· Oposición irresponsable, reaccionaria
· Oficialistas llenos de deseos de venganza
Por Francisco Gómez Maza
Llega a cansar esta democracia chismosa,
mentirosa, rascuache, inventora de historias fantasiosas, de noticias falsas,
de chismes de antiguos lavaderos públicos, de maldiciones que se lanzan unos a
otros y otros a unos.
Casi dos años ya de escuchar el mismo
disco, desde que tomó posesión el hijo de Tepetitlán, del Edén, donde se dan
las flores más bellas y los políticos más mañosos, escuchando, viendo,
atestiguando un pleito de chirmoleras, destilando odio de ida y vuelta, de
vuelta e ida, y lo único que veo es que, de la abundancia de su corazón, habla
su boca.
¿Tienen odio en la mente y en el eros?
Pues su boca odia, escupe improperios, destila amargura. ¡Recordarán que en
este mismo espacio les advertí que se calmaran porque, si no lo hacían tendrían
que vivir embarazados de amargura todo un sexenio?
Y son imparables quienes odian. Van en
una loca carrera a un vacío, sin darse cuenta de que, guiándose por la amargura
de la bilis, jamás encontrarán la conciencia de sí mismos para destruir
el statu quo, que permitieron, gracias a su inconciencia, que
cambiara hace dos años.
Algunos se dicen espiritualistas, amos
de su mente, y en la primera oportunidad que se descuidan se contagian del
odio, del querer con todo su corazón y su espíritu asesinar al adversario, que
llegó a la presidencia por obra y gracia de los votos.
Por qué no confían en sí mismos. Por qué
sólo tienen en la boca un tema, un nombre de pila: AMLO. Por qué tanta
inseguridad. Odian a López Obrador, pero no se dan cuenta de que a éste ya sólo
le quedan cuatro años en La Silla. Y cuatro años vuelan. Y no han reparado en
que hay un adagio que dice: Del odio al amor sólo hay un pasito.
No se dan cuenta de que lo que están
haciendo es perder el tiempo, cuando el tiempo es lo que podría estar a su
favor si trabajaran y no sólo se dedicaran al chismorreo.
En vez de tomar conciencia, ponerse en
actitud de espera, y organizarse en serio para ganar la presidencia en 2024;
imaginen qué hacer para obtener por lo menos 35 millones de votos, el primero
de julio de ese año, para entronizar a un presidente a su modo, a su
conveniencia, que responda a sus intereses. Pero que también responda a
los reclamos de los trabajadores, de los empleados, de los subempleados, de los
desempleados, de quienes lo único que poseen es su fuerza de trabajo.
Ya, por el momento, tendrían que
adentrarse a la organización de sus simpatizantes para llegar al primer domingo
de junio y quitarle la mayoría en las Cámaras al Morena.
Pero no. Están construyendo una
democracia de odio. Y así no llegarán a ningún lado. Y continuarán rumiando su
ira.
Los defensores del gobierno, electo por
una aplastante mayoría, tienen que aceptar la crítica de la oposición,
inclusive la crítica malévola y defenderse con método. Pero sólo logran que el
fuego, en lugar de apaciguarse, crezca en intensidad y amenace con llegar a los
aparejos.
López Obrador es, hoy por hoy, el
presidente legítimo. Nadie duda de que ganó con mucho las elecciones del
primero de julio de 2018. Por qué, entonces, les preocupan mucho los pataleos,
los berrinches, los insultos de los opositores, si estos son minoría.
López Obrador tampoco acepta que tiene
que darle más atención a la crítica, incluso la malévola. No ponerse a su
nivel. Oír, escuchar a los críticos, que son como el termómetro, el
velocímetro, el baumanómetro de la actuación presidencial. Hay una frase muy
dura, atribuida a Miguel de Cervantes en el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la
Mancha que recuerda a los vencedores ante la crítica malévola: Si ladran,
Sancho, es que cabalgamos…
Tengan o no tengan razón, los críticos
de todos los colores, juegan un papel muy importante en las relaciones
políticas de la sociedad mexicana. Son la oportunidad que enfrenta el
gobernante para aceptar lo que no puede cambiar y para cambiar lo que sí puede.
Y no estoy hablando de si los
adversarios son corruptos o no. Si lo son y se les comprueba, deberían ya de
haber sido castigados por la justicia. Esto es fundamental. Imagine usted a
alguien que se embolsó miles de millones o millones. Ya debería de estar
regresando lo que se llevó. Mientras, sus mentadas de madre son muy
importantes, aunque les duela a quienes apoyan al presidente.
Pero mejor hay que felicitar a los
mexicanos porque la noche del 15 de septiembre celebraron, en la intimidad del
confinamiento, un aniversario más de la independencia.
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