Por
Ollantay Itzamná
En
2009, luego de casi dos siglos de República criolla excluyente, los movimientos
campesinos e indígenas lograron instituir legalmente el Estado Plurinacional de
Bolivia para prevenir la amenazante desintegración territorial y política del
país suramericano. Y lo consiguieron. Es el primer intento en Latinoamérica
multicultural.
El
Estado Plurinacional, cuya narrativa jurídica fue construida de manera
ascendente, mediante un proceso de asamblea constituyente, y sintetizado en los
contenidos de la Constitución Política vigente, fungió y funge como una
narrativa unificadora y esperanzadora en un país racializado, y en permanente
amenaza de desintegración.
El
racismo institucionalizado (desde el Estado republicano) y la demanda de las
autonomías regionales (impulsado por los terrateniente y empresarios), fueron
los motores discursivos que aceleraron la creación del Estado Plurinacional,
además de las aspiraciones de soberanía y dignidad nacional anuladas bajo la
tiranía neoliberal.
En
2019, una década después de su creación, el Estado Plurinacional sufrió el
primer Golpe de Estado con expresas intenciones de anular simbólica y
materialmente los logros de la plurinacionalidad e interculturalidad en dicha
década.
El
Golpe de Estado (10N, 2019), seguido de la actual dictadura delirante, no sólo
mancilló/quemó la Wiphala (símbolo plurinacional), también masacró 34 indígenas
que se resistían al Golpe, persigue y encarcela (sin contemplar el debido
proceso) a las y los indígenas o no impulsores del Estado Plurinacional,
clausuró 53 radios comunitarias indígenas, intentó prohibir la celebración del
aniversario del Estado Plurinacional… El Golpe de Estado tenía como objetivo
desbaratar al Estado Plurinacional.
¿Qué
avances tuvo el Estado Plurinacional?
En
los hechos, el carácter plurinacional de Bolivia, aparte de ser reiterado en 54
oportunidades en la Constitución Política actual (promulgada en 2009), está
expresado en la Ley sobre Autonomías, y la Ley contra el Racismo. A nivel
institucional, está la plurinacionalidad en los organismos Legislativo y
Judicial. También están las 3 autonomías territoriales indígenas en ejercicio.
Pero, aún falta mucho por hacer.
La
década del Estado Plurinacional, en buena medida, estuvo centrada en la
construcción/consolidación de la bolivianidad como identidad nacional. De la
nación boliviana, esta vez dirigida e impulsada por una “élite” indígena. Esto
quizás explique en alguna medida la apuesta del gobierno de Evo Morales por
fortalecer materialmente el Estado central, postergando el reto de
impulsar/promover la concreción del ejercicio de las autonomías territoriales
indígenas.
En
otras palabras, al parecer el Estado Plurinacional abonó más a la construcción
de la identidad nacional (boliviana mestiza) que a la identidad plurinacional
(eso indican los resultados del censo nacional 2012). Pueblos como el aymara, u
otros, que avanzaban urgidos por la reconstitución de sus territorios o
naciones, no lograron concebirse aún como naciones.
Para
la etapa post dictatorial queda el reto de apostar más por las autonomías
territoriales y el fortalecimiento de las identidades nacionales para afianzar
y garantizar la vigencia de los logros del Estado Plurinacional. Sólo así,
desde los territorios autónomos, se podrá hacer frente o frenar la reimposición
violenta del sistema neoliberal.
Está
demostrado que ni al imperialismo, ni al neoliberalismo, le importa la
democracia o el Estado de Derecho. En ese sentido, se vislumbra que la
contienda entre la vida y la muerte se librará en los territorios autónomos.
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