Por: Danna
Urdaneta
48 masacres en 2020:
¿dónde están los organismos internacionales?
En Colombia se han
ejecutado 48 masacres desde enero hasta el 25 de agosto de 2020. Recientemente
los departamentos de Antioquia, Cauca, Nariño y Norte de Santander han
concentrado el 63,5 por ciento del total de las masacres, es decir, 122 de
las 192 víctimas totales este año. Según Indepaz en 2020 Antioquia tuvo 10
masacres con 37 víctimas, Cauca siete masacres con 26 víctimas, Nariño
siete masacres con 34 víctimas, Norte de Santander cinco masacres con
25 víctimas.
La masacre en Venecia,
Antioquia, se convirtió en la cuarta masacre en 48 horas y la novena masacre
desde que Uribe está en prisión domiciliaria. Esto sucede luego de que Vicky
Dávila advirtiera el pasado 2 de agosto que si Uribe caía preso no llegaría la paz
a Colombia y “quizá la violencia se agudice”. La intensificación de las
masacres le da la razón. Sobre estos hechos no existe un escándalo
internacional ni una reunión de la Banda de Lima o Luis Almagro en la OEA, no
existe sanción o una medida internacional contra el terrorismo de Estado en
Colombia. El tema sigue siendo Venezuela.
Visibilizar desde
Venezuela a las voces alternativas, las diarias violaciones de los derechos
humanos, los gestos humanitarios, las acciones de paz y los llamados para una salida
política al conflicto se ha convertido en un anhelo nacional: paz con justicia
social para Colombia, mediación del conflicto, diálogo nacional para el
cumplimiento del Acuerdo de Paz firmado en La Habana.
Masacres en agosto de
2020:
2 de agosto: tres víctimas
en el departamento Cauca, municipio Santander de Quilichao, tres comuneros
indígenas del resguardo de Canoas entre los 18 y 23 años.
4 de agosto:
cuatro víctimas decapitadas en el departamento de Cundinamarca, municipio
Guaduas, las víctimas se dirigían a Hondas, Tolima, y aparecieron con índices
de torturas.
11 de agosto:
cinco víctimas, todas menores de edad, departamento Valle Del Cauca,
municipio Cali, informes preliminares señalan que los menores, entre los 14 y
18 años, fueron asesinados con tiros de gracia y, tras un acto de sevicia, uno
de ellos fue degollado.
15 de agosto:
ocho víctimas, departamento Nariño, municipio Samaniego, ocho jóvenes,
entre 17 y 26 años fueron asesinados por hombres armados cuando departían en
una casa.
18 de agosto:
tres víctimas indígenas, departamento Nariño, municipio Ricaurte, tres
comuneros indígenas del resguardo awá Pialapi Pueblo Viejo, desde 2019 la
Defensoría advirtió sobre el riesgo que enfrenta la comunidad awá.
21 de agosto:
seis víctimas, departamento Cauca, municipio El Tambo, seis cuerpos sin
vida fueron encontrados.
21 de agosto:
cinco víctimas, departamento Arauca, municipio Arauca, la primera masacre
registrada en Arauca en lo corrido de este año ocurrió en El Caracol, municipio
de Arauca capital, zona fronteriza con Venezuela.
22 de agosto:
seis víctimas, departamento Nariño, municipio Tumaco, en la vereda La
Guaycana seis jóvenes fueron asesinados, esta fue la tercera masacre en Nariño
en el mes de agosto.
23 de agosto:
tres víctimas, departamento Antioquia, municipio Venecia, en el barrio El
Álamo motorizados ingresaron a una vivienda y dispararon contra cuatro
personas, hubo un herido y tres muertos, entre ellos un menor de edad, esta fue
la novena masacre en Antioquia solo en 2020.
25 de agosto:
tres víctimas, departamento de Norte de Santander, entre Ocaña y Abrego en
la vía del corregimiento Capitán Largo aparecen tres jóvenes asesinados.
¿Por qué visibilizar el
conflicto?
No es una opción perder
la esperanza en que la paz es posible. Las fuerzas oscuras del uribismo se han
empeñado en institucionalizar la negación del conflicto social y armado. Negar
el conflicto es negar cualquier posibilidad de otros procesos de paz, es negar
a casi nueve millones de víctimas, es negar a millones de desplazados
internos y refugiados en el mundo. Negar el conflicto es negar el terrorismo de
Estado como principal responsable del origen del conflicto, los fracasos de
todos los procesos de paz y el nuevo genocidio que llena de dolor a las
familias humildes del país vecino.
Como defensoras y
defensores de Derechos Humanos y buscadoras de la verdad, la vida y la justicia
social, denunciar esta realidad es situarse siempre del lado de las víctimas,
del lado del internacionalismo y de la paz mundial. La paz de Colombia
significaría a su vez el inicio de la desmilitarización de la región, ya que al
tiempo que se logra la paz con todos los actores se acaba con el plan de
militarización de Estados Unidos para Suramérica que tiene como principal
objetivo despojarnos de nuestros recursos naturales y robarnos la reserva
petrolera más grande del mundo para sus fines guerreristas e intervencionistas.
¿Con acuerdos de paz
donde participen todas las fuerzas guerrilleras y con el desmonte del
paramilitarismo y el narcotráfico, qué excusa tendría Estados Unidos para
continuar con sus bases militares y financiamiento de la guerra en Colombia?
Venezuela es una gran razón, sí, pero guerra contra Venezuela abiertamente, sin
el preámbulo de la guerra contra las drogas y el terrorismo.
¡Paz para Colombia, para la guerra nada!
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