Por
Ollantay Itzamná
Para
nadie es desconocido que el ente financiero internacional denominado Banco
Mundial (BM), en su apuesta por expandir el hegemónico sistema económico
neoliberal, financió y financia infinidad de proyectos extractivos que
ocasionan violentos conflictos a pueblos indígenas. Incluso, varios de dichos
proyectos (privados, públicos o mixtos) fueron y son letales para defensores/as
de derechos de los pueblos indígenas.
La
defensora indígena lenca, Berta Cáceres, en Honduras, fue asesinada, en 2016,
por organizar resistencia comunitaria pacífica al proyecto hidroeléctrico Agua
Zarca, financiado por BM.
Un mes
después de aquel fatídico crimen, el entonces Presidente del BM, Jim Yong Kim, en
un acto público, Nueva York, calificó dicho crimen como “un incidente”
inevitable en sus proyectos. (minuto 1:01)
Como
consecuencia de ese cúmulo de acciones u omisiones atentatorios contra los
derechos de los pueblos indígenas en los proyectos financiados por el BM, el
rechazo hacia este ente financiero en los territorios indígenas y sectores
sociales comienza a crecer. Y, para intentar legitimarse en el mundo indígena
este organismo financiero recurre a FILAC.
El Fondo
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe
(FILAC) es un organismo internacional de derecho público creado por los jefes
de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, en 1992. Su objetivo es apoyar el
autodesarrollo de los pueblos y comunidades indígenas en la región. Funciona con
representación paritaria de pueblos indígenas y gobiernos.
A FILAC
conocí en Guatemala, en 2019, cuando organizaba la realización de reuniones con
algunos indígenas mayas para justificar un proyecto de la FAO en dicho país,
bajo la retórica de “consentimiento previo, libre e informado”.
Al inicio
de la pandemia, FILAC me envió una convocatoria buscando candidatos indígenas
para “financiarle” una cuenta en la plataforma comunicacional de zoom.us u
otras. Más, no conozco de esta entidad que, ahora, busca constituirse en el
vehículo de las representaciones y voluntades de los pueblos indígenas ante los
grupos financieros y estados.
Según publicaciones
oficiales de FILAC, esta entidad “mixta” busca constituirse en el único
organismo internacional especializado en la promoción del desarrollo indígena
en la región. Y, con financiamiento de grupos bancarios anti pueblos indígenas
como BM, BID, y otros recluta a algunos auto nominados líderes o dirigentes
indígenas para que agentes de dichos grupos financieros los adoctrinen y los
envíen hacia los pueblos indígenas como doctrineros neoliberales.
Únicamente
para referir como ejemplo, por motivo del Día Internacional de los Pueblos
Indígenas, 2020, FILAC convoca a indígenas a un “Diálogo Regional” virtual donde el
conferencista principal es nada menos que el Vicepresidente del Banco Mundial
(Humberto López), junto a representantes del BID. Otro suceso
llamativo es el reclutamiento que hace de algunos profesionales y dirigentes
indígenas para que catedráticos españoles los capaciten en cómo defender derechos
indígenas nada menos que en la Universidad Rey Carlos III.
Estas y
otras constataciones nos indican que los predadores de derechos y de pueblos
como BM, ahora, están utilizando a organismos “pro indígenas” para continuar
adoctrinando y desactivando las legítimas acciones de resistencia en los
territorios frente a la violenta invasión neoliberal sin consentimiento.
Los
pueblos indígenas, desde nuestros territorios y ventanas digitales de opinión,
debemos tener la claridad que entidades públicas creadas por los gobiernos como
vitrinas de “representaciones” indígenas, sin consulta/consentimiento previo de
los pueblos, son ilegítimos e ilegales (según contenidos del Convenio n. 169º
de la OIT). Mucho más cuando dichas entidades reclutan a supuestos dirigentes o
representantes indígenas para adoctrinarlos en la condición de colonialidad
aprovechándose del estado de necesidad de estas personas.
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