Por Armando García
Editor y Fundador de Nuestra América Magazine
"No puedo respirar". Esas fueron las
últimas palabras que pronunció George Floyd antes de ser asesinado por un
oficial de policía que se arrodilló directamente sobre el cuello de Floyd
durante unos nueve minutos seguidos mientras yacía postrado en el suelo con las
manos esposadas a la espalda, a plena luz del día.
Su muerte se produce a raíz de una serie de actos
de violencia racista contra los afroamericanos, que nos recuerdan los
asombrosos niveles de violencia y discriminación en los Estados Unidos que
enfrentan las comunidades minoritarias y es posible que nunca tengamos la
oportunidad de saber sus nombres.
Hay aproximadamente 1,000 personas asesinadas por
la policía anualmente en los Estados Unidos, y las personas de color o que
hablen inglés con acento o no lo hablen para nada, tienen más del doble de
probabilidades de ser detenidas, y como el caso de Floyd, hasta asesinadas por parte
de un oficial que las personas blancas. Pero eso no son solamente cifras. Cada
uno representa la vida de una persona: son padres, hermanos, primos, sobrinos,
cónyuges, hijos de alguien. El principio central de un departamento de policía,
es respetar la paz, servir a la ciudadanía y preservar la vida humana, sin
embargo, en la práctica claramente ese principio no es siempre respetado.
La comunidad latina en general en este país, no
le habla a la policía cuando hay un crimen de por medio, le tienen miedo. Si la
persona es indocumentada, tiene el temor de que la detengan y luego la deporten.
Los latinos o malamente llamados hispanos, bilingües en inglés y español,
nacidos en este país, por el color de nuestra piel o por la forma de vestir, o
mostrar símbolos culturales de la patria de nuestros padres, somos sujetos para
cuestionar sin ninguna razón por la policía simplemente por nuestra etnicidad.
En lo personal, una vez fui detenido, porque
alguien me vio subir una bicicleta en una camioneta, en otra ocasión por querer
remolcar una camioneta averiada. Y además he sido atacado verbalmente,
físicamente por personas supremacistas por ser defensor de los inmigrantes en
este país; entre muchas otras veces.
Dentro de la comunidad de origen mexicano, hay
muchos Floyd, que se llamaron Jorge, Mario, Luis, Rosa, Guadalupe; etc., que
han sido también asesinadas por los guardianes del orden público. Y al igual que los afroamericanos, las
personas de origen mexicano, tenemos historia de linchamientos y ahorcamientos
por tener piel morena o por hablar español.
El sistema policial estadounidense necesita una
reforma sistémica para erradicar el racismo y cambiar radicalmente su enfoque
de la implementación de la ley y los derechos humanos. Al interactuar con la
policía, todos tenemos derecho a estar seguros, a no ser discriminados, a estar
igualmente protegidos ante la ley y sobrevivir al encontrarnos con los agentes
del orden público. Cualquier persona, cuyos derechos hayan sido violados puede
quejarse, denunciar el atropello y llevar su caso a los tribunales. En el caso
de que una persona sea asesinada como resultado del uso ilegal de la fuerza
letal por parte de un agente de la ley, la familia tiene derecho a un recurso
monetario.
Por desgracia, hasta que reformamos las leyes que
rigen el uso de la fuerza letal por parte de la policía, las tragedias seguirán
ocurriendo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario