Todavía hay
muchos que desdeñan la gravedad de la pandemia
¿Y los trabajadores que construyen el
metrobús de Cuauhtémoc?
Por Francisco Gómez Maza
Todavía
muchos creen que esto de la pandemia es una fantasía, un juego de niños
malcriados, o de teóricos de la destrucción que están seguros de que el dichoso
virus es un agente del Big Brother para una limpieza social de ancianos de 60
para arriba.
Hoy tuve que
ir a buscar un par de magazines de tinta para mi impresora; recorrí la ciudad
como dos horas y no encontré ninguna papelería de las grandes que estuviese
abierta. Ah, pero eso sí, las calles abarrotadas de automovilistas y las
banquetas y los supermercados atascados de consumidores, como si los hospitales
no estuvieran repletos de gente condenada a morir en cualquier momento.
Y yo salí no
porque debiera hacerlo, sino porque materialmente necesitaba la tinta para la
impresión de documentos imprescindibles. No me quejo, me puse mi careta de
acetato, esa que yo mismo fabriqué con un botella de jugo verde y que me quedó
superchida, porque cubre mi boca, mi nariz y mis ojos, que es por donde puede
colarse un escupitajo de cualquier persona que esté o no contaminada con el
coronavirus. Pero más vale.
Lo que no
paso es que, yendo por la avenida Cuauhtémoc, cientos de trabajadores con
uniforme amarillo naranja y casco blanco, están trabajando en la construcción
de una extensión del metrobús, como si en realidad fuera súper urgente terminar
ya esa vía de movilidad, precisamente en momentos en que estamos entrando al
pico más alto de la pandemia, cuando nos contagiaremos miles y el número de
muertos se incrementará exponencialmente, cuando pudieran esperarse hasta que
las condiciones fueran favorables para los trabajadores.
Le aseguro
que les va a importar un bledo si por lo menos uno de los trabajadores se
contagia, contagia a su familia, y mueren todos. Cuánta insensibilidad de la
señora Sheinbaum, quien por otro lado inventa que todos los citadinos lleven
bozal, cuando sabe perfectamente que el cubrebocas no sirve para contener el
virus, porque deja al descubierto los ojos y por estos se meten los escupitajos
de gente, contagiada o no, Los cubrebocas sólo sirven para quienes ya están
contagiados porque detiene la fuerza de los estornudos.
No amigos, no
amigas. Y hay colegas que tampoco parece que se han dado cuenta de la gravedad
de la situación y se la pasan echando mierda, derramando bilis en contra de
López Obrador y hasta se declaran a favor de un golpe de estado, como si no
fueran beneficiarios de muchas acciones gubernamentales. La hipocresía por
delante.
En medio de
la crisis sanitaria, se la pasan cuestionando asuntos fantasiosos, que sólo
están anidados en su mente, en vez de cuidarse ellos mismos de una buena
contagiada del virus. No. La situación no es como para ponerse a inventar
discursos de odio. Ya tenemos suficiente odio de la enfermedad que produce el
coronavirus. Esa mortal neumonía llamada Covid-19.
No se dan
cuenta estos colegas – bueno, muchos no son colegas, sino propagandistas de
grupos de choque ideológico, llamados partidos políticos u organizaciones
intermedias conformadas por influyentes empresarios de la extrema derecha, que
hay, en estos momentos, problemas infinitamente más graves que un presidente a
quien odian y atacan, no porque quieran ayudarlo, sino porque lo consideran un
mequetrefe. Y hay problemas verdaderamente insoslayables.
Como lo
advierte la Organización Internacional del Trabajo, la caída constante de las
horas de trabajo a nivel mundial, a causa del covid-19 significa que 1,600
millones de trabajadores de la economía informal; esto es, casi la mitad de la
población activa mundial corre peligro inminente de ver desaparecer sus fuentes
de sustento.
Según El Observatorio de la OIT: El
covid-19 y el mundo del trabajo, la caída de las horas de trabajo, en el segundo trimestre de 2020,
podría superar con creces a la estimada anteriormente. “En comparación con los
niveles anteriores a la crisis (cuarto trimestre de 2019), ahora se prevé un
deterioro del 10.5 por ciento, el equivalente a 305 millones de empleos a
tiempo completo (asumiendo una semana laboral de 48 horas semanales).
Según la
previsión anterior, el descenso sería del 6.7 por ciento, el equivalente a 195
millones de empleados a tiempo completo. Ello se debe a la prolongación y la
ampliación de las medidas de confinamiento.
La crisis
económica provocada por la pandemia ha dado una estocada contundente a la
capacidad de ganar el sustento de casi 1,600 millones de trabajadores de la
economía informal (el grupo más vulnerable del mercado laboral), de un total de
2,000 millones a nivel mundial, y de una fuerza de trabajo mundial de 3,300
millones de personas.
Más de 436
millones de empresas afrontan el grave riesgo de interrupción de la actividad.
Estas empresas pertenecen a los sectores de la economía más afectados,
incluidas unas 232 millones pertenecientes al comercio mayorista y minorista;
111 millones, a las manufacturas; 51 millones, a los servicios de alojamiento y
servicio de comida, y 42 millones al sector inmobiliario y otras actividades
comerciales.
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