jueves, 14 de mayo de 2020

NUESTRA PATRIA - Análisis a Fondo: ¿Están verdaderamente locos?




(Reuters/ Remo Casilli)


¿Saben qué es lo que llaman Nueva Normalidad?




 El coronavirus jamás los va a perdonar; ya lo verán





Por Francisco Gómez Maza



Muy preocupante la decisión de las autoridades gubernamentales y de salud mexicanas, encabezadas por Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Salud, Jorge Alcocer, de adelantar el desconfinamiento para reactivar la economía.
Percibo maliciosamente – en ausencia de información veraz, piensa mal y acertarás - que es la obediencia a una orden dada por el señor Donald J. Trump, más preocupado por la recuperación de la economía, que por la vida de cientos de miles de personas, muchos de ellos prietitos hispanos y muchos mexicanos. Ojalá no le toque a él.
Y el presidente mexicano ha demostrado desde que tomó posesión supina docilidad a las órdenes del insensato magnate neoyorquino.
El anuncio para regresar a lo que ellos llaman “nueva normalidad”, que de normalidad no tiene nada y menos de nueva, me dejó frío.
Privilegiar la economía sobre la vida de miles y quizá millones de seres humanos, es una total ausencia de cordura. Cuánto recuerdo al presidente Alberto Fernández, de Argentina, en aquellos días cuando empezaba esta desgracia, cuando dijo que, si la economía se caía podría levantarse. Pero si un ser humano moría… qué triste historia.
Parece que ahora importan infinitamente más los dólares que deja la industria de los motores y de los automóviles; que los obreros mueran no tiene la menor importancia. Si mueren, inmediatamente con cremados y son reemplazados y no parará la historia. ¿Y si el dueño de la fábrica de autos se contagia? Será también reemplazado. El caso es que ahora, como cantara José Alfredo  Jiménez, la vida no vale nada. Sólo vale el dólar, el sacrosanto dólar. El dios dinero. Esa nueva normalidad huele a fascismo, a estalinismo.
Y eso de los semáforos, perdone usted Hugo López-Gatell, es una reverenda jalada. El coronavirus no se ha marchado, ni se marchará por mucho tiempo. Y ya podrá usted argumentarme con cuestiones científicas, médicas, matemáticas, pero no le creo, aunque muchos cuatroteros hayan formulado el axioma de “yo le creo a Gatell”, que no pasa de ser una frasecita de esas rosas que se inventan para las campañas políticas.
Han pasado ya más de 50 días de cuarentena, o de distanciamiento social, que han contenido mi muerte porque yo no he salido de mi refugio, donde tengo computadora, iPad, celular, teléfono normal, sistema de radio de comunicación, y harta comida en la nevera y no quiero morir aún. Uno muere cuando decide morir. Me falta mucho por empezar, por hacer y por terminar. Pero la inmensa mayoría. Qué futuro le van a dar ustedes, el gobierno de la cuatrote, a esos creyentes en las estampitas del presidente. Pregunto y no me vaya a responder que están haciendo hasta lo imposible porque los daños sean menores. Esos daños mejores significan muerte. Me nace recordar los daños colaterales de la guerra de calderón.
Presentaron ustedes, este miércoles 13, un plan para regresar a la “nueva normalidad”. Pero ¿saben ustedes lo que están diciendo? Qué es eso de la nueva normalidad. Nueva normalidad para mi significaría que se acabara la pobreza y se extirpara la desigualdad y que los ancianos y los niños fueran los más protegidos de este tipo de desgracias como el Covid-19, no que fueran los primeros en morir porque son una carga, que a la ancianidad van a llegar ustedes más temprano que tarde, por decir algunas cuestiones que implica para mí la nueva normalidad.
Y la verdad no tiene ningún sentido bordar sobre las etapas que ustedes se han planteado. Son como las fases de la pandemia. Puras jaladas de científicos locos.
¿Saben lo que les va a pasar? Lamentablemente se van a morder la lengua: Varios rebrotes de coronavirus han aparecido en el mundo, mientras las naciones intentan compaginar la reapertura de sus economías con impedir una segunda ola de contagios. La Organización Mundial de la Salud advirtió el viernes, este viernes que pasó hace ocho días, que el COVID-19 podría perdurar entre la humanidad por mucho tiempo.
Las autoridades de la ciudad china de Wuhan, donde comenzó la pandemia a finales del año pasado, avanzaban el miércoles 13 de mayo para concluir en 10 días las pruebas a los 11 millones de habitantes locales tras detectar un número menor de nuevas infecciones, según reportes. 
En Líbano, las autoridades restablecieron una cuarentena nacional de cuatro días a partir del miércoles en la noche, debido a un súbito incremento en los contagios registrados y las quejas de funcionarios de que la gente no estaba acatando las normas de distanciamiento social.
Por su parte, el doctor Michael Ryan, alto funcionario de la OMS, advirtió sobre la posibilidad de que el nuevo coronavirus haya llegado para quedarse.
“Este virus podría no irse nunca”. Sin una vacuna, a la población mundial le podría llevar años acumular suficientes niveles de inmunidad, agregó.
“Me parece importante plantearlo”, apuntó. “Este virus podría convertirse en otro virus endémico en nuestras comunidades”, señaló, haciendo notar que otras enfermedades antes nuevas como el VIH no han desaparecido, aunque se han desarrollado tratamientos efectivos.
A pesar del peligro de que flexibilizar las restricciones pueda causar nuevos incrementos súbitos de contagios, las naciones europeas han estado intentando reanudar los viajes transfronterizos, en particular mientras se acerca la temporada de vacaciones de verano en los países cuyas economías dependen de los turistas que atestan playas, museos y lugares históricos.
La Unión Europea presentó un plan para ayudar a los ciudadanos de las 27 naciones del bloque a salvar sus vacaciones de verano, después de estar confinados durante meses por el coronavirus y con el propósito de resucitar al golpeado sector turístico en la región. La pandemia ha obligado a cerrar las fronteras en Europa y a cancelar el sostén de los vuelos locales de bajo costo.
El brazo ejecutivo de la UE, la Comisión Europea, presentó sus recomendaciones para cancelar las revisiones de identidad en las fronteras cerradas, ayudar a las aerolíneas, transbordadores y autobuses a mantenerse funcionando al tiempo que se garantiza la seguridad de los pasajeros y tripulaciones, y elaborar medidas sanitarias para los hoteles.
Austria indicó que reabrirá completamente su frontera con Alemania el 15 de junio y reducirá las revisiones fronterizas a partir del viernes.
En Suecia, que ha asumido una actitud relativamente blanda en la lucha contra el coronavirus, al permitir las clases de primaria y el funcionamiento de restaurantes con algunas medidas de distanciamiento social, las autoridades solicitaron a la gente que evite los viajes no esenciales al extranjero y restrinja su tránsito dentro del país.
Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia en el mundo: acumula 1,37 millones de infectados y más de 82.000 muertos, según la cuenta de la Universidad Johns Hopkins.
A nivel mundial, más de 4.2 millones de personas se han contagiado y de ellas 292.000 han fallecido, según Johns Hopkins. Los expertos aseguran que las cifras verdaderas posiblemente son muchísimo más altas.
Están verdaderamente locos. O son parte de una perversa conspiración mundial, señor Andrés Manuel.




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