· Los 10 gobernadores aliancistas son la punta de lanza
· López Obrador los molesta, los irrita, más sin cubre
boca
Por Francisco
Gómez Maza
La decena
de gobernadores, que anunció oficialmente, este martes 8 de septiembre en
Chihuahua, su rompimiento con la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago),
con el pretexto de que ésta instancia gremial “perdió fuerza”, en realidad lo
que hizo público fue el inicio de su ruptura con el presidente Andrés Manuel
López Obrador.
Desde la
toma de posesión, el primero de diciembre de 2018, los vencidos están a
disgusto, están contrapunteados con el mandatario. Detestan el espíritu y la praxis
de la denominada Cuarta Transformación.
La
decisión de los diez mandatarios, unilateral y no consultada con los ciudadanos
de las respectivas entidades federativas que gobiernan, aleja la posibilidad de
parar la confrontación entre ambas corrientes, que por el momento se antojan
irreconciliables.
Las dos
atizan el desencuentro. Por un lado, López Obrador con sus ácidas críticas y a
veces hasta burlonas a quienes se oponen a su gobierno y, por el otro, sus
adversarios con manifestaciones en contra del estilo de gobernar del
presidente.
Pretextan
los renunciantes, aglutinados en una contradictoria “Alianza Federalista” (que
con su decisión de renunciar a la Conago niegan el calificativo de su
agrupación) una presunta incapacidad de la Conferencia para influir en la
agenda pública del gobierno de la 4T.
Sin
embargo, como lo afirma el coordinador de posgrados de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM, Khemvirg Puente, esto no es novedad, ya que
durante el Gobierno de Enrique Peña cada vez tenía menos influencia, de acuerdo
con una versión periodística de la agencia española de prensa, Efe.
Antes de seguir
abundando en el tema, es importante enlistar el nombre o los nombres de los
gobernadores de la Alianza: Javier Corral, de Chihuahua; José Rosas Aispuro, de
Durango; Enrique Alfaro Ramírez, de Jalisco; Silvano Aureoles Conejo, de
Michoacán; Francisco Javier García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas; José Ignacio
Peralta Sánchez, de Colima; Miguel Ángel Riquelme Solís, de Coahuila; Jaime
Heliodoro Rodríguez Calderón, de Nuevo León; Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, de
Guanajuato, y Martín Orozco, de Aguascalientes.
El
descontento de los diez con López Obrador y lo que éste representa de cambios
nodales en la esencia, la forma y el estilo de gobernar, pero fundamentalmente
el modelo económico, que irrita a la derecha, se concretó en el manejo de la
crisis sanitaria del coronavirus y, puerilmente, en el uso del cubre bocas.
Pero detrás de estas “diferencias” está la ruptura.
Los
gobernadores protestantes son emanados de partidos de oposición al gobierno
actual. Emergen de partidos políticos perdedores, a los que el Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena) hizo trizas en las elecciones presidenciales del
domingo primero de julio del 2018, de donde surgió López Obrador como
presidente de la república, con poco más de 30 millones de sufragios.
Obviamente
que los gobernadores de la oposición a Morena, desde sus cotos de poder – los
estados que gobiernan – no se la van a personar al ganador y le van a hacer la
vida imposible, hasta más no poder, a sabiendas de que López Obrador está
impedido para ejercer acciones punitivas contra cualquier estado de la
federación.
La
renuncia de los diez, anunciada por el gobernador de Chihuahua, como vocero, es
hecha pública un día después de que el Instituto Nacional Electoral dio (el
lunes 7) luz verde al proceso electoral 2020-2021, que concluirá el domingo 6
de junio con la jornada electoral más grande de la historia, pues 95 millones
de ciudadanos empadronados están llamados a acudir a las urnas, en las que se
pondrán en juego 21 mil cargos de elección, entre estos, 15 gubernaturas y la
Cámara de Diputados.
La
renuncia a la Conago de los diez gobernadores, sin embargo, no sólo tiene fines
electorales, como creen algunos analistas. Es la ruptura institucional. El
castigo al presidente. El rechazo de su presencia en palacio nacional.
Son dos
visiones de Estado, dos modos de ver la Sociedad. Dos irreconciliables formas
de concebir la economía.
López
Obrador los molesta, los irrita.
Pero no
se sabe a quién preferirían en La Silla. No creo que a un Peña y menos a un
Calderón. Habrá que tener paciencia. Esperar la jornada electoral de 2021.
Entonces empezará a despejar la ignorancia.
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