Por José Luis Portillo T. |El Padre
Este pasado fin de semana la derecha,
--segmentos más retardatarios y recalcitrantes--, opositora desató una más de
las fases de su campaña mediática en contra de la gestión gubernamental del presidente,
Andrés Manuel López Obrador, la misma se basó en toda una campaña de medios
para publicitar una encuesta de GEA-ISA, en la que se presenta una
desaprobación de la figura presidencial del 58% y un 63% de personas que dicen,
no creer lo que AMLO comunica.
No está de más saber que esta casa encuestadora para
la elección de julio de 2018, dio diez puntos más a José A. Meade Kuribreña y
ocho puntos menos para Andrés Manuel, --¿encuesta cuchareada?--; tal vez, por
ello la credibilidad de esta
encuestadora, --no es muy buena que digamos--, por otro lado la metodología que
estas casas encuestadoras utilizan, las más de las veces es sesgada y busca de
antemano determinados resultados, coloquialmente se dice: “La encuesta es de
quien la paga”; este dicho tiene su fundamento en la realidad de los resultados
históricos, --de esas mediciones demoscópicas--, que obtienen estas empresas
para encausar a la llamada Opinión Pública. Es una verdad a gritos, que no pocos
políticos mexicanos, son muy dados a utilizar las encuesta para enrutar al
imaginario popular hacia la obtención de ciertos resultados.
Acerca de estas mediciones demoscópicas, --sus
resultados--, uno a veces se pregunta, ¿a quién entrevistaron?, ¿dónde y cuándo
entrevistaron?; entonces se indaga entre amigos, conocidos, familiares,
compañeros de trabajo, desconocidos en la calle o usuarios en el transporte
público; y resulta que nadie ha sido o es encuestado, ¿entonces de donde salen
los resultados?, espero la encuestadora de referencia nos de la respuesta. En
contrapunto a GEA-ISA, “Consulta Mitofsky”, en la que su vocero oficial, Roy
Campos, habla de que la “aprobación” sufrió un incremento porcentual, de un
punto, entre la última semana de junio y la primera de julio, y que dicha aprobación
incremental benefició al Presidente Andrés Manuel, quien con ello apenas llega a un 47.1% y “mostrando” una
desaprobación del 52.9%, lo que da por resultado: una diferencia entre las dos
encuestas de hasta 10.9 puntos porcentuales.
Es importante mencionar que, en
julio de 2018, la empresa de “Consulta Mitofsky” erró por cinco puntos de
porcentaje para el resultado final de la elección presidencial. Con tan magros
resultados de estas empresas encuestadoras, ¿hoy les podemos dar nuestra
credibilidad?, la respuesta, por supuesto, está en sus resultados demoscópicos
que nos presentan en sus bellas y coloridas presentaciones en “Power Point”. Esta
derecha fanatizada, de una verborrea beligerante, denostadora y procaz, centró
sus ataques de fin de semana “en mostrar” que la “aprobación ha caído”, de ello
como siempre obtuvieron cuentas alegres, donde hablan de millones de mexicanos que,
--a gritos y sombrerazos--, exigen la inmediata dimisión de Andrés Manuel. Sin
embargo, esos millones de exigentes en la “renuncia y/o revocación” no se
miran, y menos se manifiestan, en sus caravanas de lujosos automotores, en sus marchas,
en el uso de las Redes Sociales, ni en los mítines a que convocan a sus
hipotéticos millones de simpatizantes.
La derecha, hace tiempo implementa la
estrategia de lanzar sus ataques de, toda índole, los fines de semana para
hacer correr las falsas noticias, (FAKE NEWS), durante los dos días en que el
Presidente no emite su noticiero matutino, la popular “Mañanera”, es así que durante
este fin de semana sus ataques, sus encuestas y el griterío mediático, estaban
encaminados a demeritar las actividades relacionadas con la visita que el
mandatario mexicano, llevaría a cabo los día siete y ocho de julio, en los EEUU.
Visita de Estado la que, por supuesto,
no se cancelará aún y a pesar de la gran alaraca de medios que estos opositores
levantaron en Redes Sociales, Prensa, Radio y Televisión nacionales. Una vez
más la manifiesta incapacidad de la derecha, no por ello menos ruidosa, dio por
resultado que sus planes se derrumbarán de forma estrepitosa, esa derecha
debería, en lugar de culpar al gobierno de la “Cuarta Transformación”,
responsabilizar a sus dirigentes que obnubilados, por su ceguera política, son
verdaderamente incapaces de entender la realidad social que se vive en México,
por ello son incompetentes para generar correctas directrices políticas, que
les permitan salir del marasmo en que se encuentran empantanados. Sus
dirigentes deberían ser más pensantes y menos procaces. En contraparte, un día antes de la visita
oficial del Presidente Mexicano a Washington ya cientos de migrantes se
manifestaban, en una verdadera verbena popular, “para recibir a su Presidente”,
lo cual no deja de ser aleccionador para ver dónde están los millones de
simpatizantes de un bando y de otro.
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