Muy abundantes, las remesas de los paisanos
Inciertas, las expectativas de los
empresarios
Por Francisco Gómez Maza
En medio del pesimismo, expresado por
los tradicionales asesores económicos – economistas, generalmente - de
poderosas empresas privadas, que mensualmente consultan encuestadores del Banco
de México, en el sentido de que la economía mexicana podría caer hasta en 7.1
por ciento al finalizar 2020 (hecho brutalmente demoledor), dicen que, por
efectos de la pandemia, se dan noticias bastante optimistas, aunque pudieran
ser pasajeras, reconozco, y se dan por el propio banco central, que lleva las
cuentas, de hechos que podrían mitigar sustancialmente la dramática caída de la
economía nacional. Le volteo el adagio: piensa bien y acertarás por necesidad.
Acabo de recibir un correo electrónico,
precisamente, del Banco de México, con un mensaje bastante alentador, por lo
menos de entrada. No esperaba esta agradable información porque, precisamente
hacía un par de horas, alguien de gran autoridad científica me había informado,
hasta aquí en mi encierro involuntario (jejejeje. Esto parece una condena a
cárcel domiciliaria), que hasta las remesas caerían por los suelos gracias a la
recesión económica en los Estados Unidos por el cierre de la producción, ante
la pandemia del Covid-19. Estados Unidos es uno de los países más golpeados por
el coronavirus. Quizá caigan en los meses siguientes. Pero el quizá se queda,
por el momento, en quizá.
(Por si alguien lo desconoce. Las
remesas son los envíos en dólares que realizan los mexicanos en el exterior,
donde viven y trabajan, particularmente en los Estados Unidos)
Pues así, los envíos en dólares de los
mexicanos en el exterior crecieron 18.36 por ciento en el primer trimestre del
presente año (2020), en plena crisis sanitaria, en comparación con el primer
trimestre del año anterior. Y los números brutos son realmente impresionantes.
Las remesas totales en dólares
estadounidenses prácticamente se dispararon a pesar de la crisis, a pesar de la
recesión. Fíjense: en enero (siempre de 2020. En plena pandemia), sumaron 2 mil
582 millones 833 mil 497 dólares; en febrero, sumaron 2 mil 694 millones 240
mil 462 dólares. Y en marzo, 4 mil 16 millones 124 mil 906 dólares.
Impresionantes cifras para haberse dado en plena crisis sanitaria. Y aclara el
banco central que estas cifras son preliminares.
Buenos montos de dinero, que vienen a
aliviar en mucho la situación de la economía nacional, y particularmente la
economía de miles de familias, ahora que todo está patas p’arriba, con los
precios del tambo de petróleo por los suelos, aunque en plena recuperación
según los reportes de las agencias internacionales, y la caída de las
exportaciones manufactureras y la producción para el consumo interno, pero más
dramático aún, la pérdida de miles de empleos y perspectivas nada halagadoras
para los próximos diez años de vacas flacas que pronostican los profetas del
desastre.
Claro que los analistas de la empresa
privada, cual debe de ser, son muy conservadores como lo aconseja en
instructivo del Fondo Monetario Internacional y, por tanto, muy pesimistas. Son
fríos. Extremadamente academicistas. Y la economía no sólo son números fríos.
También es corazón y ganas. (Ganas es un término muy mexicano que significa
mucho. Que significa más bien todo. Y generalmente se sobrepone a las cuentas
frías de la computadora y de la curva de Gini)
Los analistas del sector privado,
encuestados por el banco central, apuestan a que la tasa de crecimiento anual
del PIB (Producto Interno Bruto) para 2020 y 2021 se ubique dentro de distintos
intervalos. Para 2020, los especialistas disminuyeron en relación a la encuesta
previa, la de febrero, la probabilidad otorgada a los intervalos entre -1.5 y
-5.4%; aumentaron la probabilidad asignada a los intervalos menores a -6.0% y
asignaron la mayor probabilidad al intervalo de -7.5 a -7.9%, si bien dichas
expectativas reflejan una amplia incertidumbre y un gran conservadurismo.
Pero es imposible predecir lo que
ocurrirá en lo futuro, a pesar de las ecuaciones. Del
futuro sólo conocemos la incertidumbre.
Y para 2021, los analistas aumentaron,
con respecto a marzo, la probabilidad asignada a los intervalos de 2.5 a 2.9% y
de 3.0 a 3.4%, al tiempo que disminuyeron la probabilidad otorgada a los
intervalos de 0.5 a 0.9%, de 1.0 a 1.4% y de 1.5 a 1.9%, siendo este último
intervalo al que mayor probabilidad se continuó asignando.
Pero menor no nos fijemos mucho en los
predicadores futuristas, los agoreros del desastre. Que los analistas del Banco
Central los tomen de referencia. Nosotros vivimos el aquí y el ahora. Y el aquí
y el ahora van saliendo, a pesar de la pandemia, a pesar de que muchos,
muchísimos seres queridos, han sido asesinados por el coronavirus.
Resistiremos, como dice la canción.
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