Por Raquel Sleiman Antoun
La Agencia Mundial de Prensa
Gibrán nació el 6 de enero de 1883, en “Bsharri”; un pueblo situado
en el norte montañoso del Líbano. Monte Líbano era una provincia turca, parte
de Siria Mayor (Siria, Líbano y Palestina) y subyugada bajo dominio de los
otomanos, quienes dieron a Monte Líbano un gobierno autónomo. El pueblo de
Monte Líbano había luchado durante varios años para independizarse de los
turcos, una causa que Gibran adoptó y de la cual se volvió un miembro activo.
Creciendo en la hermosa zona de Bsharri, Gibran demostró ser un niño
solitario y pensativo que saboreaba el entorno natural que lo rodeaba de cascadas,
precipicios escabrosos y verdes cedros, belleza que surgió como una influencia
dramática y simbólica en sus dibujos y escrituras. Abrumado por la pobreza en
la que vivía, sus padres eran humildes (su padre era un alcohólico y fumador),
Gibran no recibió educación o aprendizaje formal, el cual se limitaba a
las visitas regulares de un sacerdote del pueblo que lo adoctrinó con lo
esencial de la religión y la Biblia, así como en las lenguas sirias y árabes.
Reconociendo la naturaleza inquisitiva y alerta de Gibran, el
sacerdote empezó enseñándole los rudimentos del alfabeto y del idioma, abriendo
a Gibran el mundo de la historia, la ciencia y el lenguaje. A la edad de diez,
Gibran se cayó de un precipicio hiriéndose su hombro izquierdo, que
permanecería débil desde entonces por el resto de su vida. Para recolocarle el
hombro, su familia lo ató a una cruz y lo envolvió durante cuarenta días, una
casualidad simbólica recordatoria de los vagabundeos de Cristo por el desierto
y que permanecería grabada en la memoria de Gibran.
La madre decidió emigrar solamente con sus hijos a Boston (Estados
Unidos) para buscarse la vida. La relación del padre con su hijo Gibran no era
buena y esto causó un profundo odio en Gibran hacia su padre, repercutiendo
negativamente en su carácter y rebelándose más tarde en su escritura contra las
autoridades dictatoriales.
Este fabuloso autor es el arte en sí mismo, un autor que jamás se ha
detenido ni ha sido olvidado. Es como un diamante en sus mil facetas en el
mundo oriental y occidental. Tenía un nombre premonitorio, pues Gibran
significa “Consolador de almas” y Khalil significa “El escogido, el amigo amado”.
Conocedor del bien y del mal, del blanco y del negro, de la alegría
y de la tristeza, de la virtud y del pecado. Bebedor del agua del romanticismo,
de la sabiduría, de la reflexión, del optimismo y de la justicia. Una perla de
inigualable hombría. Es un hombre que enseña a dejar atrás quienes somos para
convertirnos en personas mejores.
Gibrán creció queriendo mostrarse a sí mismo como un nuevo profeta
para la humanidad torturada y empezó a hablar con el acento y el estilo
profético para fomentar la fe de la gente.
Sin duda alguna Gibrán es uno de los mejores poetas de la historia,
el tercer poeta reconocido a nivel mundial, gracias a su talento único, su
espíritu joven e inocente y sus obras literarias muy importantes que han
ahondado y dejado huella en la historia de la cultura mundial como es el caso
de El Profeta, un libro que se cuenta a sí mismo más de una vez y siempre
de distinta manera. Es una redacción que comenzó cuando tenía 15 años y vivía
en Oriente y que hoy en día sigue despertando tanto interés en el público y no
ha dejado de publicarse (traducido a más de 50 idiomas) desde su aparición en
1923, con imágenes dibujadas por sí mismo donde los colores de su imaginación
se multiplican. Numerosos versos de esta gran obra maestra se han mencionado en
innumerables canciones, discursos políticos así como en bodas y funerales.
Personajes de la historia como Los Beatles, John F. Kennedy, William
Blake e Indira Gandhi han sido influenciados por las palabras del poeta
libanés. Incluso, se dice que Elvis Presley regalaba la obra maestra “El
Profeta” a amigos y conocidos.
En opinión de la religiosa Laurie Sue, quien ha oficiado cientos de
bodas en las que leyó fragmentos de “El Profeta”, el libro “tiene una manera
particular de hablarle a la gente en distintas etapas de su vida. Tiene esa
cualidad mágica que hace que cuanto más lo leas, más lo entiendas”.
Khalil Gibran es uno de los grandes escritores y genios creativos
del mundo. Sus palabras nos invitan a reflexionar sobre temas de gran
trascendencia como el amor, la espiritualidad, la libertad, la conciencia y las
relaciones con los demás.
Este hombre dedicó gran parte de su vida a solucionar conflictos
sociales y culturales, desarrollando una conciencia universal capaz de
trascender las barreras de Oriente y Occidente, seguramente inspirado por sus
complicadas experiencias como inmigrante en un país de adopción (Estados
Unidos). Amalgamó una exquisita formación artística y humanística con la mejor
tradición árabe de sus ancestros. Cultivó la pintura, el verso, el periodismo,
la narrativa y la prosa poética.
Otra de sus obras es El Loco, un libro que surge para
recordarle al hombre lo esencial y para defender el derecho de cada individuo a
recorrer su propio camino, en un mundo competitivo y sometido a la constante
presión de la sociedad de consumo. Es un libro que contempla el mundo con amor
y sin juzgar, condenar o dogmatizar. Se limita a hablar de lo importante, en lo
que casi nunca tenemos tiempo de pensar. Narra a un hombre que le han robado
las máscaras que él ha utilizado toda su vida, sale buscando a los ladrones y
mira por primera vez el sol y decide que no quiere recuperar las máscaras;
porque cuando te olvidas de fingir y solo eres tú mismo no necesitas volver a
aparentar nada, porque contigo es suficiente, puedes brillar como el sol, solo
por ser tú.
Gibran Khalil aparece hasta el día de hoy mil y unas veces de mil y
unas maneras diferentes en el ojo del mundo. Un hombre auténtico. Brindémosle
el respeto ´por el simple hecho de haber sido capaz de inspirarnos en nuestras
vidas cotidianas embriagados de su fe, de su profecía, de su sutileza y de su
modo de ver la vida.
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