Dr. Jorge A. Lera Mejía
Como un hecho increíble e inédito, México en solo 16 meses pasó
de ser un país preocupado por su desarrollo y su unidad nacional, a una región
polarizada entre pobres y ricos, conservadores y liberales, fifis y chairos.
Pero ahora más grave, entre regionalismos separatistas.
El discurso político del presidente Andrés Manuel López Obrador,
desde sus 16 años en campaña, luego como presidente electo (julio 2018), y una
vez instalado en el poder presidencial (diciembre 2018), fue subiendo su tono
beligerante, al grado que tiene totalmente polarizada a las regiones y sus
ciudadanos.
Empecinado en sacar avante su proyecto de transformación,
llamada 'Cuarta Transformación' (4T), el presidente se ha enfocado en impulsar
la 'lucha contra la pobreza' o 'primero los pobres', concentrando todas sus
fuerzas en sacar adelante sus 20 programas sociales asistenciales, tendientes a
apoyos directos en forma de subsidios o becas.
Sin embargo, aquí lo destacable, una serie de acontecimientos
internos y externos, han venido a complicar el proyecto central de su gobierno.
El último y más destacado, fue el fenómeno combinado de una crisis económica
desde el año 2019, que vino a estancar el crecimiento económico en solo un 0.1%
negativo del PIB.
Este contratiempo, se complicó estrepitosamente, ante la crisis
sanitaria del Coronavirus -Covid-19, que tiene a México postrado en la peor de
su crisis social y económica, que se estima resultará en una recesión cercana
al 10% de pérdida del PIB al cierre del 2020. Con una disminución de al menos
un millón y medio de empleos formales.
A esta panorámica negativa, además se viene complicando por el
enfrentamiento que el propio Presidente ha fomentado con la mayor parte de los
gobernadores de partidos de oposición. Esto en tiempos recientes se presenta
con un doble reto: algunos gobiernos exigen revisar el Pacto Federal de
Coordinación Fiscal; más grave aún, nueve estados del norte ya plantean la
opción de separarse de la República. A esto se le ha calificado como el
'Nortexit'.
Por todo ello, nunca como ahora un Presidente del país había
polarizado tanto a la sociedad y a los actores políticos, económicos y
culturales.
Empeorado esto, con el contexto que se vive, con una pandemia y
una crisis económica profunda, las fracturas y las divisiones pueden acabar con
la hegemonía territorial de la República. Aunque la separación no es imposible,
sería un camino lastimoso constitucionalmente hablando ya que se estaría yendo
en contra de la acta que constituyó la República en 1824.
ANTECEDENTES DE LA SEPARACIÓN DE COAHUILA Y TEXAS:
Citando a Rubén Torres (2017), originalmente Texas era parte de
un estado confederado mexicano más grande: Coahuila y Texas. En 1821 Moses
Austin consiguió permiso para colonizar Texas junto con 300 familias
provenientes de Luisiana.
Después de consumada la Independencia de México con España
(1810), en 1824 se constituyó la República del Río Grande y la integraban Texas
(aun pertenecía a México), Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, y tenía dos
capitales (Laredo y ciudad Victoria).
En ese mismo año 1824, se publicó la “Ley de Colonización” que
ratificaba la intolerancia religiosa e introducía la prohibición de la
esclavitud. En 1829 Vicente Guerrero abolió la esclavitud pero haciendo una
excepción para Texas.
Sólo las colonias de Austin y DeWitt tenían rastros de
legalidad; en otras se vendían tierras, los que entraban no eran católicos, se
admitían fugitivos de la justicia, se introducían esclavos. La proporción entre
angloamericanos y mexicanos era de diez a uno.
Una nueva Ley Federal de Colonización en 1830, regresó el
control de la migración al centro y prohibió nuevos asentamientos con población
anglosajona.
El otro tema polémico fue el aduanal en un territorio que se
había acostumbrado a no pagar impuestos.
En 1832 los colonos texanos se sumaron a la sublevación
santanista e hicieron públicas demandas al gobierno mexicano: separación de
Texas de Coahuila, excención de impuestos por tres años más, abolición de la
prohibición de entrada de angloamericanos a territorio mexicano, tolerancia
religiosa y obtención de títulos para ilegales.
Esteban Austin, hijo de Moses, acudió al centro del país para
transmitir las peticiones texanas; sin saber cómo actuar o a quién dirigirse,
fue testigo presencial del caos que reinaba. Fue encarcelado, luego liberado,
sus “peticiones” fueron vistas como “reclamaciones y agravios” y observó la
fuerte división que entre liberales y conservadores, entre centralistas y
federalistas, se establecía gradualmente en México.
A su regreso a Texas en 1835, el congreso local había ya abolido
la prohibición de anglosajones en territorio mexicano y se comenzaba a hablar
de una separación de Texas de la nación mexicana.
Entretanto Samuel Houston fundo “clubes texanos” reclutando
hombres, recursos financieros y armas. Bajo el pretexto del regreso al
centralismo en marzo de 1836 los texanos declaran su separación de México.
La declaración solemne de independencia se hizo el 2 de marzo de
1836 y en ella se listaron como agravios la tiranía militar, la intolerancia
religiosa, la inexistencia de juicio por jurado, la falta de escuelas y la
unión de Texas con Coahuila.
La independencia texana quedó sellada el 22 de abril de 1836
cuando Santa Anna cae prisionero de Houston en la batalla de San Jacinto.
Debido a sus propias características de colonización, Texas estaba llamada a
ser una nación aparte de México o más cercana a los EE.UU. por el que fue
absorbido finalmente en 1845.
Algunas causas que provocaron la independencia texana fueron: 1)
el antiesclavismo mexicano; 2) la apertura de aduanas en 1832 y 1835; y 3) el
cambio de sistema de gobierno federal a centralismo en octubre de 1835. Una
lectura más amplia y civilizacionista nos arrojará otras causas presentes pero
poco contempladas (Fuente: Rubén Torres. Defendiendo la
periferia. Texas y Yucatán. Independencias triunfantes y frustradas. 2017).
periferia. Texas y Yucatán. Independencias triunfantes y frustradas. 2017).
NORTEXIT PROVOCADO POR CENTRALISMO DE LA 4T:
El termino “Nortexit”, nació como una forma de diferenciar
a los estados de norte con los del sur y del resto del país. El término de
esta hipotética República norteña hace referencia al Brexit, cuando el Reino
Unido salió de la Unión Europea.
Los estados que conforman el llamado “Nortexit” son: Baja
California Norte y Sur, Sonora, Coahuila, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nuevo
León y Tamaulipas. Aunque algunos usuarios incluyen a Nayarit, Zacatecas, San
Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco, Guanajuato y Querétaro.
Se inició a utilizar el término desde 2017, al surgir la idea de
“separar” los estados del Norte con el resto de la República Mexicana.
Siendo de los iniciadores el grupo de Facebook 'República de México del
Norte' el cual promovía esta separación.
Posteriormente, en 2018 en Nuevo León surgió la idea de
independizarse de la República Mexicana y hasta llamaban en redes sociales
a Coahuila y Tamaulipas a unirse, de acuerdo con el sitio Vanguardia.
Algunas de las razones que tienen los usuarios para promover
esta separación tienen que ver con el aparente rezago que impera al sur y el
centro del país. De acuerdo con algunos usuarios, los recursos que recibe el
sur del país son generados mayormente en el norte de la República. Para lograr
avanzar jurídicamente en este reto, se requiere de una reforma de la
Constitución, específicamente al artículo 43, donde se expone que nuestro
país está conformado como una Federación.
COAHUILA, NUEVO LEÓN Y TAMAULIPAS IMPRIMEN VELOCIDAD:
En 2018 volvió a surgir la idea de que Nuevo León, Coahuila y
Tamaulipas se independizaran del Gobierno mexicano.
Ahora, a raíz de la crisis sanitaria del Coronavirus, agravando
la parte económica nacional y en particular, la queja de los tres gobernadores
del noreste citados, han intensificado durante marzo y lo que va de abril, sus
propias propuestas de atención de la contingencia sanitaria, y sobre todo,
exigir reciprocidad en las partidas presupuestarias que el centro les escatima.
La separación de los tres estados del Noreste de México, ahora
se centró con la amenaza por Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, de salirse del
llamado Pacto Fiscal Federal, lo cual, incluso ha escalado a propuestas
ciudadanas informales de llevar a cabo el citado movimiento separatista a
través del referendo llamado #Nortexit.
SEPARATISMO SUMA A OTRAS REGIONES:
Pero no solo Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila quieren irse por
la libre, también Jalisco, Querétaro y Guanajuato están armando su
bloque, al que se le ha llamado La República del Bajío 'Bajiexit'.
En el sureste del país los estados de Yucatán, Quintana Roo y
Campeche, también conformarían la República Peninsular del Caribe 'Surexit'.
Todo esto se ha generado porque los gobernadores de los estados
antes mencionados están molestos porque el gobierno de Andrés Manuel López
Obrador no los está apoyando, aun cuando son los que más aportan recursos a la
Federación.
COLOFÓN:
Se nos antoja muy complicado y peligroso estos movimientos
separatistas. Pero lo más delicado es observar que la autoridad que los está promoviendo
y acelerando, es precisamente el Ejecutivo del país.
Sin embargo la historia no tan antigua, que data de apenas 200
años, nos enseña que las posturas centralistas provocan nuevas intenciones
separatistas entre los integrantes del cada vez más frágil pacto federal, los
factores políticos y económicos abonan para hacerlo más potencial.
Los tres gobernadores del noreste, ahora más activos en esta
postura, representantes corrientes políticas distintas, al movimiento mismo del
presidente de la golpeada República mexicana. El poder ejecutivo pertenece a un
movimiento que no acaba de nacer llamado Morena, que es semi controlado por el
propio Ejecutivo de la Nación.
El gobernadore de Coahuila es hechura del PRI donde el grupo de
los Moreira sientan su control. El gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís,
representa un perfil más serio y conciliador que sus dos antecesores priistas
de la familia Moreira. Trabaja con la preocupación de no entregar al estado a
la oposición, como ya sucedió en los vecinos Nuevo León y Tamaulipas.
Tamaulipas por primera vez en su historia reciente, es gobernada
por un partido diferente al PRI, gracias a la exagerada corrupción imperante
desde los gobiernos de Yarrington Rubalcaba, Hernández Flores, hasta el peor
gobierno de nuestra patria chica, encabezado por Torre Cantú. Como respuesta
directa del hartazgo, llegó con récords históricos de votación, Francisco
García Cabeza de Vaca, con más del 52% de votos del padrón electoral,
representante del PAN.
Finalmente, Nuevo León, al igual que Tamaulipas, molestos sus
ciudadanos por la debacle de gobiernos heredados del PRI, se eligió un
ciudadano independiente que enarboló la bandera de la inconformidad. El auto
nombrado 'Bronco', Jaime Rodríguez Calderón, es un gobernador que tiene el
perfil idóneo de rebeldía ahora interesante por las nuevas posturas de
separatismo político aquí citados.
No es de sentido común que el líder de una Nación, en tiempos de
la mayor crisis política, económica y de salud de los últimos 100 años, no se
siente a conciliar y negociar la unidad regional con los gobernadores, así como
del resto de las fuerzas principales de la economía, como es el caso de los
grupos empresariales que representan a las micro y pequeñas empresas en quiebra
técnica y desempleo de sus trabajadores.
Estamos a tiempo que los actores involucrados reflexionen y se
sienten a negociar la forma de atacar de frente esta crisis, que de no ser así,
tendrá graves costos sociales precisamente a la población más pobre de México,
que la 4T pretende convencernos que es su prioridad...
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