Por Armando García
Editor y Fundador de Nuestra América
Magazine
Esta semana se vive un momento histórico,
la visita a la Casa Blanca del primer presidente mexicano, considerado de
izquierda, nacionalista, humanista y no entreguista a los intereses o designios
del imperio estadounidense.
Sin embargo la visita de Andrés Manuel López
Obrador, para reunirse con su homólogo, el catalogado nefasto antimexicano,
Donald Trump, es por la entrada en vigor del T-MEC, y para darle las gracias a Trump
por su apoyo a México con los insumos para combatir COVID-19 y de ofrecer, en
la reunión de los países productores de petróleo, la reducción su producción de
barriles del crudo favoreciendo al país azteca.
Obrador en la víspera de su visita, dijo
que en lo que va de su gobierno, el gobierno de Estados Unidos se ha comportado
a la altura con México, sin confrontación y, ha mantenido una relación amistosa
de cooperación y de respeto.
La visita a Washington, sin lugar a dudas, envía
señales conflictivas ya que la consideran como un viaje de sumisión a Trump,
considerado un racista y discriminador por sus declaraciones públicas hacia los
mexicanos y además sobre los controles migratorios impuestos en la frontera
sur.
Críticos del presidente mexicano, lo
catalogan ahora como un obediente a lo que Trump le diga, como se vio cuando
Obrador envió a la Guardia Nacional para impedir el cruce de centroamericanos a
México para no dejarlos cruzar en su trayecto hacia los Estados Unidos. Con esa
acción, Obrador se convirtió en el Muro de Trump, al sur de la frontera
mexicana.
Simpatizantes de Obrador, consideran que
tener buenas relaciones, no conflictivas con su vecino al norte, benefician a México
en todos los sentidos económicos, sociales, comerciales, haciendo eco a las
palabras de Benito Juárez que Obrador repite siempre: “todo por la razón y nada
por la fuerza”.
A pesar de que Obrador diga que en su viaje
no tendrá la oportunidad de reunirse con organizaciones de mexicanos en Estados
Unidos, los tendrá en mente durante su platica con Trump. Obrador no quiere, en
tiempos de elecciones en EE. UU. tener actividades, más allá que las de la
entrada en vigor del T-MEC, siguiendo el protocolo de una visita de Estado.
Pero esa declaración no es suficiente para
los mexicanos en el exterior, para los que levantan la economía de Estados Unidos,
para los que aportan millones de dólares en remesas a México, los que Obrador
considera ‘héroes vivientes’. Obrador queda en deuda con sus connacionales que abandonaron
su país en busca de oportunidades que nunca encontraron en México debido a la desigualdad
y explotación, la cual aun a pesar de la política de la llamada Cuarta Transformación,
todavía impera en el país de nuestros padres y abuelos.
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