Evo Morales. Expresidente de Bolivia. El Coloso. Pintura de Goya
Por
Ollantay Itzamná
El Coloso
es una pintura atribuida al español Francisco de Goya, de inicios del siglo
XIX. En dicha pintura, un gigante humano de tamaño descomunal avanza envuelto
entre nubes y colinas, con el puño izquierdo en alto. A su paso, humanos y
bestias huyen despavoridos porque presienten lo inaudito… Sólo un burro se
mantiene estático. La pintura se encuentra en el Museo del Prado, Madrid.
Exactamente
a un año del Golpe de Estado (10 de noviembre del 2019) que obligó a Evo
Morales a renunciar a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia y
refugiarse en México y Argentina, y luego del rápido retorno del país a la
democracia, Morales regresó a Bolivia convertido en un Coloso.
Resguardado
por las montañas de la Cordillera de Los Andes, envuelto por la polvareda de
las carreteras fronterizas entres Argentina y Bolivia, Evo Morales ingresó por
tierra con dirección a su natal Orinoca, luego Oruro, hasta llegar a su destino
final, El Chapare, Cochabamba.
Su retorno
apoteósico fue el cumplimiento de la mítica premonición “volveré y seremos
millones” del legendario héroe indígena Túpac Katari. En su recorrido, las
comunidades y pueblos indígenas salieron a su paso derrochando multitud,
algarabía y gratitud espontánea como jamás antes visto en la historia reciente
de Bolivia. Música, bailes, comida, regalos, discursos de gratitud,
reconocimientos protocolares… recibió Morales, quién por cerca de 14 años inyectó
certidumbre y estabilidad a los pueblos de Bolivia desde el gobierno central.
Evo
Morales, caracterizado por su sencillez efusiva con los suyos, recibió, y comió
incluso con la mano, todo lo que los compañeros le ofrecían en el camino. En
uno de los videos se observa que, en un tramo solitario y polvoriento, un
indígena hace señas a la comitiva de carros. Paran los carros 4×4. Desciende
Evo Morales, las y los agricultores salen de sus chacras sudados y enterrados
para saludarlo. Le regalan cebollas con tallo y tierra. Morales, los abraza, se
toman fotos. Los niños abrazan al mítico Morales… Luego, desaparece en esa
pampa “interminable” envuelto en polvareda.
Mientras,
en la medida que Morales cumple/materializa la mítica sentencia de “volveré y
seremos millones”, en Bolivia, quienes ejecutaron el Golpe de Estado y
fungieron como gobierno de facto, huyen despavoridos de la sede de gobierno,
incluso del país. Quizás perseguidos por su conciencia o habitados por la
superstición de la “venganza del indio”.
Lo cierto
es que Evo Morales regresa al país, en una condición y situación bastante
diferente a las que salió del mismo el 11 de noviembre del 2019. Las
circunstancias, la voluntad popular, y la obstinación de sus detractores, lo
convirtieron, ahora, en El Coloso de Los Andes. Casi en una leyenda viviente.
Pero, según afirma Él, no regresa a Bolivia con sed de venganza. Vuelve porque
es su derecho habitar y ser habitado por la Tierra donde sus padres escondieron
su ombligo.
Vuelve
porque su experiencia y su fe en los pueblos de Bolivia le ratifican que sí se
puede hacer cambios estructurales, postergados históricamente, mediante la
organización y conciencia libertaria de las y los subalternos. Que los pueblos
de Bolivia pueden caminar con sus propios pies, y proyectarse con sus propios
pensamientos y sentimientos. Por eso vuelve.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario