Cuídelos, presidente; son imprescindibles Desempleo por egoísmo empresarial
Por Francisco Gómez Maza
Quería
referirme, en esta ocasión, a la caída del empleo, más que por la pandemia, por
el egoísmo de empresarios que sólo buscan el enriquecimiento injusto a costa de
los trabajadores y los consumidores.
Quería
comentar que a las desgracias de la pandemia – incontrolables hasta ahora - se
agregan otras que ocurren por el egoísmo humano, como el desempleo, creado
artificialmente, por el egoísmo del capitalista.
En este tema,
sólo repetiré la información dada por la secretaria del trabajo, Luisa María
Alcalde. Que se han perdido, entre el 13 de marzo al 6 de abril, 346 mil 878
puestos de trabajo en el país. Y son empresas grandes las que más han despedido
trabajadores.
Sin embargo,
en los momentos difíciles que vivimos y la incertidumbre en torno al tiempo que
durará la enfermedad, hay un asunto muy sensible: los trabajadores de la salud:
Médicos,
enfermeros, camilleros, químicos, laboratoristas, asistentes, trabajadoras
sociales, empleados, intendentes, cocineros, dietistas, entre otros, que tienen
que estar dedicados de tiempo completo, sin descanso, sin dormir, sin ver a su
familia, a atender a los pacientes infectados de coronavirus, una enfermedad
muy contagiosa.
Además, las
condiciones en que se desempeña el personal sanitario son no sólo precarias
sino tóxicas, sucias, insalubres, que tienen que soportarse porque “no queda de
otra”, como como acostumbran decir los mexicanos, que no se atreven a denunciar
estas situaciones por temor, y que no importantes para los directores de los
hospitales. No pueden estar juntos cocina, comedor, sanitarios (generalmente
asquerosos). Y es éste el ambiente donde se desenvuelve el personal médico y no
se diga los pacientes.
Es horrible
quedarse sin empleo. Pero es muy incierto el presente y el futuro de quienes,
por salarios injustos, exponen su salud y su vida al servicio de los demás. Han
ocurrido ya, desde que comenzó la pandemia, decesos de personal de la salud.
Estos trabajadores, muy especializados, también pueden contagiarse. Son
personas humanas. Y de hecho se contagian.
En estas
reflexiones estaba, muy ocupado y pensativo, cuando supe que habría una
reducción del salario y el aguinaldo para los funcionarios de la administración
actual –de subdirector para arriba-, a fin de incrementar los recursos para
hacer frente al cuidado de los enfermos de coronavirus y aumentar los recursos
para la recuperación económica, agravada por la pandemia.
Entonces,
alguien me recordó que tal medida de contención salarial, sin embargo, no debe
afectar, de ninguna manera, ni por la causa más noble, a los trabajadores de la
salud. Es lo menos que puede hacer el gobierno por estas personas, hombres y
mujeres, que anteponen a su seguridad individual la salud de los demás.
Médicos y
enfermeras, y personal de las instituciones hospitalarias, que luchan por
salvar vidas infectadas del virus de la pandemia, tienen que quedar exentos de
la reducción de salario y gozar del aguinaldo porque su trabajo trasciende las
normas, reglamentos y leyes que regulan el trabajo en general. La vida de todos
está en manos de un médico.
Tomando en
cuenta todas estas consideraciones, el anuncio de López Obrador, del pasado 5
de abril respecto a que a los servidores públicos -a partir del nivel de
subdirección- se les reducirá su salario y aguinaldo, Esto no debería de ir
para los trabajadores de la salud. Y me temo que el presidente no reparó en
esta salvedad. No debe aplicarse al personal médico y hospitalario.
Para mí todos
“los otros” fuera de mi son dignos de mi respeto absoluto. Pero venero a
maestros y médicos, independientemente de que los haya irresponsables y
comerciantes de la educación y de la medicina.
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