Por Ollantay Itzamná
Nos recuerda nuestra dependencia
existencial de la Tierra como fuente (de Ella venimos) y como destino (hacia
Ella vamos). Incluso nuestra identidad como Tierra que somos. No únicamente
porque corporalmente estamos compuesto de elementos químicos que preexisten en
la Tierra, sino porque en la medida que hacemos auto conciencia inmersos en la
Tierra, somos tierra que siente, tierra que llora, tierra que piensa, que sufre
y se regenera.
Desde 1970, la comunidad internacional
celebra el Día Mundial de la Tierra. Y, a partir del 2009, la ONU, a propuesta
del gobierno indígena de Bolivia, estableció el 22 de abril como el Día Mundial
de la Madre Tierra.
El concepto de Madre Tierra supera la
concepción cartesiana (moderna) de la Tierra como un recurso o natura inerte
para satisfacer necesidades humanas. El concepto de Madre Tierra, no sólo
reconoce la cualidad de sujeto y portadora de derechos a la Tierra. Sino,
también nos evoca nuestra condición de hij@s de la Tierra en comunidad con los
otros seres.
Nos recuerda nuestra dependencia
existencial de la Tierra como fuente (de Ella venimos) y como destino (hacia
Ella vamos). Incluso nuestra identidad como Tierra que somos. No únicamente
porque corporalmente estamos compuesto de elementos químicos que preexisten en
la Tierra, sino porque en la medida que hacemos auto conciencia inmersos en la
Tierra, somos tierra que siente, tierra que llora, tierra que piensa, que sufre
y se regenera.
Esto no es ninguna elucubración metafísica.
Es únicamente una básica constatación real, muy a pesar de las doctrinas
antropocéntricas (modernas) y teológicas celestiales. A mis padres, cuando
fallecieron, los reincorporamos al vientre fecundo de la Madre Tierra, y Ella
los re acogió para que continúen conviviendo con nosotr@s, conspirando contra
la muerte y construyendo el Buen Vivir. Es lo que vemos y sentimos.
¿Qué mensaje nos está dejando la Madre
Tierra con esta pandemia del COVID19?
Aunque no se sabe con certeza el origen del
virus COVID19, por su carácter desconocido, se asume que proviene de otro
ecosistema que no es el cuerpo humano. En este sentido el mensaje parece ser:
“Respete los ecosistemas. No los destruyas, ni manipules más de la cuenta.
Cultiva con mesura”.
Después de cinco siglos continuos de la
modernidad prepotente (varón blanco, montado en su razón y su maquinaria), un
imperceptible e impredecible virus exógeno humilla en el planeta al arrogante
antropocentrismo moderno. El mensaje parece ser: “Los humanos, por muy modernos
que sean, no son dueños, ni tienen el control total de lo que les rodea. La
ciencia no es exacta, ni es capaz de predecir la conducta de agentes externos”.
Viendo a millones de ciudadanos libres
desesperados, encarcelados en sus domicilios urbanos, y a muchos campesinos
intentando volver hacia sus comunidades rurales empujados por el instinto de la
sobrevivencia, otro mensaje para el ser humano parece ser: “Vuelve a la Tierra.
Sin comida, ni agua, no puedes sobrevivir a ninguna pandemia. Tu sustento
cotidiano viene de la Tierra no del supermercado”.
Nos duele que COVID19 se lleve, sobre todo,
a los adultos mayores, dejando a la juventud huérfana de referentes
socioculturales, pero con la posibilidad de reinventar un mundo diferente al
mundo moderno pre COVID19. ¿Será que la Madre Tierra busca despejar a las
siguientes generaciones de los promotores, depositarios o transmisores de las
tradiciones de desarrollo no amigables con la comunidad cósmica y humana?
Otra de las lecciones que nos deja parece
ser: “El destino de la humanidad es la comunidad, colectividad. Mas no el
individualismo acumulador”. En tiempos de pandemia, la filosofía neoliberal
está de rodillas en sociedades capitalistas. Está demostrado que el interés
privado no había sido el mejor proveedor de servicios y ni de bienes que
prometía.
Es más, los países capitalistas (EEUU.,
Unión Europea) que acusaban de “malos” a los países de tendencia socialista
están estupefactos viendo cómo aquellos “malos” como Cuba, China, Rusia,
Venezuela, son los que mejor cooperan y ayudan al mundo a enfrentar la
pandemia. “COVID19 está desnudando la perversidad de los supuestos buenos. Y
mostrando la benignidad/solidaridad de los supuestos malos”.
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