· No
escoge a sus enemigos; sí elige a sus pendejos
· "La
senda de la economía dependerá del virus": FED
Por Francisco Gómez Maza
Cuando protestó como presidente constitucional el
liberal nacionalista Andrés Manuel López Obrador, instituido por la más alta
votación de la historia, por encima de los 30.000,000 de sufragios, imposibles
de ser ocultados o rasurados ni por el INE ni menos por el TEPJF, se desataron
los espíritus del averno; se desbocaron los demonios del Mictlán.
Por un lado, periodistas, columnistas y analistas, que
estuvieron al servicio del viejo régimen, beneficiarios de la escandalosa
corrupción y del atraco a las arcas de la nación, empezaron inmediatamente a
minusvaluar al nuevo presidente de la república, acusándolo de ocurrente, de
ignorante, de populista, de comunista, de socialista y hasta de pendejo, así
como de confrontar a una sociedad que estaba ya confrontada con una mayoría
triunfante y una minoría humillantemente anonadada, que perdió muy opíparas
oportunidades de continuar enriqueciéndose a costa de los contribuyentes, al
amparo del viejo sistema de corrupción, impunidad, simulación y cinismo.
Tales “críticos”, integrantes de una caravana de
aduladores del becerro de oro, una vez herido su Midas, se convirtieron en
escribanos de la extrema derecha que, pobre de intelecto, no tiene ni idea de
lo que es comunismo o socialismo; que se considera pueblo, cuando no tiene ni
concepto, menos idea, de lo que significa la palabra y menos el término
populus, o demos de democracia.
Tales escribidores se hicieron monotemáticos que ni
siquiera, por curiosidad, buscan en el glosario de asuntos graves, peligrosos o
urgentes de discutir, que afectan seriamente a la república, más que el nombre
de Andrés Manuel López Obrador, y su locura, y lo acusan de atacarlos y
difamarlos, cuando, como dijera el colega José Juan Balcázar, “lo que no ha
endendido la oposición es que López Obrador no elige a sus enemigos; escoge a
sus pendejos. Y, obvio, caen.
Así quienes perdieron millonarios privilegios se
convirtieron en monocultivadores de la popularidad de AMLO, tanto que parece
que estuvieran enamorados de él, porque no pueden subsistir emocionalmente sin
él: despiertan, desayunan, abren su procesador de palabras, y empiezan a
cavilar en torno a qué mentira lanzarán ahora para minar a Morena, el partido
que llevó al triunfo electoral al actual presidente.
Existen otros próceres, llamados youtubers que,
expertos en las sinvergüenzadas, emplean el tremendismo, las teorías de la
conspiración, para asustar a quienes creen en la TV, o en los contenidos
novelescos de networks como Youtube, por donde desfilan brujos y brujas,
pastores proxenetas, trans con vocación de sibilinas, creadores de invasiones
de extraterrestres, constructores de “bunkers” para salvarse de la inminente
destrucción del fin del mundo, entre otras tremendistas barbaridades.
Otros aseguran, porque así se los reveló alguna divinidad
del averno prometido, que el coronavirus se está mutando en otros virus
demoniacos más peligrosos y fatales, y esperan grandes catástrofes para la
humanidad, como la fiebre porcina, y grandes terremotos, y sugieren el
almacenamiento de satisfactores para usarlos mientras se refugian en búnkers
para infructuosamente librarse de la acción destructiva del destino.
Curiosamente, tanto los críticos de la política y de la presencia de López
Obrador en La Silla presidencial como los profetas de la destrucción del mundo,
coinciden en momentos en que los órganos jurisdiccionales electorales se
preparan para las elecciones intermedias de México que ocurrirán en el año
2021.
A DESFONDO:
La Reserva Federal (Fed) de EU cree que la pandemia
del coronavirus seguirá "lastrando pesadamente" la economía, aunque
reconoció que "la actividad y el empleo han repuntado levemente en los
últimos meses", según las actas de su última reunión de política
monetaria. Los funcionarios coincidieron en que la crisis de salud pública
lastrará pesadamente la actividad económica, el empleo y la inflación en el
corto plazo, y que supondrá riesgos considerables para el medio plazo, según el
documento del encuentro, celebrado a finales de julio. La Fed redujo de manera
abrupta los tipos de interés al rango actual de entre el 0 % y el 0.25 % en
marzo con la llegada de la pandemia, y se ha comprometido a no modificarlos en
el mediano plazo, dada la magnitud de la crisis provocada por el cierre de
negocios y el parón de actividades para contener la enfermedad. El banco
central ha advertido de que "la senda de la economía dependerá del rumbo
del virus". La Reserva Federal piensa que, un escenario posible, es que un
rebrote del coronavirus ocurra con fuerza a finales de este año, exigiendo otra
posible ronda de limitaciones en las interacciones sociales y las operaciones
comerciales, lo que provocaría una disminución del PIB en términos reales, un
salto en la tasa de desempleo y una renovada presión a la baja sobre la
inflación el próximo año.
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