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· No fueron conquistadores; fueron violadores
· Los reconciliaron personajes como Las Casas
Por Francisco
Gómez Maza
Me quedé
reflexionando este lunes 12 de octubre en torno a la celebración del Día de la
Raza, o el “Descubrimiento” de América. Y me dije:
Seguro
que los españoles del siglo XXI no le tengan que pedir perdón a los indígenas
de este “Nuevo Mundo”, por las atrocidades cometidas por los bárbaros que
vinieron a atracar, asesinar, contagiar de pestes, esclavizar, explotar,
expoliar a los habitantes de estas tierras, hace casi 500 por lo que respecta a
estas tierras meshicas. (1521-2021)
Sin embargo,
la historia, que es la maestra de la vida, nos hizo desconfiados, algo
resentidos unos, muy rencorosos otros y más, cuando se está repitiendo la
historia, que algunos llaman la Reconquista, en la que grupos de empresarios,
banqueros, contratistas, comerciantes neoliberales, en complicidad con criollos
y mestizos malnacidos, se agandallan del mercado e imponen sus leyes de
explotación de la fuerza de trabajo y engañan, ahora con espejitos
cibernéticos, a los consumidores.
En
España, celebran esta fecha como el Día Nacional o el Día de la Hispanidad.
Pero entre nosotros, los indios de América; los prietos como nos llaman en la
península, esta fecha tiene un significado diametralmente opuesto: es un día de
conmemoración, de dolor y de resistencia, porque marcó el inicio de siglos de
despojo y saqueos. ¿Y acaso se ha acabado el saqueo? Le pregunto a Santander, a
BBVA, a Repsol, a tantos aventureros que han venido a chupar la sangre de los
trabajadores y los consumidores mexicanos.
"Vinieron.
Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: 'cierren
los ojos y recen'. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros
teníamos la Biblia"… Palabras muy sabias de Eduardo Galeano
El arribo
de los aventureros españoles, que habrían desembarcado en estas tierras por
equivocación, creyendo que habían llegado a las Indias marco una gran desgracia
para los pueblos indoamericanos. Acabaron con las cuatro quintas partes de la
población indígena, masacrada, maltratada cruelmente y por epidemias traídas de
Europa en las galeras de los gambusinos que se adueñaron de la vida y haciendas
de los indios, a costa de lo que fuere. Arrasaron e impusieron una religión
ajena, extraña, sin sentido para los indígenas a fuer de la espada e inclusive
quien no aceptaba era quemado en la hoguera de la “Santa Inquisición”.
Ah, y el
oro y la plata de América enloqueció a los aventureros españoles. Dicen que con
los metales preciosos robados por los españoles habría podido tenderse un
puente desde Potosí a España, o un puente de huesos de muchísimos indios que
murieron en las minas de oro y de plata, que despertaron la ambición y la
lujuria de Isabel La Católica, la sanguinaria.
La
verdad, la llamada conquista sólo fue barbarie. Los pueblos americanos, en
honor a la verdad, eran más avanzados en muchos asuntos que los europeos
medievales, que creían en embrujamientos y quemaban a las brujas, o que vivían
en villas y ciudades poco vivibles por inmundas.
En 1521
vinieron a México y su llegada significó destrucción y muerte. Para ellos, los
indios no eran seres humanos, sino seres peores que animales. No tenían alma. Y
se impusieron gracias a la traición de varios pueblos que sólo cambiaron de
amos.
A 500
años de la conquista y colonización de la nación meshica, si acaso celebrar el
mestizaje, producto en general de la violación de las indias. Y hay que
reconocer que, aparte de la destrucción de los vasallos de La Católica, hubo
frailes que colaboraron para humanizar un poco la relación de los castellanos
con los pueblos de la ahora República Mexicana.
Como lo
registró Macky Arenas, para nadie es un secreto que muchos colonizadores en el
Nuevo Mundo veían a los indios como salvajes, por lo que sus métodos para con
ellos eran brutales. Los trataban y vendían como esclavos. Bartolomé de
las Casas, fraile de la Orden de los Dominicos, cumplió un papel fundamental en
la denuncia de los excesos y en la defensa de los indígenas, subrayando que
eran personas y que como tales debían ser respetados. Sus alegatos, inteligentes
y bien fundamentados, condenando frontalmente los abusos, han hecho historia.
Fray
Bartolomé de las Casas, también conocido como el “apóstol de los indios”, estaba
interesado en la cultura de los habitantes del Nuevo Mundo. Estudió sus
costumbres, tradiciones y les predicó el Evangelio. En su obra “Brevísima Relación de la Destrucción de
las Indias”, condensa sus teorías, sus prácticas y registra las
atrocidades de los conquistadores españoles hacia los indígenas.
Una
somera pincelada de ese contradictorio episodio de lo que muchos llamamos
encuentro brutal entre dos mundos. No fue una conquista. Fue la llegada de los
bárbaros del otro lado del charco. Pero, así como de una mujer violada nace un
ser humano pleno y capaz de llegar a ser un grande, así ocurrió entre la
violadora España y la violada América. Aquí se los dejo. Sólo para la
reflexión. Sólo para que quede anotado que América es un gran continente, que
ha aportado mucho al mundo. Y que también ha recibido mucho, beneficios
culturales, científicos, de Europa, aunque el espíritu gambusino de algunos aún
siga imperando. Siempre hay una basura, un cabello sucio, en el arroz.
Pero a
500 años, nadie tiene que pedir perdón.
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