Por Nuestra América News Service
La ciudad de Portland, Oregón al Noroeste
de Estados Unidos es ahora el lugar donde el frente contra el racismo se ha
manifestado, pero en esta ocasión, las fuerzas federales son las que se han
encargado de reprimir a los manifestantes, ocasionando descontento tanto de los
afectados como de las autoridades locales.
Además de los ataques con armas no letales,
gas pimienta y cachiporras, oficiales de las fuerzas federales en Portland han
estado realizando detenciones en vehículos no identificados. Hasta el cierre de
esta nota ha habido 13 civiles imputados por crímenes relacionados con la
protesta. Otros, son liberados tras su detención, sin recibir explicaciones de
por qué se los arresta en primera instancia.
Las autoridades nacionales están al tanto
de lo que ocurre en Portland. Los senadores de Oregón Jeff Merkley and Ron
Wyden y el de Nueva York Chuck Schumer exigieron una investigación federal de
los arrestos denunciados, según reporta el New York Times.
"Esto está mal y debe ser investigado
inmediatamente para determinar quién es el responsable", tuiteó Schumer,
quien lidera desde 2017 el Senado demócrata a nivel nacional.
La semana pasada, el personal (del
Departamento de Seguridad Nacional DHS), incluidos los gendarmes de la Aduana y
la Patrulla Fronteriza (CBP), fueron desplegados por el secretario interino de
Seguridad Nacional para llevar a cabo actividades de aplicación de la ley
nacional en Portland. Pero vigilar la actividad de protesta, en particular,
requiere una especial sensibilidad y protección de los derechos
constitucionales. Y los informes de Portland indican que el DHS ha
proporcionado una respuesta descontrolada y demasiado militarizada. Además,
estas asignaciones de oficiales federales para controlar los disturbios
domésticos pueden ser parte de un deslizamiento más amplio hacia una expansión
de la seguridad doméstica federal que ni ha sido anunciada ni examinada por la
ciudadanía o el Congreso. Los agentes reciben indicaciones para el apoyo a la
policía por orden directa del presidente de Estados Unidos, Donald
Trump.
"Estamos tratando de proteger
Portland, no de herirla. Sus autoridades perdieron, hace meses, el control de
los agitadores y los anarquistas. Han perdido su capacidad de acción. Tenemos
que proteger las propiedades federales, y a nuestra gente. Estos no son simples
protestantes, son realmente peligrosos", tuiteó Trump en referencia a los
operativos.
Los perturbadores eventos de Portland
muestran por qué no se debe permitir que la policía federal se transforme en
una policía secreta similar a la ‘Stasi’ o la policía secreta en la ex Alemania
Oriental.
La mayoría de las actividades de imponer el
orden público no requieren de una actividad encubierta. Y cuando se requieren,
se realizan de acuerdo con estrictas reglas, procedimientos y aprobaciones.
Estas aprobaciones se otorgan caso por caso. En el curso normal de los
acontecimientos, la actividad de imposición de la ley se lleva a cabo
abiertamente: los agentes se identifican cuando realizan entrevistas, realizan
búsquedas o realizan arrestos. ¿Por qué la policía debería usar medios
encubiertos para proteger la seguridad pública en el contexto de protestas
públicas? La interrogante queda abierta, y faltan muchas respuestas.
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