Imagen: Jrivell - Trabajo
propio
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olvido a Biden y Trump y a los monotemáticos
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retorno a la gran Catedral del Tango con Mariela
Por Francisco Gómez Maza
Mejor conversemos de asuntos que
nos llegan directamente al corazón, como la partida de muchos familiares,
parientes, amigos, colegas, doblegados por la asfixiante pulmonía que nos
obliga a cuidarnos del SARS-Cov-2, porque si no lo hacemos podemos correr la
misma suerte. Ahora recuerdo que, por los 90 viajé a Buenos Aires en compañía
de mi inolvidable amiga y colega Mariela Cházaro Argudín, quien nos dejó
huérfanos de amor el miércoles 4 de noviembre, después de padecer interminables
jornadas de dolor y falta de aire.
Volamos a la tierra de otro
inolvidable, el oaxaqueño Carlos Avecilla, a la sazón combativo reportero del
diario La Prensa, que tenía a su familia en un confortable apartamiento
cerquita de la Plaza de Mayo, muy vecino de la Casa Rosada, donde en otra
ocasión acompañé al Diamante Negro, que iba a asesorar al gobierno del
presidente Alfonsín en la renegociación de la deuda externa argentina con los
bancos internacionales y el Fondo Monetario Internacional.
Fue un viaje muy alegre,
divertido, informativo, de esos que sirven para ver, anotar, redactar, enviar
por fax o teletipo y publicar y, al final de cada jornada, conocer y gozar de
las delicias del Gran Buenos Aires.
Habíamos dejado Punta del Este, en
el idílico Uruguay, un paradisiaco, lujurioso, centro de esparcimiento de mar y
arena y en donde, se decía, estaba invertida, en fastuosas mansiones, toda la
deuda externa argentina, donde estuvimos trabajando sin cesar en una reunión
del Banco Interamericano de Desarrollo.
Pero ya en la ciudad de Buenos
Aires, había que descansar y qué mejor descanso que ocupar una mesa en el Viejo
Almacén, la catedral del tango, precisamente en el barrio porteño de San
Telmo, donde, sin aviso alguno, se escuchó la voz triste de los tangueros,
cantando a Edmundo Rivero (fundador del almacén), a Astor
Piazzolla, a Carlos Gardel y a José Razzano, a Carlos César Lenzi,
a Edgardo Donato, a Enrique Santos Discépolo, y Gerardo Matos, entre
otros, degustando un vaso de buen tinto. Un vaso de bon vino, dirían en
aquellos tiempos cuando estaba configurándose el español en las tierras de
Castilla-La Mancha, reino de El Caballero de la Luna montado en Rocinante.
Fue una experiencia inolvidable la
del Viejo Almacén, la de la Casa Rosada, la de Plaza de Mayo, la de la calle de
los locos, la avenida del Callao. Tuve la gran oportunidad de conocer a esa
personalidad única, de guerrera, de persona libre, de gran reportera, de
colega, de amiga del alma, de adoradora de las flores, de dueña de la alegría
costeña, de Veracruz, de Mariela.
Ahora la veo dormida, con los
párpados cerrados, con las manos juntas sobre el pecho, con facciones serenas,
como quedan quienes terminaron la competición en este mundo, coronados de
laureles y medallas de oro sobre el pecho. Pero he de confesarles que me alegra
el alma imaginarla así porque cumplió su tarea y, más que nada, descansó del
espantoso dolor que produce no poder respirar con libertad.
A DESFONDO: El Senado reformó
el Código Penal Federal para castigar las nuevas modalidades de violencia
contra las mujeres. Los senadores fortalecieron el dictamen aprobado por la
Cámara de Diputados, al adicionar una fracción (la V) al Artículo 6 de la Ley
General de Acceso a las Mujeres de una Vida Libre de Violencia. En ese sentido,
el artículo 6 considera como tipos de violencia contra las mujeres los actos de
acoso, hostigamiento, amenazas, insultos, vulneración de datos e información
privada, divulgación de información apócrifa, mensajes de odio, difusión de
contenido sexual sin consentimiento. Los contenidos que se sancionarán son
textos, fotografías, videos y/o datos personales, u otras impresiones gráficas
o sonoras, verdaderas o alteradas, o cualquier otra acción que sea cometida a
través de las TIC, plataformas de Internet, redes sociales, correo electrónico,
aplicaciones, o cualquier otro espacio digital, y atente contra la integridad,
la dignidad, la intimidad, la libertad, la vida privada o vulnere algún derecho
humano de las mujeres.
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