José Martínez Mendoza, periodista y escritor, autor de los libros: Carlos Slim, Retrato Inédito y Slim, los Secretos del Hombre Más Rico del Mundo, entrega a Análisis a Fondo Diario este texto, el cual es un fragmento de un nuevo libro, titulado La Dinastía, los herederos del imperio Slim, que forma parte de un trabajo periodístico para una bioserie sobre el magnate Carlos Slim Helú.
Carlos Slim - Andrés Manuel López Obrador
Por JOSÉ MARTÍNEZ M.*
El presidente Andrés Manuel López Obrador y
Carlos Slim suelen jugar a las vencidas. El chiste es demostrar quién tiene más
fuerza. En este enfrentamiento el tabasqueño ha mostrado sus músculos. Nunca
antes Slim había sufrido una derrota en su deporte favorito de hacer negocios
bastante lucrativos. Una demostración de fuerza fue la cancelación del
aeropuerto de Texcoco, la peor herida sufrida por el magnate hasta llegar a un
drama familiar, tras el divorcio del diseñador de dicho complejo Fernando
Romero con Soumaya Slim.
Cuando Obrador asumió el poder una de las
primeras medidas que tomó fue ordenar una investigación a fondo de sus
archienemigos. Es decir, a todos aquellos que él consideraba como miembros de
la “Mafia en el Poder”. Y así bajo el principio de que ‘el busca encuentra’,
puso en la mira al primero de la lista capitaneada por el expresidente Carlos
Salinas de Gortari, ni más ni menos que aCarlos Slim Helú, el empresario más poderoso
de México y uno de los más ricos del mundo.
Slim, por su parte, jamás había confiado en
Obrador tan es así que nunca votó por él. En las pasadas elecciones el
empresario se inclinó por José Antonio Meade, al que respaldó al encontrar
coincidencias en su proyecto de gobierno. No fue el caso de AMLO, al que Slim
siempre ha visto con desconfianza, incluso en plena campaña del tabasqueño
protagonizaron una serie de confrontaciones por el tema del nuevo aeropuerto
que hicieron ruido en los medios.
Vis a vis Slim y Obrador se repelen, así ha
sido desde que se conocieron. No hay esa ‘química’ que Slim ha tenido con otros
conspicuos personajes del poder.
En el entendido de que durante su gobierno
Obrador fuera incurrir en una locura, Slim se acercó al fundador de Morena y en
su primera visita a Palacio Nacional ya con la banda presidencial en el pecho,
en privado el magnate se atrevió a proponer algunas ideas al flamante prócer de
la Cuarta Transformación, Obrador recibió las palabras del Ingeniero como un injerencia
y hasta una ofensa, como diciendo ‘el Presidente soy yo, déjame trabajar’, así
lo cuenta uno de los testigos que estuvo presente en esa reunión ocurrida en
Palacio los primeros días del nuevo gobierno.
Después vendría el besamanos semanas
después del triunfo electoral. En su calidad de presidente electo Obrador se
reunió con los empresarios en un evento con ingenieros y aprovechó para hacer
“las paces” con Slim. Ambos se dieron un fuerte apretón de manos y se fundieron
en un abrazo simbólico recordando el mítico ‘abrazo de Acatempan’ como un
mensaje de reconciliación pero que resultó falso porque una de las primeras
medidas del gobierno de Obrador fue cancelar la construcción del aeropuerto de
Texcoco donde Slim mantenía fuertes intereses. El magnate se sintió traicionado
por la cancelación de ese proyecto que le iba a dejar ganancias
multimillonarias. Para tratar de lavarse las manos Obrador actuó en base a una
de sus famosas ‘consultas populares’.
Por culpa de Obrador, Slim ahora padece
migraña. El poderoso hombre de negocios comenzó a sufrir de fuertes dolores de
cabeza con el gobierno de la Cuarta Transformación.
Para él, Obrador resultó un acertijo, un
personaje difícil de entender porque no se sabe cuál es el significado real de
sus palabras, miel, por ejemplo, puede resultar un poderoso veneno.
Obrador, al fin y al cabo, es visto por los
empresarios como un político populista en el que simplemente no se puede
confiar, puede pasar de la injuria al apapacho pues es visto como un político
bipolar con el que hay que tener cuidado cuando llegue a tener 40 grados de
fiebre. Eso le ha quedado muy claro a Slim y al resto de los empresarios.
Como los boxeadores, Slim se ha curtido a
base de golpes con los hombres del poder, con Obrador protagoniza un episodio
más en los cuadriláteros del poder.
En su momento el presidente Felipe Calderón
fue una piedra en el zapato de Slim. En una entrevista con periodistas de
Bloomberg en Nueva York, Calderón les dijo que su gobierno jamás pretendió
personalizar las políticas en pro de la productividad, pero acotó que “yo soy
la autoridad y necesito regular los monopolios”.
Si Slim ha odiado a un político ese ha sido
Calderón. Ambos mantuvieron constantes y fuertes diferencias por el tema de la
regulación de Telmex y por inclinar la balanza a favor del duopolio de Televisa
y TV Azteca.
Siempre acostumbrado a los apapachos del
poder, Slim en su relación con el expresidente Carlos Salinas pasó de la luna
de miel a un escandaloso divorcio. Salinas otorgó la concesión de la telefónica
pero terminó cuestionando a Slim de enriquecerse de una manera desmedida por
una deficiente regulación aplicada a Telmex lo que permitió erigirse como un
monopolio privado que fue la palanca para extender su imperio en el extranjero
y crear el gigante trasnacional que es América Móvil.
Desde la privatización de Telmex, Obrador
fue uno de los que cuestionaron a Slim y apoyó la demanda del ingeniero
Cuauhtémoc Cárdenas ante la PGR y el Congreso para que se enjuiciara al
entonces presidente Salinas por el delito de traición a la patria y asociación
delictuosa al considerar anticonstitucional la venta de Telmex al incurrir en
el uso indebido de sus atribuciones al poner en venta una empresa que formaba
parte del patrimonio nacional y que era altamente rentable.
Desde ahí surgió la fobia de Obrador contra
Slim y fue de los promotores de la impugnación con el famoso Carlos and
Charlie´s.
A partir de entonces Obrador asumió a
Salinas como su principal enemigo. El “innombrable”, el “villano favorito” que
conformó a la llamada “Mafia del Poder” a la que estaban ligados los grandes
empresarios del país.
En esa lista, Obrador puso en primer lugar
a Carlos Slim como parte de esa “mafia”. Obrador al que los expresidentes
Vicente Fox y Calderón y los principales dueños del capital consideran como “un
peligro para México”.
Con el respaldo de un amplio poder derivado
de las urnas, Obrador ha subordinado el poder económico al poder político. Una
muestra de ello se dio en la famosa cena del pase de la charola para la rifa de
los boletos del “avión”. Muchos de los que acudieron a la reunión –pertenecían
a la famosa lista de la mafia en el poder–, no le podían decir no al
presidente, los menos asistieron con cinismo, otros con vergüenza, con miedo y
con nervios.
Si el presidente Obrador esperaba que Slim
se mostraría esplendido con la compra de los boletos de la rifa del “avión”, se
llevó un fiasco, el magnate fue medianamente generoso pues hubo quienes se
comprometieron con una cantidad mayor a la del magnate.
Días después de la polémica cena las
autoridades fiscales le requirieron a Slim el pago de 8 mil 290 millones de
pesos por concepto de impuestos sobre la renta que la empresa América Móvil
tenía pendientes por los ejercicios fiscales de 2016 a 2019.
En la cena los empresarios habían estado
bajo los ojos escrutadores de la directora del SAT Raquel Buenrostro, conocida
como La Jefa, una funcionaria con mayor influencia que los secretarios de
Estado en el equipo presidencial.
Los grandes empresarios acudieron confiados
en que se trataba de un evento filantrópico para apoyar al gobierno con los
problemas que aquejan al sector salud, pero en realidad fueron sometidos a un
escrutinio para identificar y sopesar quiénes están y hasta dónde estaban
comprometidos con el proyecto político de la llamada cuarta transformación.
Respecto al cobro de los impuestos
multimillonarios a Slim, Obrador actuó en consecuencia de la información
que tenía en su poder como parte de la orden que dio de que se investigara a
fondo a los empresarios.
Semanas antes Slim había sido requerido por
funcionarios del SAT, pero él desdeñó la información en la que le hacían saber
que no había cumplido con el pago de impuestos del ISR desde 2016 por lo que se
le exigió el pago con todo y multas, lo que sumó la cantidad de 8 mil 290
millones de pesos. Slim no tuvo más remedio que pagar. De haber pagado a tiempo
hubiera ahorrado una fuerte cantidad por concepto de multas y recargos.
*****
La relación de Slim y Obrador es una
historia de encuentros y desencuentros. Tras la detención de Raúl Salinas
–quien se enriqueció desmesuradamente haciendo negocios al amparo del poder–,
Slim se ufanaba de haber inculcado a sus hijos el principio de no hacer
negocios con políticos, y refrendaría que nunca hay que confiar en un
gobernante porque puede terminar como lo sentencia la famosa Ley de Pudder:
“todo lo que empieza mal acaba peor”.
Cuando Obrador despachaba como jefe de
gobierno de la ciudad de México, muchos llegaron a considerar que eran “amigos”
y que Slim apoyaba al tabasqueño. Pero las apariencias engañan. Cuando se llevó
a cabo el rescate del Centro Histórico, todo mundo pensaba que relación entre
Slim y Obrador estaba a partir un piñón y que las aparentes rencillas eran
“pelillos a la mar”, pero quienes pensaban así se equivocaron. Desde que se
conocieron Slim y Obrador han mantenido una relación distante aunque ambos
suelen posar sonrientes para los reflectores. Al fin de cuentas tanto los
políticos como los empresarios no tienen amigos, tienen intereses.
Parafraseando a Julio Scherer está claro
que la sangre del político no es igual a la sangre del empresario. Corren
por venas distintas y alimentan organismos distintos. No hay manera de unir sus
torrentes sin envenenarlos.
También hay que señalar que existe una
exótica especie en el Zoom politikón: los centauros. Mitad políticos – mitad
empresarios.
Slim no es político pero hace política y de
los políticos ha tenido que aprender a ‘tragar sapos sin hacer gestos’, aunque
a regañadientes. Incluso un reconocido columnista político llegó a criticar a
Slim ante el presidente Obrador cuando acudió como “invitado de honor” al
Palacio Nacional a una de las famosas “mañaneras” para informar del acuerdo de
la Comisión Federal de Electricidad y los gasoductos en conflicto que a
estuvieron a punto de un litigio multimillonario ante tribunales
internacionales. Obrador hizo venir a Slim a Palacio para mandar una señal de
que había “consenso” y “concordia” entre el gobierno y los empresarios, aunque
por debajo de la mesa constantemente se están tirando de patadas.
Ante el malhumor del presidente Obrador,
Slim sabe que cuenta con el respaldo de sus pares, no obstante que no pertenece
a ninguna cúpula empresarial. Slim es una especie de lobo estepario, pero por
su poder e influencia, simplemente para la economía mexicana Slim es como una
ballena en una laguna. Y eso lo tiene bien claro el Presidente.
*****
Esta relación de encuentros y desencuentros
surgió cuando Carlos Slim conoció personalmente en el año 2000 a López Obrador por
intermediación del escritor Héctor Aguilar Camín.
En un texto publicado por Camín en la
revista Nexos en vísperas de las elecciones del 2018, el novelista e
historiador escribió un perfil político sobre el tabasqueño en el que cuenta
como se dio la relación entre éste y el magnate.
“Lo invité a un programa (Zona Abierta TV)
con Diego Fernández de Cevallos, el ex presidente español Felipe González y el
ex presidente mexicano Miguel de la Madrid, quienes vinieron también a una cena
después de la grabación del programa. Trataba entonces de acercarlo a la
experiencia del socialismo español, a través de Felipe González, y a la idea de
un gobierno de izquierda que pudiera hacer las paces con el mercado. En ese
camino, le presenté a Carlos Slim, con quien sostuvo una primera conversación
en el año 2000, ya electo jefe de gobierno de la ciudad, y a quien invitó a
invertir y con quien hizo una buena relación, cuyo fruto público fue la
reanimación del Centro Histórico de la ciudad”.
En efecto, Slim dice que un “amigo” (omitió
el nombre de Héctor Aguilar Camín) fue quien lo presentó con Obrador. “Vinieron
a visitarme a la oficina, fue así como lo conocí”.
En apariencia todo indicaba que había
cierto entendimiento pero las diferencias comenzaron a aflorar desde el
principio.
El rescate del Centro Histórico fue una
iniciativa de Slim y el historiador José Iturriaga. Obrador estaba interesado
en el Paseo de la Reforma e invitó a Slim a invertir, pero el empresario
insistió que para él la prioridad debería ser el Centro Histórico siempre y
cuando el presidente Vicente Fox apoyara el proyecto. Con Obrador o sin él,
Slim estaba decidido a rescatar el Centro Histórico –como ocurrió finalmente–.
Estaba claro que la inversión requerida
para mejorar la infraestructura y atraer nuevos habitantes rebasaba las
posibilidades del Gobierno de la ciudad. Sometido a recortes presupuestales y a
fuertes presiones por parte de las agencias de calificación de riesgos, el
Gobierno contaba con pocas opciones para financiar su política de
“recuperación” del Centro Histórico: acudir al Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), una componente del Banco Mundial que en ese momento costeaba
la mayoría de las rehabilitaciones de centros históricos en América Latina, o
estimular la inversión privada.
Obrador optó por la segunda opción.
Así de una aparente luna de miel, Slim y
Obrador pasaron a una relación de amor y odio, de te quiero pero no te aguanto.
Slim es sin duda uno de los personajes
mediáticos del país y mucha gente cree que el rescate del Centro Histórico es
obra exclusiva de él, pero eso no es cierto, fue de principales impulsores. Él
invirtió en propiedades y ha sido severamente cuestionado por diversas
irregularidades cometidas por sus empresas y fideicomisos.
Slim mismo dejó en claro que la
remodelación era un problema del gobierno de la ciudad. “Los inmuebles que son
propiedad del gobierno federal o capitalino será asunto de ellos
reconstruirlos, restaurarlos o arreglarlos”. Está claro que Slim invirtió pero
saliendo ganando, aunque luce como el gran benefactor.
En la relación de Slim con Obrador por el
rescate del Centro Histórico, el Subcomandante Marcos (ahora Galeano) los puso
bajo su lupa al dedicar un amplio espacio en su comunicado del 28 de
febrero de 2003 durante la Duodécima etapa por el Distrito Federal (https://www.jornada.com.mx/2003/02/28/008n1pol.php?origen=index.html),
cuando el tabasqueño se desempeñaba en el tercer año de gobierno.
Marcos escribió:
“… López Obrador trabaja en otra
construcción: la de un acuerdo con los grandes capitales de la industria y el
comercio. Para obtener su beneplácito, el jefe de Gobierno oferta una ciudad
bajo control social y policiaco, además de la infraestructura necesaria para la
nueva metrópoli donde los ricos no serán los primeros, sino los únicos.
“Estos son los pasos: primero se señala que
es necesario parar la construcción de viviendas en las delegaciones de la
periferia del DF; luego se dice que es indispensable repoblar las delegaciones
del centro; inmediatamente se crea el patronato Centro Histórico, encabezado
por Carlos Slim Helú; luego se promueven tres megaproyectos: el corredor
financiero (la calle de Reforma), el proyecto Alameda y el proyecto Centro
Histórico; finalmente se anuncia que Carlos Slim está comprando terrenos y
viejos edificios de toda esta zona. Así, la construcción de vivienda popular se
parará, bajo el pretexto de que ya no es posible seguir creciendo hacia la
periferia. Al mismo tiempo, tres delegaciones serán modelos de lo que será la
Ciudad Global. El nivel de ingresos, educación, servicios médicos, servicios de
comunicación y, desde luego, seguridad pública, serán muy otros en comparación
con el resto de las delegaciones.
“Carlos Slim Helú, el hombre más rico de
México y de América Latina, no está detrás de todo esto, sino al frente. En una
especie de biografía no autorizada (Carlos Slim. Retrato inédito. Ed.
Océano), el periodista José Martínez Mendoza (que antes escribió la semblanza
de Carlos Hank González) da un perfil del señor Slim, quien se precia de ser
un self made man, un hombre que ha cultivado con esmero la imagen de
haber empezado desde abajo. Pero probablemente se refiera a la planta
baja de su mansión, porque Slim entra a la lista de los grandes millonarios
después de comprar Teléfonos de México (Telmex) en 400 millones de dólares,
siendo que su valor era de 12 mil millones de dólares. ¿Quién fue el vendedor?
Carlos Salinas de Gortari. Desde 1984, cuando se asoció con otros empresarios
en Libre Empresa SA (LESA), que compraría las paraestatales, Slim trabajó en
la amistad con los políticos. Y después no limitó su círculo a los
priístas, sino que lo amplió incluyendo a panistas y perredistas, a
intelectuales críticos y artistas, a directores de medios de comunicación.
“De la misma inteligencia y pragmatismo,
Slim y López Obrador pronto hicieron el click que no suele abundar
entre políticos y empresarios. Pero ambos saben que lo suyo no es amistad. Son
vecinos en Cuicuilco, tienen intereses comunes, se ofrecen intercambios y, como
comerciantes, fingen cordialidad mientras revisan celosamente sus cuentas y, al
final de cada reunión, buscan en sus bolsillos para ver si no falta nada.
“No son pocos los intelectuales y políticos
que se precian de tener la amistad de Carlos Slim Helú. Algunos de ellos se
vanaglorian de asesorar al señor más poderoso de Latinoamérica. Pero
el señor Slim no tiene asesores ni amigos, tiene empleados. Sólo
que algunos de ellos no lo saben”.
*****
Antes de concluir su mandato como jefe de
gobierno al que renunció para contender por primera vez a la Presidencia,
Obrador protagonizó una de las movilizaciones de protesta por el resultado de
las elecciones de 2006 que derivaron en un apretado triunfo de Felipe Calderón
menor al 1 por ciento del resultado electoral.
Fue cuando Obrador, encabezó un
plantón en la capital del país al instalar campamentos a todo lo largo y
ancho del Paseo de la Reforma. Obrador fue el candidato de la coalición
‘Por el Bien de Todos’. El bloqueo, que inició el 30 de julio del 2006, se dio
tras una votación a mano alzada en la plancha del Zócalo, luego de que
Calderón, el INE y Acción Nacional se negaran al conteo total de los votos, el
famoso 'voto por voto', ‘casilla por casilla’.
AMLO dijo: “Les propongo que nos quedemos
aquí, en asamblea permanente (…) que permanezcamos aquí, día y noche, hasta que
se cuenten los votos y tengamos un presidente electo con la legalidad mínima
que nos merecemos los mexicanos".
Después de 47 días de duración el plantón
se levantó hasta el 15 de septiembre, luego de que el Tribunal Electoral
declaró ganador de la elección a Calderón y tras el recuento de un grupo de
paquetes electorales. Muchos negocios sufrieron pérdidas económicas superiores
a los 10 mil millones de pesos.
La voz de Carlos Slim se sumó a la de los
representantes de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), de la
Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco), de la Cámara
Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac) y de la Comisión
interconfederacional del Sector Turismo que exigían a las autoridades que
hicieran lo propio por retirar a los manifestantes y evitar más pérdidas.
"Pagamos un precio altísimo porque
nuestros adversarios utilizaron esto como una campaña terrible de
desprestigio”, reconoció López Obrador.
Slim criticó a Obrador al calificar de
“locura mexicana, kafkiana” el “plantón” al tomar como rehén a la ciudad que
los mismos perredistas gobernaban.
A parte de criticar a Obrador, Slim le dio
su voto de confianza a Calderón luego de haber sido ratificado por el Tribunal
Electoral como el presidente electo. “El nuevo gobierno –dijo Slim– incluyó
desde su campaña posiciones sociales a fondo. Calderón será el presidente del
empleo y estoy convencido de que “la pobreza se combate con educación y
empleo”. Fue un “te apoyo, estoy contigo, pero no me toques”.
*****
Las coordenadas de Carlos Slim para las
elecciones de 2018 contemplaban un escenario donde López Obrador resultaría el
candidato ganador, no obstante que José Antonio Meade era el “gallo” de Slim, a
quien brindó todo su apoyo.
En el escenario aparecía la figura del
consuegro de Slim, Miguel Torruco Marqués como parte del equipo cercano a
Obrador, al que incluyó finalmente en su gabinete como secretario de Turismo.
En previsión de que Obrador ganara las
elecciones, los abogados de Slim apresuraron la renovación del Título de
Concesión de Telmex. El presidente Enrique Peña Nieto se mostró cooperativo y
accedió a la petición del magnate. Con diez años de anticipación de que
concluyera el primer periodo de la concesión, Peña Nieto le extendió a Slim por
treinta años más la prerrogativa de la telefónica. Así, durante tres
generaciones los Slim tienen garantizada la explotación de los servicios
telefónicos del país.
A partir de 1990 y durante un lapso de 66
años los Slim podrán disfrutar de los beneficios económicos derivados de la
explotación comercial de la empresa más redituable en términos financieros, con
lo cual está salvaguardada la inconmensurable fortuna de esta familia.
Con Salinas en el poder y el PRI en su
mayor apogeo político, Slim obtuvo la primera concesión de Telmex,
después durante la alternancia en el poder con el PAN, sorteó numerosas
dificultades que afectaron a su monopolio telefónico pero fue en el gobierno de
Peña con un PRI ya en decadencia cuando los Slim obtuvieron la prórroga de su
concesión hasta el año 2056. Sin embargo, en el año 2023 –un año antes de que
concluya el mandato de López Obrador– el Instituto Federal de
Telecomunicaciones decidirá en qué términos se refrendará el título de la
concesión.
Aunque podría resultar temerario –en el
escenario contradictorio de la llamada Cuarta Transformación– no se deja de
especular con una revocación de la concesión lo cual sería un golpe demoledor
contra el imperio de Slim pero representaría un riesgo para la economía
mexicana por el impacto en los mercados internacionales una medida de tal
naturaleza.
Pese a que Slim fue puesto por López
Obrador en el mismo costal de la “mafia en el poder”, lo más seguro es que el
propio AMLO ratifique la ampliación de la concesión de Telmex a los Slim como
lo hizo en su momento el presidente Salinas.
Sin embargo, en política nada está escrito
ni siquiera los “pactos de caballeros” y en su afán de trascender a la
Historia, Obrador podría decretar una estatización por razones de “utilidad
pública”, como en su momento ocurrió con la nacionalización de la banca en el
ocaso del gobierno del presidente José López Portillo.
Como sea del gobierno de Salinas al de
Obrador, en treinta años a partir de la concesión de Telmex Carlos Slim
construyó un imperio económico que se extiende a más de 20 países.
Obrador ha sido cauteloso con Slim. El
tabasqueño alegó que decidió cancelar la construcción del aeropuerto de Texcoco
por temas de corrupción.
La historia del aeropuerto comenzó en el
gobierno del presidente Zedillo cuando fungía como director de la paraestatal
Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), Alfredo Elías Ayub, hermano de
Arturo, el yerno consentido de Slim.
El equipo de Obrador tenía información
confidencial de los fuertes intereses que estaban detrás de la construcción del
aeropuerto. Alfredo Elías Ayub dispuso indebidamente de esa información para
beneficiar al grupo empresarial de Carlos Slim que con otros socios
inversionistas pretendían construir un aeropuerto espectacular. Slim se refería
a dicha construcción como una obra faraónica equiparable al Canal de Panamá.
Al inicio del gobierno de Peña Nieto, el
director de la Comisión Federal de Electricidad Francisco Rojas Gutiérrez
informó al Presidente sobre actos de corrupción donde presuntamente estaría
involucrado Alfredo Elías su antecesor.
El Departamento de Justicia de Estados
Unidos informó que Elías Ayub era investigado junto con otros funcionarios de
la CFE y de la Secretaría de Energía por presuntos actos de corrupción al ser
encontrados responsables de conceder contratos sin licitación a una empresa
estadounidense subsidiaria de la corporación ABB de Suecia, “a cambio del pago
de varios millones de dólares”.
Slim que enfrentaba momentos de tensión con
el gobierno de Felipe Calderón intervino y ordenó a su amigo Ignacio Cobo que
interviniera ante el presidente Peña para ayudar a Alfredo Elías porque de paso
podría desprestigiar a su grupo empresarial. Todo mundo sabe la cercanía y
amistad que hay entre Slim y Alfredo Elías.
Elías Ayub en su defensa ante los medios
alegó que él había presentado una denuncia para que se investigara la
corrupción en la CFE. Incluso Manuel Bartlett a las administraciones anteriores
de malos manejos y de celebrar “contratos leoninos” con empresas privadas lo
cual explica el origen de los apagones en el sureste del país.
En 2010 el nombre de Alfredo surgió de
nuevo con el proyecto del aeropuerto de Texcoco. En el equipo de Obrador se
prendieron los focos rojos. Alfredo tenía amplio conocimiento e información
confidencial a su paso por la dirección de ASA y que pudo haber beneficiado al
grupo de Slim. Aunque Obrador no ha profundizado en el tema su equipo tiene un
amplio expediente para que un caso necesario utilizarlo como arma en contra del
magnate.
El nombre de Alfredo Elías surgió como uno
de los ‘asesores estratégicos’ de la empresa internacional Parsons para llevar
a cabo “acciones compensatorias” con los gobiernos del Estado de México,
la Ciudad de México e Hidalgo en el marco de las obras del Nuevo Aeropuerto.
Como sus socios, Slim se mostraba
entusiasmado cuando hablaba de construir una microciudad en lo que quedaría del
aeropuerto “Benito Juárez” donde se haría una especie de Paseo de la Reforma
sobre ambas pistas del aeropuerto, un bulevar que sería el más ancho del mundo.
Obrador alegó razones ecológicas para no construir el aeropuerto de Texcoco.
Mucho antes de la cancelación –decidida por
obrador y consumada en una consulta “popular– provocó un encendido debate entre
el magnate y el caudillo tabasqueño.
Slim confiaba en que su amigo José Antonio
Meada ganara las elecciones presidenciales, pero eso era un simple deseo, la
realidad era otra. Y si bien ya tenía en la bolsa la renovación de la Concesión
del Título de Telmex, estaba dispuesto a defender la construcción del nuevo
aeropuerto.
Durante la campaña Slim y Obrador
protagonizaron un enfrentamiento por ese tema. Obrador decía que lo iba a
cancelar y aceptaba las críticas de Slim porque el magnate era uno de los
cuatro principales contratistas del proyecto autorizado por el presidente Peña.
Cuando Slim salió a dar la conferencia en
defensa del aeropuerto, Obrador afirmó que el empresario era parte de una
estrategia para “contrarrestar” el avance de su movimiento.
“No tengo pleito con él ni con nadie, pero
Peña y Salinas están utilizando a Slim. “Seguramente le pidieron que saliera a
dar esta conferencia”. Obrador entonces pidió al empresario que se
tranquilizara. “No estoy en contra de los empresarios. Lo único que quiero es
que no haya más corrupción. Ya no se van hacer negocios al amparo del poder
público”.
Obrador pidió al empresario “tranquilizarse
y serenarse porque yo no estoy en contra de los empresarios. Lo único que
quiero es que ya no haya corrupción. Ya no se van a hacer negocios al amparo
del poder público”.
El nuevo aeropuerto representa un barril
sin fondo de corrupción, un enorme socavón que no tienen que pagar los
mexicanos… Si es como él dice, es un buen negocio, pues que lo haga con su
dinero”.
La respuesta de Slim fue que cancelar dicha
obra equivaldría a suspender el crecimiento de México.
Cuando un reportero le preguntó a Slim si
temía al proyecto político de Obrador, el ingeniero Slim contestó:
“Me preocuparía y me daría miedo por todo
lo que siga, porque si ese va a ser el criterio, yo creo que van a ser
criterios equivocados de inversión. Hay el riesgo de que se equivoquen tomando
pocos factores en la decisiones”.
*****
En una de sus habituales conferencias
mañaneras, el presidente Obrador se dio el lujo de “jubilar” a Slim.
Obrador hizo una confidencia:
“Slim me ofreció que en este sexenio va a
terminar su vida empresarial ayudando el crecimiento de México y el bienestar”.
La noticia de su “jubilación” fue recibida
por Slim de mal humor. Molesto ordenó a su yerno Arturo Elías Ayub que hiciera
pública su respuesta.
Ayub, el vocero del Grupo Carso, en su
calidad de director de Alianzas estratégicas y Contenidos de América Móvil, lo
hizo saber mediante su cuenta de Twitter:
Expansión buscó a América Móvil, propiedad
de Slim, para solicitar una postura pero remitieron a un mensaje escrito por el
empresario Arturo Elías Ayub, director de Alianzas Estratégicas y Contenidos de
América MóviI, en su cuenta de Twitter.
“El Ing. Slim comentó con el Presidente que
los dos tienen casi seis años de trabajo intenso por el País. El Presidente por
mandato electoral y el Ingeniero por su edad”.
Hacia los medios Slim y Obrador han
minimizado sus diferencias. Slim se ha mostrado condescendiente con el
presidente Obrador, como ocurrió cuando el tabasqueño le entregó el Premio
Nacional de Ingeniería en un acto solemne en una ceremonia en Palacio Nacional.
A diferencia del amor donde los polos
opuestos se atraen, la relación entre políticos y empresarios es tan añeja al
punto de ser considerada como “algo natural”, la de Slim con Obrador es una
relación extraña, un tanto masoquista y más si el tabasqueño puso a Slim en el
primer lugar de la lista de la llamada “Mafia del Poder” encabezada por el
expresidente Salinas.
*****
Obrador tiene claro que hay apellidos que
son imperios.
Jamás ha sido un secreto sombrío la
habilidad de Carlos Slim para saber estar con Dios y con el diablo. Slim no es
un hombre de amigos, es un hombre de intereses. Ha dicho que su grupo
empresarial jamás ha hecho negocios con políticos y por lo tanto ante la
insidia de sus críticos, como dijo el poeta, hay plumajes que cruzan el pantano
y no se manchan…
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*JOSÉ MARTÍNEZ M. Periodista y escritor.
Autor de los libros: Carlos Slim, Retrato Inédito y Slim, los
Secretos del Hombre Más Rico del Mundo. Este texto es un fragmento de un nuevo
libro La Dinastía, los herederos del imperio Slim, que forma parte de un
trabajo periodístico para una bioserie sobre el magnate Carlos Slim Helú.
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