Por Armando García
Editor y Fundador de Nuestra América Magazine
El Centro Nacional de Leyes de Inmigración y los
demandantes, llevaron a Donald Trump a los tribunales por querer suspender el
programa DACA pero, el presidente perdió en su intento de deportar a miles de
inmigrantes que llegaron a este país desde muy pequeños de forma irregular sin
ser culpa de ellos.
La Corte Suprema de Justicia de la nación
dictaminó que la terminación de DACA por parte de la administración Trump fue
ilegal. Esto significa que cientos de miles de jóvenes inmigrantes pueden
continuar viviendo, trabajando y estando con sus seres queridos en los EE. UU.
El caso de los llamados ‘dreamers’ llegó a la
Corte Suprema porque Trump quería utilizar a los jóvenes soñadores como moneda
de cambio en sus ataques contra los inmigrantes y distraerse de su fracaso para
liderar y unificar al país.
Sabemos que estos ataques, y la retórica divisiva
y racista de Trump, no terminan aquí. Vivimos un momento histórico en este
siglo en que millones de estadounidenses de todos los orígenes protestan contra
la brutalidad policiaca, los ataques xenofóbicos contra las minorías étnicas, los
asesinatos de personas afroamericanas, chicanos, latinos, señalamientos a los
de origen asiático y los indígenas nativos de estas tierras. Todo eso ocurre, mientras
Trump enciende las pasiones del odio racial.
Esta decisión es otro claro recordatorio sobre la
importancia de las elecciones de noviembre y por qué necesitamos un presidente
que luche por los jóvenes inmigrantes en lugar de denigrarlos, atacarlos y
tratar de deportarlos.
Si bien hoy es un día para celebrar, nuestra
lucha no termina aquí. Se ganó una batalla, pero no la guerra contra la
injusticia social para la población inmigrante, que mueve los engranes del
progreso de esta nación.
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