (dólares) para hacer ciertos pagos, y por el
crecimiento del dinero en circulación, impulsado por la derrama de
financiamientos a los partidos políticos, ya en pleno proceso electoral a
culminar el domingo 6 de junio de 2021, además de que continúa la demanda de
efectivo como medio de pago, por parte del público, por factores asociados a
las medidas sanitarias implementadas en el país.
Las reservas
internacionales del Banco de México, que registraron una disminución por 149
millones de dólares al 8 de este enero (resultado principalmente del cambio en
la valuación de los activos internacionales de la institución), permiten la
estabilización económica y financiera del país, ya que estos recursos respaldan
la confianza en la divisa nacional, garantizando un respaldo monetario.
Simultáneamente, estas
reservas garantizan la capacidad de pagar las importaciones, lo que dota al
país de una mayor capacidad para comprar en los mercados internacionales. Así
mismo, con las reservas pueden prevenirse los desequilibrios externos, haciendo
como contrapeso de las salidas de capital en el país, y respaldan, finalmente,
la confianza de la deuda externa entre los inversionistas. En fin…
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