miércoles, 3 de junio de 2020

La brutalidad policiaca, símbolo de racismo



Por Armando García
Editor y Fundador de Nuestra América Magazine

"No puedo respirar". Esas fueron las últimas palabras que pronunció George Floyd antes de ser asesinado por un oficial de policía que se arrodilló directamente sobre el cuello de Floyd durante unos nueve minutos seguidos mientras yacía postrado en el suelo con las manos esposadas a la espalda, a plena luz del día.
Su muerte se produce a raíz de una serie de actos de violencia racista contra los afroamericanos, que nos recuerdan los asombrosos niveles de violencia y discriminación en los Estados Unidos que enfrentan las comunidades minoritarias y es posible que nunca tengamos la oportunidad de saber sus nombres.


Hay aproximadamente 1,000 personas asesinadas por la policía anualmente en los Estados Unidos, y las personas de color o que hablen inglés con acento o no lo hablen para nada, tienen más del doble de probabilidades de ser detenidas, y como el caso de Floyd, hasta asesinadas por parte de un oficial que las personas blancas. Pero eso no son solamente cifras. Cada uno representa la vida de una persona: son padres, hermanos, primos, sobrinos, cónyuges, hijos de alguien. El principio central de un departamento de policía, es respetar la paz, servir a la ciudadanía y preservar la vida humana, sin embargo, en la práctica claramente ese principio no es siempre respetado.
La comunidad latina en general en este país, no le habla a la policía cuando hay un crimen de por medio, le tienen miedo. Si la persona es indocumentada, tiene el temor de que la detengan y luego la deporten. Los latinos o malamente llamados hispanos, bilingües en inglés y español, nacidos en este país, por el color de nuestra piel o por la forma de vestir, o mostrar símbolos culturales de la patria de nuestros padres, somos sujetos para cuestionar sin ninguna razón por la policía simplemente por nuestra etnicidad.


En lo personal, una vez fui detenido, porque alguien me vio subir una bicicleta en una camioneta, en otra ocasión por querer remolcar una camioneta averiada. Y además he sido atacado verbalmente, físicamente por personas supremacistas por ser defensor de los inmigrantes en este país; entre muchas otras veces.
Dentro de la comunidad de origen mexicano, hay muchos Floyd, que se llamaron Jorge, Mario, Luis, Rosa, Guadalupe; etc., que han sido también asesinadas por los guardianes del orden público.  Y al igual que los afroamericanos, las personas de origen mexicano, tenemos historia de linchamientos y ahorcamientos por tener piel morena o por hablar español.
El sistema policial estadounidense necesita una reforma sistémica para erradicar el racismo y cambiar radicalmente su enfoque de la implementación de la ley y los derechos humanos. Al interactuar con la policía, todos tenemos derecho a estar seguros, a no ser discriminados, a estar igualmente protegidos ante la ley y sobrevivir al encontrarnos con los agentes del orden público. Cualquier persona, cuyos derechos hayan sido violados puede quejarse, denunciar el atropello y llevar su caso a los tribunales. En el caso de que una persona sea asesinada como resultado del uso ilegal de la fuerza letal por parte de un agente de la ley, la familia tiene derecho a un recurso monetario.
Por desgracia, hasta que reformamos las leyes que rigen el uso de la fuerza letal por parte de la policía, las tragedias seguirán ocurriendo.


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