miércoles, 16 de septiembre de 2020

México - Análisis a Fondo: Entre el amor y el odio



·        Oposición irresponsable, reaccionaria

·        Oficialistas llenos de deseos de venganza

 

Por Francisco Gómez Maza

 

 

Llega a cansar esta democracia chismosa, mentirosa, rascuache, inventora de historias fantasiosas, de noticias falsas, de chismes de antiguos lavaderos públicos, de maldiciones que se lanzan unos a otros y otros a unos.

Casi dos años ya de escuchar el mismo disco, desde que tomó posesión el hijo de Tepetitlán, del Edén, donde se dan las flores más bellas y los políticos más mañosos, escuchando, viendo, atestiguando un pleito de chirmoleras, destilando odio de ida y vuelta, de vuelta e ida, y lo único que veo es que, de la abundancia de su corazón, habla su boca.

¿Tienen odio en la mente y en el eros? Pues su boca odia, escupe improperios, destila amargura. ¡Recordarán que en este mismo espacio les advertí que se calmaran porque, si no lo hacían tendrían que vivir embarazados de amargura todo un sexenio?

Y son imparables quienes odian. Van en una loca carrera a un vacío, sin darse cuenta de que, guiándose por la amargura de la bilis, jamás encontrarán la conciencia de sí mismos para destruir el statu quo, que permitieron, gracias a su inconciencia, que cambiara hace dos años.

Algunos se dicen espiritualistas, amos de su mente, y en la primera oportunidad que se descuidan se contagian del odio, del querer con todo su corazón y su espíritu asesinar al adversario, que llegó a la presidencia por obra y gracia de los votos.

Por qué no confían en sí mismos. Por qué sólo tienen en la boca un tema, un nombre de pila: AMLO. Por qué tanta inseguridad. Odian a López Obrador, pero no se dan cuenta de que a éste ya sólo le quedan cuatro años en La Silla. Y cuatro años vuelan. Y no han reparado en que hay un adagio que dice: Del odio al amor sólo hay un pasito.

No se dan cuenta de que lo que están haciendo es perder el tiempo, cuando el tiempo es lo que podría estar a su favor si trabajaran y no sólo se dedicaran al chismorreo.

En vez de tomar conciencia, ponerse en actitud de espera, y organizarse en serio para ganar la presidencia en 2024; imaginen qué hacer para obtener por lo menos 35 millones de votos, el primero de julio de ese año, para entronizar a un presidente a su modo, a su conveniencia, que responda a sus intereses.  Pero que también responda a los reclamos de los trabajadores, de los empleados, de los subempleados, de los desempleados, de quienes lo único que poseen es su fuerza de trabajo.

Ya, por el momento, tendrían que adentrarse a la organización de sus simpatizantes para llegar al primer domingo de junio y quitarle la mayoría en las Cámaras al Morena.

Pero no. Están construyendo una democracia de odio. Y así no llegarán a ningún lado. Y continuarán rumiando su ira.

Los defensores del gobierno, electo por una aplastante mayoría, tienen que aceptar la crítica de la oposición, inclusive la crítica malévola y defenderse con método. Pero sólo logran que el fuego, en lugar de apaciguarse, crezca en intensidad y amenace con llegar a los aparejos.

López Obrador es, hoy por hoy, el presidente legítimo. Nadie duda de que ganó con mucho las elecciones del primero de julio de 2018. Por qué, entonces, les preocupan mucho los pataleos, los berrinches, los insultos de los opositores, si estos son minoría.

López Obrador tampoco acepta que tiene que darle más atención a la crítica, incluso la malévola. No ponerse a su nivel. Oír, escuchar a los críticos, que son como el termómetro, el velocímetro, el baumanómetro de la actuación presidencial. Hay una frase muy dura, atribuida a Miguel de Cervantes en el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha que recuerda a los vencedores ante la crítica malévola: Si ladran, Sancho, es que cabalgamos…

Tengan o no tengan razón, los críticos de todos los colores, juegan un papel muy importante en las relaciones políticas de la sociedad mexicana. Son la oportunidad que enfrenta el gobernante para aceptar lo que no puede cambiar y para cambiar lo que sí puede.

Y no estoy hablando de si los adversarios son corruptos o no. Si lo son y se les comprueba, deberían ya de haber sido castigados por la justicia. Esto es fundamental. Imagine usted a alguien que se embolsó miles de millones o millones. Ya debería de estar regresando lo que se llevó. Mientras, sus mentadas de madre son muy importantes, aunque les duela a quienes apoyan al presidente.

Pero mejor hay que felicitar a los mexicanos porque la noche del 15 de septiembre celebraron, en la intimidad del confinamiento, un aniversario más de la independencia.

 


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