Los programas de ayuda del gobierno no son la solución
Mejor dejen a los drogos y
alcohólicos “tocar fondo”
Por Francisco Gómez Maza
Por lo que dijo en su conferencia
matutina del jueves 21 de mayo, López Obrador dejó preocupados a algunos.
Una mujer, que lo hace mejor que muchos
“periodistas” y “paleros” del Salón de la Tesorería, le preguntó que qué iba a
pasar con la campaña contra las adicciones y él le respondió que no parará
durante todo su gobierno, pero percibí que el cuestionado mandatario, como los
demás que se sentaron en La Silla, y sus colaboradores en el sector salud,
siguen sin darse cuenta de que esas campañas permanentes “contra” las
adicciones sirven para maldita sea la cosa, pues carecen de un elemento sine
qua non.
Qué pena me da que los gobiernos (y que
AMLO no pueda darse cuenta) se gasten millonadas del Erario en estructuras de
“apoyo” a los adictos y terminen siempre en el fracaso. Y no se dan cuenta de
que sus programas “contra” las adicciones son totalmente fallidos.
Los consumidores de alcohol y
estupefacientes aumentan y aumentan, pues la estrategia oficial en el asunto
tendría que ser otra. Menos oficial y más espiritual. Pero es difícil que lo
entiendan muchos cuidadores oficiales de la “salud”.
La adicción al alcohol y a las drogas no
se quita sólo con información y más información.
A un adicto le importa un pito que le
digan que el alcohol es malo para el cerebro; que mata las neuronas y que mata
a la familia, a los hijos, a los amigos, o que la coca es peor.
El adicto no va a aceptar ninguna
información que le llegue del gobierno. Y es un gastadero de millones en
programas que nunca han servido para por lo menos atenuar lo que consideran
hasta delito y por lo que meten a la cárcel a borrachos o jovencitos drogados.
No, presidente. No me convence. Las
adicciones son un asunto de salud física y espiritual, y el gobierno siempre
las ha tratado como objeto de penalización. Con cárcel nunca van a acabar con
ella. Se requiere otra cosa que los políticos no entienden.
Muchos apoyan la campaña informativa
“contra” las drogas, pero ellos mismos se meten hasta el dedo en las narices.
Y no es así la cosa.
Por ejemplo, del alcoholismo (y aplica
también para la drogadicción) la Organización Mundial de la Salud define que
“el alcoholismo es una enfermedad incurable, progresiva y mortal por
necesidad”. Una enfermedad física, emocional y espiritual, aunque usted no
tenga ni idea de lo que es emocional y espiritual.
Por tanto, si la adicción es una
enfermedad mortal, el individuo alcohólico y el drogadicto necesitan de un
programa aparentemente más misterioso, más inexplicable a la luz de la razón,
para liberarse. Requiere que se dé cuenta, en algún momento de su vida, que es
adicto (muchos se llevan a la tumba su inconciencia) y que es candidato a
terapias diarias, a ayuda de otros alcohólicos o drogadictos, y que lo asuma
con el deseo absoluto de dejar de beber o de consumir.
Este elemento es lo que les falta a los
programas gubernamentales de información, como el que citó el señor López
Obrador en su extensa respuesta a la periodista.
Eso es lo que le falta: algo que
generalmente no es entendido, o es confundido con cuestiones religiosas. Muchos
reirán, pero esto se llama, aquí y en China, “espiritualidad”.
Y mientras las autoridades de salud no
asuman que las adicciones no son un problema legal, sino un asunto de salud no
sólo física sino emocional y espiritual, ya pueden seguir gastando miles de
millones de pesos o dólares, que estos sólo estarán echándose a un tambo sin
fondo. Muchos, millones, adictos “recuperados” estarán de acuerdo conmigo.
Personas realmente sabias le dirán con
la autoridad que este escribidor no tiene porque no es experto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario