· Mexicanos, un pueblo de muy pocos votantes
· La mitad de los empadronados son “independientes”
Por Francisco
Gómez Maza
Las expectativas de cuando mucho una
quinta parte del total de ciudadanos que deberían de participar en las jornadas
electorales, votando por el candidato de su preferencia (y ni siquiera se
enteran), deberán de estar puestas en el proceso electoral a ser inaugurado por
el INE el lunes venidero, 7 de septiembre.
Pasó ya el segundo informe de gobierno,
cuyo mensaje fue celebrado por López Obrador ante un reducido público debido al
coronavirus, en Palacio Nacional, y duró más o menos de 9 a 10 de la mañana; no
tuvo novedades, noticias, salvo anécdotas, repeticiones del discurso y motivos
de enojo y reclamo para opositores y “periodistas” activistas de la derecha, o
incomodidades como la ausencia de dos personalidades del aparato gubernamental
en la ceremonia: el fiscal general Alejandro Gertz Manero y el presidente de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, que fueron reclamadas
por López Obrador. O sea que no le avisaron que no irían a escucharlo.
Ahora, la oposición partidaria, que
sinceramente dudo que exista porque está totalmente desarticulada,
desorganizada, y sólo reacciona, pero no responde con razones y argumentos,
tiene en sus manos otros motivos para enardecerse: Desacreditar al partido
mayoritario por lo menos para no perderse del financiamiento que recibe del
gobierno.
Además, para sobrevivir políticamente,
para no perder su registro, la inmensa mayoría de los partidos opositores a
Morena tiene que borrarlo del mapa electoral, lo cual estará en los cuernos de
la Luna, pues el presidente mantiene en su apoyo, hasta ahora, entre el 56 por
ciento del electorado, de acuerdo con el diario Reforma, y el 59%, según la más
reciente encuesta de Buendía & Laredo para El Universal.
Lo grave y frustrante es que el
electorado vive en la ignorancia y, para ser sinceros, a muchos, digamos que la
mitad de los casi 100 mil ciudadanos empadronados, no le interesa la política.
Tramitaron su credencial para votar, no porque les interese votar, sino para
tener un documento de identidad.
Además, en el comercio de la política se
respira mucha materia fecal y muchas personas están ya cansadas, ya no quieren
oír, y menos escuchar, el discurso político de los partidos políticos. Los
ciudadanos que militan o simpatizan con una formación partidaria viven en otro
mundo, y con razón. Les interesa infinitamente más lograr un empleo, o proteger
el que tienen, para poder sobrevivir en este mundo.
Las prioridades del mexicano, ahora, son
totalmente diferentes a las del 2019. La pandemia del coronavirus – un
parteaguas en la historia del mundo - los hizo más conscientes de que son seres
vivos que en algún momento pueden contagiarse y morir. Y le tienen miedo a la
muerte. Tienen pánico de condenarse en las llamas del infierno.
Pero la rueda de la historia nadie la
puede detener y tendrán que celebrarse elecciones en junio del año venidero de
2021, aunque muy pocos ciudadanos sepan de ellas y por quién votarán. Muchos lo
harán por inercia y seguirán con Morena, contra el deseo de los antimorenistas
y antilopezobradoristas.
Por lo mismo, deberán de cuidarse los
perdedores del 2018. Varios, como el Verde, el PRD, el MC, el PRI – y no me
haga mucho caso, pero en una de éstas hasta el PAN-, pueden perder su registro
en el Instituto Nacional Electoral, lo que sería una verdadera tragedia para
quienes creen que en México y en el mundo hay democracia.
A DESFONDO: Contra las expectativas de
este escribidor, las remesas de mexicanos que trabajan principalmente en los
Estados Unidos de Norteamérica, continúan comportándose muy bien. En julio,
llegaron a muchas comunidades, pueblos y ciudades de México poco más de 3,500
millones de dólares, más o menos lo mismo que en mayo y junio. O sea que la
demanda agregada privada está alimentando de manera importante a la oferta de
bienes y servicios. Las remesas están jugando un papel muy importante en medio
de la gran recesión, de la cual no puede sustraerse la economía nacional. Es
muy pesada la caída de la producción y el empleo, pero aún seguimos vivos. Y
hablando de vivos, dolorosas desapariciones ocurrieron esta semana, como el
fallecimiento de una de las hijas de mi querido amigo y condiscípulo de la
infancia, el ingeniero Manuel Zepeda, uno de los pilares de la Universidad
Veracruzana, así como la partida del, más que colega, amigo Julio León
Sardaneta, quien ya hace tiempo venía luchando por la vida hasta que no pudo
más y se rindió. Bienaventurados.
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