· El
coronavirus los trae de cabeza
· Reuniones
anuales ahora virtuales
Por Francisco
Gómez Maza
Llegó el tiempo – octubre - de las reuniones anuales de ministros de hacienda y banqueros centrales de los países socios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), los gemelos de Bretton Woods, que interpretan el llamado consenso de Washington y que han impuesto las reglas más severas para el supuesto desenvolvimiento de las economías de sus países miembros, siempre anteponiendo el interés de las minorías que detentan los grandes medios de producción y particularmente los codiciosos usureros del sistema financiero (bancario).
En esta
ocasión, empezaron a reunirse los miembros del G20 (Grupo de los 20) entre los
cuales está México. El pretexto del encuentro virtual (ahora no habrá turismo
financiero en la idílica ciudad de Washington) es el coronavirus.
Buena
excusa, particularmente para abultar la cartera de los grandes consorcios
farmacéuticos que se hincharán de billetes con las vacunas para aplacar al
SARS-Cov-2, el virus que, dicen los que saben de virología, vino para quedarse
entre los mortales, quienes deberán, a fuerza, aprender a convivir con él.
Las dos
instituciones estarán consultando a los participantes acerca del comportamiento
de la economía mundial y las economías nacionales, después de la pandemia,
situación sumamente difícil para las economías de los llamados países en
desarrollo (o subdesarrollados)
El FMI y el
BM son instituciones partes del sistema de las Naciones Unidas y comparten un
idéntico objetivo, a saber, “mejorar el nivel de vida de los países miembros”
(¿?).
Las formas
en que encaran la consecución de este objetivo se complementan entre sí:
El FMI se
ocupa de asuntos macroeconómicos (o sea que es como el Santo Oficio del
catolicismo medieval: dicta, en un recetario, las políticas económicas,
generalmente draconianas, que van contra el salario, contradictoriamente, pues
el salario es el elemento que aviva al mercado, que deben aplicar los gobiernos
si es que pretenden que la institución los apoye para resolver sus problemas
estructurales, apoyo siempre dirigido a resolver más bien los problemas de la
macro explotación de los poderosos bancos internacionales, que ven comprometidos
sus activos en préstamos que sus acreedores (países miembros del Fondo), en un
momento de crisis, no pueden ni siquiera servir)
El Banco
Mundial, herencia del Banco de Reconstrucción y Fomento, creado al final de la
Segunda Guerra, para financiar precisamente la reconstrucción de los países
afectados por los bombardeos, se concentra en “el desarrollo económico a largo
plazo y en la reducción de la pobreza.” Bueno. Es una declaración de
principios. La conflagración bélica terminó hace 75 años y la pobreza en el
mundo no sólo ha sido reducida, sino que se ha acrecentado como un interminable
“plantío” de hongos en un estercolero abandonado.
Siempre con
la bandera de una hipócrita solidaridad detrás de la cual está el negocio, las
dos instituciones de la ONU dan la impresión de ser generosas, bajo la real
batuta de las más poderosas economías del mundo, encabezadas por Estados
Unidos. En verdad, es imposible creer el presunto espíritu colaboracionista y
solidario de ambas instituciones, regidas por los principios del capitalismo
salvaje y apenas abandonando el neoliberalismo, porque ya lo anatematizaron sus
fundadores de Manchester y de Chicago, principalmente, debido a que no le
funcionó al gran capital global.
En los
momentos en que se iniciaron las reuniones, ahora a través de la web para
evitar contagios (tradicionalmente los ministros y banqueros se reúnen, dos
veces al año, en la ciudad de Washington, D. C., en las márgenes del Potomac),
el Banco Mundial aprobó una partida de 12,000 millones de dólares para
“ayudar” a países desarrollados a comprar y distribuir vacunas, pruebas
diagnósticas y tratamientos contra el coronavirus, con el objetivo de respaldar
la vacunación de hasta 1,000 millones de personas.
La partida
forma parte de un paquete más amplio del Grupo Banco Mundial de hasta 160, 000
millones de dólares para ayudar a 111 países en desarrollo a combatir la
pandemia del coronavirus, según indicó el banco en un comunicado el martes por
la noche.
La reunión
virtual fue inaugurada este miércoles y deberá de concluir el viernes.
Participan, por México, el titular de Hacienda y Crédito Público, Arturo
Herrera Gutiérrez, y el gobernador del banco central, Alejandro Díaz de
León Carrillo.
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