Por
ONU/CEPAL
Durante
la presentación hace unos dias del nuevo informe de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), la secretaria ejecutiva del
organismo, Alicia Bárcena, señaló la necesidad urgente de poner en marcha
medidas "que permitan aplanar la curva de contagio por la enfermedad
del coronavirus, sin aplanar la curva de la economía".
Al mismo
tiempo, exhortó a los Gobiernos regionales a tomar medidas urgentes para
tratar la triple emergencia actual: la sanitaria, la social y la económica, y
les pidió que refuercen sus estrategias de desarrollo a través de la
coordinación e integración subregional y regional para garantizar "las
cadenas de suministro de bienes críticos, promover una migración voluntaria, no
forzada, aliviar la pobreza y fomentar la reducción de la desigualdad, entre
otras medidas".
"A
diferencia de 2008, esta no es una crisis financiera sino de personas,
producción y bienestar. Una situación de economía de guerra es demasiado
importante para dejarla al mercado. Los Estados están asumiendo un papel
central para suprimir el virus y los riesgos que afectarán a la economía y la
cohesión social", dijo.
La mejor
opción estratégica para atenuar los efectos de la pandemia del COVID-19 en
América Latina y el Caribe es transitar hacia un modelo de desarrollo más
sostenible y ejecutado mediante una mayor integración regional, afirma un nuevo
estudio sobre las consecuencias económicas y sociales del padecimiento en esa
zona del mundo.
Ante
todo, colaboración internacional
En este
delicado escenario, Bárcena destacó la importancia de la cooperación
internacional y afirmó que la superación de la crisis "dependerá de la
fortaleza económica de cada país, por lo tanto, dadas las asimetrías entre los
países desarrollados y en desarrollo, el papel de la ONU, el FMI y el
Banco Mundial será esencial para garantizar el acceso al financiamiento y
sostener el gasto social y la actividad económica con medidas
innovadoras".
Precisamente
para monitorear y seguir el progreso a medio y largo plazo en cada país, la
CEPAL ha creado el Observatorio COVID-19, que contará con
información actualizada sobre los movimientos dentro y entre los países, salud, trabajo, economía y escolaridad.
Perspectiva
económica desesperanzadora
El
informe de la CEPAL señala que los efectos de la crisis del COVID-19 provocarán
una caída del PIB de al menos un -1,8% y no descarta que llegue a ser de
entre un -3% y un -4%, o incluso mayor.
También
apunta que esta inestabilidad tendrá efectos económicos directos en los
sistemas de salud regionales "cuya infraestructura es insuficiente para
enfrentar los problemas generados por la pandemia" y las tasas de
mortalidad, y que habrá efectos indirectos en la oferta y la demanda económica.
Entre
estos últimos señaló cinco aspectos clave:
La
disminución de la actividad económica de los principales socios comerciales y
sus efectos.
La caída
de los precios de los productos primarios.
La
interrupción de las cadenas globales de valor.
La menor
demanda de servicios de turismo.
La
intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones
financieras mundiales.
Caída de
las exportaciones
Otra
previsión significativa es el valor de las exportaciones regionales que, se
calcula, disminuirá al menos en un 10,7% por el descenso de los
precios y "la contracción en la demanda agregada global".
Asimismo,
hay que tener en cuenta un factor adicional que puede agravar las desigualdades
entre países y grupos de ingresos y que se ha acentuado con la propagación del
virus: el uso de internet y las tecnologías digitales.
"Los
países de la región tienen capacidades productivas poco sofisticadas y
fragmentadas a nivel regional, por lo que se requiere escalar las capacidades
nacionales y regionales, principalmente en la producción y provisión de bienes
de primera necesidad. Para ello es imperativo impulsar el comercio
intrarregional", señala el informe.
Empleo y
pobreza
El
estudio indica que "dadas las desigualdades económicas y sociales de la
región, los efectos del desempleo afectarán de manera desproporcionada a los
pobres y a los estratos vulnerables de ingresos medios".
Además,
se apunta la posibilidad de que la crisis aumente el empleo informal, que ya
era del 53,1% en 2016, y que las familias más pobres envíen a sus hijos a
trabajar incrementando las tasas de trabajo infantil y de baja o nula
escolaridad.
Soluciones
a las emergencias
Para
la emergencia sanitaria la CEPAL destaca que es obligatorio
"aplicar inmediatamente y de manera eficiente las medidas de contención
sugeridas por la Organización
Mundial de la Salud (OMS), fortalecer los sistemas de salud y
garantizar acceso universal a pruebas, medicamentos y curas".
La emergencia
social demanda "medidas de protección de los ingresos para los grupos
más vulnerables, medidas de protección del empleo, como los subsidios de
desempleo e ingreso básico de emergencia, y medidas de apoyo a las pequeñas y
medias empresas (PYMES) y los trabajadores por cuenta propia".
En
relación con la emergencia económica, considera necesarias "acciones
de política fiscal, de política monetaria y de cooperación internacional".
Levantar
sanciones
La CEPAL
también llama "a levantar las sanciones impuestas a Cuba y a Venezuela",
permitiendo su acceso a alimentos, suministros médicos y pruebas de la COVID-19
y asistencia médica. "Es tiempo de solidaridad, no de exclusión",
señala el documento.
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