Por Armando Garcia
Editor y Fundador de Nuestra América Magazine
Siempre hay un momento desgarrador en cualquier momento nacional de angustia cuando te das cuenta de que, no nos vamos a unir como nación ni haremos nada parecido a eso. Es horrendo haber visto las imágenes de un hombre en agonía, y mas cuando es prácticamente asesinado por un oficial de la ley y el orden a la vista de toda una nación.
En el caso de la muerte de George Floyd en Minneapolis cuyo fallecimiento fue precipitado por un oficial de policía que puso su rodilla en el cuello de Floyd por aproximadamente nueve minutos, momentos en que Floyd se quejó de que no podía respirar y ni tampoco quería morir.
La agonía expresada por Floyd en este breve extracto tomado del video, es una advertencia a lo que los ciudadanos no blancos nos podemos enfrentar, en caso de que algún policía nos detenga por alguna falta que hayamos cometido.
TESTIGO 1: Tienes tu rodilla en su cuello.
TESTIGO 2: Tiene la rodilla en su cuello, oficial.
TESTIGO 1: Ni siquiera se resiste al arresto.
GEORGE FLOYD: No puedo respirar.
TESTIGO 3: ¿Te estás divirtiendo?
GEORGE FLOYD: No puedo respirar.
TESTIGO 1: Solamente eres un adulto, eres un tipo duro. Eres un tipo duro, ¿eh?
OFICIAL TOU THAO: ¿Qué es eso?
TESTIGO 1: Dije que es un tipo duro. Ni siquiera se resiste al arresto, hermano.
OFICIAL TOU THAO: ¿Obtuviste toda la parte cuando peleamos con él?
TESTIGO 1: Pero, hermano, ¿por qué estás sentado allí? Él no está haciendo nada ahora. Ponlo en el auto.
GEORGE FLOYD: No me mates. No me mates
Fue una muerte que enfureció a conservadores y liberales, políticos y apolíticos, personas de todas las razas. Todos vimos el video y las fotos e inmediatamente sabíamos que el exceso de brutalidad policiaca no era justificada y por consiguiente injusta.
Si alguna vez hubo un momento en que pudimos orar y tener comunión por una tragedia nacional, este fue el momento preciso. Hay que orar por los familiares de George Floyd, y por esta nación, la cual ya no será la misma después de esta trágica la cual es una pandemia social, donde el racismo y la brutalidad se escuda por una placa de ley y el orden.
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