Por Pablo Jofre Leal
La industria del cine estadounidense queda pequeña en la muestra de
sus producciones cinematográficas, frente a la actuación del presidente
estadounidense Donald Trump, en materia de liderazgo en conductas de piratería
internacional ya sea en la lucha contra el Covid 19 o impedir el comercio entre
Irán y Venezuela.
Efectivamente, Donald Trump y el régimen cívico-militar que
dirige supera los alcances e intereses que representaba el pirata Jack
Sparrow, interpretado por el actor Johnny Deep en la saga de los estudios
Disney de “Los Piratas del Caribe”. Un Trump que ha comenzado a utilizar
técnicas propias de aquellos personajes, que asolaban los mares entre la
primera mitad del siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII fundamentalmente.
Ya sea actuando con patente de corso (1) bucaneros, filibusteros o por vía
directa a través de sus fuerzas navales. Como acontecía con el Imperio
británico, que asolaba las ciudades de las costas de las colonias del otrora
imperio español, a la vez que atrapaba sus barcos cargados de tesoros
provenientes, principalmente de tierras americanas, camino a esa “vaca tragona
y derrochadora que era la monarquía hispana”.
Un Trump, que en este siglo XXI ha dado una nueva dimensión al
concepto de pirata internacional, pues no contento con chantajear al mundo,
someter a bloqueo a las naciones a las cuales desprecia, robar sus fondos invertidos
en bancos extranjeros, entregar empresas para el usufructo de camarillas
políticas implicadas en procesos de desestabilización, también incursiona en el
robo de verdaderos tesoros en época de Covid 19: ventiladores mecánicos, kits
de detección del virus Covid 19, guantes quirúrgicos, mascarillas y todo
aquello que pueda ser usurpado, ya sea en aeropuertos extranjeros o
haciendo uso de las leyes filibusteras, que suele aplicar en virtud de su
poderío económico y militar.
Ha sido así incluso con naciones amigas a quienes ha esquilmado
despachos ya pagados y que en el aeropuerto ha significado subir la oferta
hasta en tres veces a lo que ya se había pagado para cambiar la dirección de
destino. Así fue manifestado por el gobierno alemán, que denunció al gobierno
estadounidense como un “pirata moderno” usando métodos propios, no sólo de
aquellos personajes que actuaban en el mar, sino de aquellos pistoleros del
salvaje oeste. El senador de la ciudad de Berlín, Andreas Geisel inculpó
al gobierno estadounidense, que desvió 200 mil máscaras de protección contra el
Covid 19 que iban destinadas a la policía de Berlín, acción efectuada en la
ciudad de Bangkok. “Tal y como están las cosas, asumimos que esto está
relacionado con la prohibición del Gobierno de Estados Unidos de exportar
máscaras. Consideramos que esto es un acto de piratería moderna”, declaró
Geisel.
En la misma fecha – principios del mes de abril del 2020 – la
compañía estadounidense 3M dio a conocer que el presidente Trump solicitó a
esta multinacional que dejara de exportar, tanto a Canadá como a Latinoamérica,
mascarillas o respiradores N95, altamente demandados en medio de la pandemia
del COVID-19. Francia, por su parte censuró la conducta de intermediarios
estadounidenses, que pagaron hasta tres veces el valor de una carga, a punto de
ser embarcada en un avión destinado al país europeo. Renaud Muselier, el
gobernador de la región sudeste de Provenza-Alpes-Costa Azul en Francia
sostuvo, que en un momento en que el país europeo enfrenta una crisis por la
escasez de equipo médico, Estados Unidos compró un avión cargado de
mascarillas producidas en China que estaba a punto de partir hacia Francia.
El comportamiento estadounidense respecto a las relaciones con los
países, la forma de encauzar su comercio e incluso combatir males que afectan
al conjunto del planeta, sitúan a Washington al margen de las leyes
internacionales. Se comporta como un pirata, definido por el escritor Manuel
Lucena “como aquel que robaba por cuenta propia…un enemigo del comercio que se
mueve exclusivamente por su afán de lucro, sin discriminar ningún pabellón
nacional”. Alguien situado, por ende, al margen del sistema imperante en la
época y que en su gran mayoría puede ser considerado como miserable,
delincuente y desertor. Descripción exacta para aquel desdichado, roba los
artículos que otros requieren, delincuente pues lo concreta, utilizando medios
ilícitos para ello como un vulgar delincuente y además, al efectuarlo fuera de
las leyes internacionales se comporta como un desertor.
El Pirata quiere atacar a Irán y Venezuela
En los últimos días, la conducta del matón de barrio, que
caracteriza a Estados Unidos, su actuar fuera de los cánones de respeto a las
leyes internacionales han desbordado todo lo posible de soportar por un planeta
bajo los efectos de una pandemia global. Además, con efectos sanitarios,
económicos y pocas posibilidades de cambios positivos en el breve plazo, que
hacen más condenable esta conducta propia de personas al margen de la ley. Un
gobierno estadounidense que amenaza a diestra y siniestra, que sanciona a quien
osa enfrentarlo, que bloquea los activos de aquellos países a los cuales quiere
usurpar sus riquezas naturales. Una administración, que lo mismo se enfrenta a
China, que a la Federación Rusa, Venezuela, Cuba, a la República Islámica de
Irán e incluso países aliados que han tenido que ceder frente a la prepotencia
de Washington.
La situación más candente se vive con relación a las amenazas
vertidas por Trump y su equipo cívico-militar contra Irán, quien en su legítimo
derecho de comerciar con quien desee y vender sus productos, en este caso
petróleo, a quien esté dispuesto a comprarlo, lo enfrenta a la amenaza militar
de Washington. En específico, un freno naval a los barcos petroleros que desde
puertos persas - desde Bandar Abás - navegan a puertos de la nación
sudamericana. Estados Unidos, aprovechando sus determinaciones contra
Venezuela, que significó activar el envío de buques de guerra a la zona
marítima cercana al país sudamericano, ha determinado que dichos navíos: el USS
Detroit, USS Lassen, USS Preble y el USS Farragut, podrían ser utilizados, para
detener el arribo de los buques petroleros iraníes, una amenaza inaceptable.
Con relación a las últimas coordenadas conocidas de los cinco buques
iraníes camino a puertos venezolanos, antes de apagar los transponder la
probable fecha de llegada de estos serían: el día 23 de mayo el buque Fortune,
el día 25 de mayo el Buque Petunia, 27 de mayo el Forest, 29 de mayo el Buque
Faxon y el día 2 de junio el Buque Clavel. Esta realidad nos indica que la
visión estratégica de Irán trasciende en mucho las ideas y planteamientos
estadounidenses. Washington, en mi entender no se imaginó nunca que sus
agresiones, intervenciones y sus conflictos en general en Oriente Medio le van
a explotar aquí mismo en nuestro continente, en sus barbas filibusteras.
Aquí se observa, con claridad estudio geopolítico serio y profundo de la
situación por parte de Irán, que en forma audaz y consciente de sus capacidades
ha salido de la zona del Golfo Pérsico, el estrecho de Ormuz y
alrededores.
Aquí el que tiene un dilema de proporciones es Estados Unidos, ya
que será muy difícil para el gobierno de Trump, atacar en aguas internacionales
a los buques iraníes, ya que crearía un precedente de consecuencias
inconmensurables. Esto, pues sin declaración de guerra alguna, atacar a
mansalva a buques civiles abre la posibilidad cierta que la República Islámica
de Irán o cualquier potencia acometan acciones similares en cualquier océano o
mar del planeta. Ahora bien, imaginemos que los barcos de guerra
estadounidenses, que merodean por la zona marítima soberana de Venezuela se
atreven a abordar los barcos iraníes, bajo el supuesto de “inspeccionar estas
naves. Tal conducta le concede, de inmediato, a Irán la posibilidad de hacer
exactamente lo mismo con barcos de empresas estadounidenses, que navegan por
las aguas controladas por la nación persa. Si nada de lo sostenido sucede y los
barcos iraníes llegan a aguas territoriales venezolanas y son escoltados por
los aviones y buques de la Fuerzas Armadas Nacional Bolivarianas el efecto
político mundial será de proporciones. Washington está metido en una camisa de
fuerza, como aquel enajenado al cual se le coloca este aparatejo
para controlar su conducta inadecuada.
El ministro venezolano de Defensa, Vladimir Padrino, anunció que las
FANB escoltarán en su zona marítima y aérea a los barcos iraníes que
transportan combustible a Venezuela. “Nosotros hemos establecido contacto con
el ministro de Defensa de Irán, todos estos buques, cuando entren a nuestra
zona económica exclusiva, serán escoltados por naves, buques y aviones de la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana, para darles la bienvenida y decirle al
pueblo iraní ‘gracias por tanta solidaridad y cooperación’, en medio de estas
dificultades que está enfrentando el mundo, que es nuestra casa, por el
coronavirus”. A su vez, el mandatario venezolano, Nicolás Maduro informó que el
día jueves 21 de mayo la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) hizo pruebas
de misiles en las aguas norteñas del país ante la escalada de tensiones con
Washington, “Fuimos testigos de ejercicios militares (...) en la isla de La
Orchila, con la prueba de sistemas misilísticos de máxima precisión para la
defensa de las aguas y las costas de Venezuela”.
Pruebas que se enmarcan en ejercicios militares llamados ‘Escudo
Bolivariano’, un despliegue permanente que desarrolla el Gobierno venezolano
para fortalecer la defensa del país a las amenazas de Estados Unidos y sus
aliados contra Venezuela. Coincidente con lo afirmado por autoridades
venezolanas, la República Islámica de Irán advirtió, tanto al gobierno
estadounidense como a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que se
reserva su legítimo derecho a contrarrestar cualquier acción beligerante por
parte de Estados Unidos. Teherán afirmó, a través de una carta enviada por el
canciller Mohamad Yavad Zarif que la política de agresión que está
llevando a cabo la administración Trump viola el derecho internacional y
que esas acciones injerencistas en el Mar Caribe “son amenazas ilegales,
peligrosas y provocativas. Un tipo de piratería, que supone un gran riesgo para
la paz y seguridad internacionales”
Como muestra de la manera distinta de comportarse y entender el
respeto al derecho internacional, Irán, a través de su vicecanciller para
asuntos políticos convocó al Embajador suizo en Teherán (país que representa
los intereses de Estados Unidos tras el rompimiento de relaciones
internacionales el año 1979) Marcos Lightner, para expresar la protesta de la
nación persa frente a las acciones y declaraciones amenazantes de Washington,
respecto al buque tanque, de bandera iraní que navega rumbo a Venezuela ““El
uso de medidas coercitivas u otro tipo de intimidación por parte de EE.UU. es
una amenaza para (…) el libre flujo de energía, y es una clara manifestación de
piratería, una grave violación del derecho internacional y contraviene los
objetivos y principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas,.
Cualquier amenaza contra los buques del país persa se enfrentará a “la
respuesta inmediata y decisiva de Irán”
Estados Unidos quiere seguir con la saga de Piratas del Caribe, incluso
ampliándola a todos los mares del mundo, creyendo que su actuación le valdrá
alguna consideración como artista político del año. La dificultada radica, en
que no ha considerado a otros actores internacionales, que se toman las cosas
con la seriedad y responsabilidad que merece la humanidad. Washington juega con
fuego y así lo advierte Irán que a través del portavoz del gobierno persa, Ali
Rabiei señaló que están abiertas todas las opciones para responder a
Washington y su administración de gobierno, si algo llegar a concretar contra
los petroleros iraníes que van a Venezuela. “Si bien Estados Unidos tiene un
historial en la piratería todavía es muy pronto para pronunciarse sobre la
reacción de Irán. Pero si comete tal error nos reservamos todas las opciones y
tomaremos las respuestas proporcionales para preservar la libertad de
navegación e imponer un costo sin precedente por las ilegalidades”. Irán lo ha
dejado claro: va a recaer en Washington las consecuencias de cualquier acción
irracional contra los barcos bajo bandera de la República Islámica de Irán.
(1) La expresión patente de corso se refiere a la carta patente o
documento oficial que alguien podía presentar (“hacer patente”) para
demostrar que estaba autorizado a emprender una campaña naval para perseguir a
los piratas o a embarcaciones enemigas, es decir, para hacer un corso (del
latín “cursus” carrera) persecución y saqueo de naves llevados a cabo no como
acción de guerra, pero sí por barcos autorizados por su gobierno.
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