domingo, 2 de febrero de 2020

NUESTRA HISTORIA: Un día como hoy hace 172 años



El Tratado de Guadalupe Hidalgo

Letra muerta o latente en la vida de los mexicanos en Estados Unidos





Por Armando García

Editor y Fundador de Nuestra América Magazine


El Tratado de Guadalupe Hidalgo, fue un acuerdo que puso fin oficialmente a la Guerra México-EE.UU. (1846-1848). Se firmó el 2 de febrero de 1848 en Guadalupe Hidalgo, Zacatecas; una ciudad al norte de la capital donde el gobierno mexicano había huido con el avance de las fuerzas estadounidenses. Según sus términos, México cedió el 55 por ciento de su territorio, incluidas los actuales estados de Arizona, California, Nuevo México, Texas, Colorado, Nevada y Utah, a los Estados Unidos de América. México no le quedó otra que renunciar a todos los reclamos a Texas y reconoció al Río Bravo/Grande como el límite fronterizo con los Estados Unidos.
Nuestra América Magazine desde 1995 ha publicado en dos ocasiones en su totalidad el convenio. Lo hicimos, por ser de importancia actual para que los habitantes de origen mexicano en Estados Unidos para que conozcan su historia, ya que a partir de su firma y su ratificación meses después, fue cuando se divide la historia de los mexicanos en ambos lados de la frontera.


Para los habitantes de la República Mexicana, considero, sin temor a equivocarme, que el tratado es simplemente letra muerta, sin interés para los gobernantes entreguistas a los descendientes de quienes hace 176 años invadieron a su país. Pero para los chicanos, descendientes de los mexicanos que se quedaron en los territorios cedidos, los cuales el escritor chicano Rodolfo Acuna, los llama la ‘América Ocupada’, es letra latente, porque es la que ha definido el trato, la humillación, la discriminación, la xenofobia, la violencia, la impunidad, el tráfico humano y de estupefacientes, quizá peor que la ejercida contra los indígenas en el México de nuestros padres y abuelos.


Los mexicanos en Estados Unidos han padecido, al igual o peor que otras minorías, situaciones de linchamientos, ahorcamientos, aislamientos, segregación étnica y lingüística y hasta veces territorial por abandono histórico y cultural. Poco ha faltado para que se nos haya exterminado o puestos en campos de concentración o reservaciones como a los nativos americanos, pobladores originales de estas tierras.



El tratado también es letra muerta, porque ni siquiera México, oficialmente ha cuestionado su legitimidad, por sus innumerables violaciones, suficientes para anular la validez de los acuerdos firmados por el entonces presidente Antonio López de Santa Anna;  debido a la confesión en el texto del tratado de que el ejército norteamericano, invadió a México.



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