Pie de imagen: Miguel
Valdés Galán, en la primera línea en San Cristóbal de Las Casas
Ante la gravedad, incredulidad
Las
autoridades, en Babilonia
Por Francisco Gómez Maza
Por lo visto, Chiapas sigue dándole
flojera a los más conspicuos analistas, a los chiapanecos en general y, sobre
todo, a los gobernantes y estoy siendo generoso, porque en este estado de la
federación mexicana no hay gobernantes, sino amos y señores, descendientes de
la pura mapachada, aquellos que hicieron la revolución al revés, o sea para
defender sus propios intereses caciquiles y por tanto sus latifundios.
Pues estos gobernantes, con la bendición
de Palacio Nacional, hacen y deshacen todo e inclusive cambian de piel cuando o
como le conviene a su cartera. Los iluminados de ahora, por ejemplo, se ufanan
de ser de Morena, pero ayer fueron del PRI y del verde, incluso empleados del
desgobernador Manuel Velasco y su mamá, Leticia. Ah, y generalmente no son
chiapanecos, sino hidalguenses, “defeños”, o tabasqueños. Creo que el único
chiapaneco, y perseguido por el hidalguense, encarcelado inútil e injustamente,
por venganza, es Pablo Salazar Mendiguchía (y no estoy seguro de que Patrocinio
González Garrido haya nacido en Playas de Catazajá como presume).
Pero es cierto lo que le digo, amigo y
amiga. Chiapas da tanta flojera a quienes debían de estar preocupados por su
patria chica, como escuchar a Andrés en las mañaneras, o las quinimil
conferencias que ofrece para decir siempre lo mismo.
Las noticias, y eso a medias, son la
numeralia de la Pandemia, o el puente aéreo transpacífico que trae de China los
insumos médicos de protección para los maltrechos trabajadores de la salud; la
cantidad de enfermos del Covid; la cantidad de muertos.
Los demás números estadísticos son, en
términos periodísticos, irrelevantes, así como las explicaciones técnicas y
científicas, las justificaciones, la confrontación con los que Andrés califica
de conservadores, desde su propio conservadurismo, o como cuando es insistente
en cuestionar la corrupción y el ya desaparecido neoliberalismo económico.
Y lo peor es que no se da cuenta de que
critica el neoliberalismo, cuando sus propias acciones más destacadas son
neoliberales, como firmar un tratado de “libre” comercio con las potencias
imperiales del norte. (Y a propósito del desaparecido neoliberalismo,
actualmente este escribidor habla del capitalismo salvaje, o del capitalismo de
casino, que también va de bajada gracias a los análisis de Marx, de Samuelson o
de Keynes, y a las necesidades de los empresarios globalizados.)
Pero hablemos de Chiapas. El gran
hándicap es que muchísimos chiapanecos no creen en el Covid. No existe esa
enfermedad para ellos y siguen bailando la manzanilla como aquellos romanos que
celebraban la vida en francachelas porque a la mañana siguiente morirían.
En las zonas realmente paupérrimas del
estado es explicable que no crean en el Covid, porque entre ellos mueren hasta
de una diarrea, un catarrito, o un empacho. Se van pues al otro patio por
cualquier enfermedad curable.
Pero para los habitantes de esta patria
entre mexicana y guatemalteca, sin embargo, la situación presente es gravísima
y lo peor de todo es que no se dan cuenta, no lo quieren creer.
El número de casos de Covid se eleva
exponencialmente cuando el gobierno central ha decretado el desconfinamiento, y
ni José Manuel Cruz Castellanos, el secretario estatal de salud, se percata. La
gente dice que es un inútil. Y van a morir muchos chiapanecos porque las
siguientes tres semanas, los expertos de la Secretaría de Salud federal esperan
la más alta incidencia de casos de contagio.
Los estrategas de la Secretaría de Salud
federal (la secretaría de salud estatal no existe) esperan que, en las
siguientes las 3 semanas se presentará la más alta incidencia de casos de
contagio.
Mientras tanto, el equipo gubernamental
estatal manifiesta, de origen, un perfil bajo y ahora más. Inclusive quienes
andaban queriendo sacar la cabeza, como el secretario de gobierno o el
procurador estatal, tienen que hacerse a un lado en honor a la presencia del
tabasqueño Rutilio Escandón, quien ni picha, ni cacha ni deja cachar.
Al doctor Miguel Valdés Galán, médico
particular que atiende a los enfermos de Covid en su propia clínica, en San
Cristóbal de las Casas, es un verdadero testimonio de que las autoridades de
salud no cumplen con su obligación de poner en marcha la estrategia en contra
del Covid. Tanto les caló a las autoridades la labor del galeno, que la
Secretaría de Salud hizo el intento de cerrar la clínica.
Así, Chiapas es un avatar de lo que está
sucediendo en muchas zonas y regiones de este México del ¡Ay!
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