Por Armando García
Editor y Fundador de Nuestra América Magazine
Cuando radicaba en la Ciudad de México entre
1969 y 1974, formé parte de los grupos artísticos ‘Francisco Villa’ de la
Preparatoria popular, plantel Tacuba y después fui reclutado para integrarme el
conocido grupo de teatro ‘Mascarones’.
Estando con Mascarones, conocí y hasta
compartíamos escenario con artistas de la talla de José de Molina, Texeiro, Leopoldo
Ayala, Los Nakos y otros cantantes y grupos teatrales, estos últimos del Teatro
Nacional de Aztlán en EE.UU. y con el Centro Libre de Experimentación Teatral y
Artística en México.
Entre los cantantes de protesta, estaba
Magaly ‘Yelly’ Alarcón Reyes, quien seguía el legado de su madre la inmortal
cantante Judith Reyes, interpretando canciones de su mamá y de otros
importantes autores de Latinoamérica y del mundo.
Este mes de junio recuerdo el primer
aniversario de su fallecimiento. Mucho antes de su muerte, mantenía una
comunicación cercana con ella, ya que vivía con su hija en el estado de Indiana
en Estados Unidos. Estábamos a casi dos horas y media de distancia y debido a
la tecnología, compartíamos mensajes instantáneos con contenido espiritual y de
mucho aliento, ya que ella estaba enferma de un tumor cancerígeno, que
prácticamente la llevó a la tumba.
Magaly falleció el 14 de junio del 2019 en la
ciudad de Indianápolis. Ella en sus mensajes me dijo que debido a su
enfermedad, ya no podía cantar. Pero se mantenía en contacto con todos sus
amigos, teatreros y cantantes. En uno de sus mensajes me dijo lo que le
gustaría hacer antes de que Dios decidiera llevársela.
“En México me encantaría una reunión con
todos mis amigos y hermanos del canto, un convivio de despedida. Ya después
estar sola con mi familia hasta que Mi Dios me llame, no quiero que me vea
nadie”. Esas fueron algunas de sus últimas palabras. “Gracias por tus oraciones
Armando, dormí más o menos, despierto cada rato, pero si estoy descansada, en
general estoy bien”.
En otro mensaje me dijo: “Renunció a la
quimioterapia, estoy muy maltratada de mi cuerpo, todavía, adolorida, débil y
desnutrida y un poco deshidratada. Yo no tengo dinero ni a quien pedirle, ni lo
voy a hacer”, dijo Yelly. “Así que lo único que necesito es medicamento para
calmar dolores y molestias y me deje partir al encuentro con mi Jesús, ya viví
muchos años, lo que me queda de vida quiero ser feliz y hacer cosas que siempre
quise, ver a mi hijo Samuel, en México, y pasar una temporada en Tampico con la
familia que hace 50 años que no veo”.
Su hija, que nunca supe su nombre, pero creo
que se llama Dina, y con la que vivía en Indiana, escribió: “Hoy con mucha
tristeza quiero comunicarles que ella acaba de fallecer esta mañana. Ella se
fue en paz y sin sufrimiento. Ahora ella nos estará cantando felizmente desde
allá arriba. A todos los amigos de mi madre Yelly Alarcón Reyes quiero
antes que nada darles las gracias por haber sido parte en su vida”.
Supe que algunos de los artistas que mencioné
al principio de esta nota tenían planeado una especie de recital junto con
Yelly, pero no se pudo hacer.
Ismael Colmenares ‘Maylo’ del grupo Los Nakos
la recuerda diciendo “falleció tranquila, nos conocimos y encontramos en 1969
en Ciencia Políticas y Sociales, establecimos una relación de amigos, hermanos,
compañeros; asistía a su casa a comer junto a su abuela, su hermana Berenice,
Judith y luego la hija de Yelly: Dina; allí conocí a Daniel Viglietti”.
Maylo en su artículo ‘Sólo de Mujeres’, hace memoria de Yelly y su madre Judith al
escribir que: “Judith Reyes, su mamá e hijos al llegar a Chihuahua en los
sesenta se vincularon a jóvenes que enfrentaban al PRI, a los latifundistas, a
los presidentes López Mateos y después a Díaz Ordaz, también al Gobernador,
quien había aumentado la presencia del ejército, fuerzas represivas,
pistoleros, judiciales, policía de caminos y guaruras. En el análisis de los
opositores, se consideró al Gobernador Borunda y aliados responsables de cerrar
vertiginosamente las opciones pacíficas y electorales. A principio del 64 se
formó el Grupo Popular Guerrillero, ellos querían construir un México nuevo;
acabar con la presencia Colonial y Semicolonial en la República; estos
maestros, doctores, campesinos, periodistas, trabajadores y artistas;
tipificaron al Estado Mexicano como dependiente, sometido al Imperialismo
Yanqui; al sistema político lo vieron representado por la dictadura del PRI, el
partido oficial; a la burguesía nacional la acusaron de ser responsable por el
aumento del desempleo, de los bajos sueldos a obreros, campesinos; de existir
terratenientes feroces-devoradores de tierras, y que existiera un pueblo sin
posibilidades de tener trabajo, educación escolar y con viviendas en
condiciones insalubres”.
En esos días Arturo Gámiz incrementó sus
visitas a casa de Judith, e inició una relación amistosa con Yelly, la hija
mayor; una tarde la abuela no dejó entrar al maestro, no estaba la mamá, ella
por la ventana se asomó, cuenta Yelly que al verla, él, afinado le cantó
"Despeinada", ella se escondió y al mirarse en el espejo comprobó que
sus pelos estaban terribles, se prometió peinarse y mejor aún cortarse la
melena. Arturo antes de irse a la toma del cuartel de Ciudad Madera, la vio, le
dio un cálido abrazo, ella enamorada de Arturo y presintiendo que no lo
volvería a ver, movió la cabeza, se acercó a su oído, soltó un secreto, él
sonrió y le dijo: ‘te ves más bonita peinada’”.
“El 23 de septiembre de 1965 Arturo y Pablo
Gómez, entre otros guerrilleros, murieron en la acción. Judith con lágrimas y
coraje compuso el corrido al maestro Arturo Gámiz; dos días antes a Yelly,
Judith la había enviado a Veracruz, y al llegar al puerto fue a cortarse el
pelo chiquito cuando se enteró del asesinato de Arturo y que estaba embarazada,
luego cantaría "no todo muere cuando algo nace”.
Biografía para el recuerdo de Judith Reyes
Judith Reyes Hernández (Ciudad Madero, Tamaulipas, 22 de marzo de 1924 -
27 de diciembre de 1988) fue una
compositora, escritora, periodista y cantante mexicana. Luego de una breve
carrera comercial, se adentró en el canto y la composición de movimientos
sociales de izquierda así como en su documentación convirtiéndose en pionera en su país de la canción de
protesta.
Inició su carrera artística en Ciudad Madero,
en donde cantaba para ganarse la vida. Su padre le regaló una guitarra a los 14
años. Ya en la Ciudad de México, a los 16 años formó junto a su esposo David
que era integrante del Dueto Alarcón, agrupación con la que actuaría e incluso
llegaría a presentarse en los Estados Unidos.
Separada de David Alarcón, Reyes conoció
a Tata Nacho, quien la introdujo en la fundación de
la Sociedad de Autores y Compositores de México. En esa época temas suyos fueron
interpretados por Jorge Negrete como El rapto y Tito Guízar, "Corazón burlado". La muerte de
Jorge Negrete en 1953 le llevó a no volver a componer canciones ni a actuar en
público. Decidió volver a Chihuahua con su madre e hijos, su hija Magaly
Alarcón Reyes, le siguió los pasos.
Se dedicó al periodismo y fundó el periódico
de izquierda Acción, el cual servía como órgano de comunicación de
movimientos sociales. En 1958 intentó
postularse a senadora por su estado por el Frente Electoral del Pueblo. Para impedir su elección fue encarcelada injustamente.
Luego de una visita a Ciudad Madera, decidió componer canciones para apoyar
movimientos sociales como el obrero, el campesino y el estudiantil e
involucrarse en ellos. Según lo dicho por ella misma, antes de sus
composiciones no había en México alguien haciendo canción de protesta.
Desde entonces visitó decenas de pueblos y
ciudades para interpretar sus canciones. Conoció a líderes guerrilleros
como Arturo Gámiz, quien moriría en el Asalto al
cuartel de Madera en 1965 y motivaría que Reyes le compusiera un Corrido.
Participó activamente en el movimiento de
1968 en México, durante el cual compuso canciones como Corrido a los
combates del Politécnico, parte de las canciones que además interpretaba en
público para romper la censura informativa en torno a la represión del gobierno
mexicano. Luego de sufrir tortura y desaparición
forzada por varios meses en 1969, abandonó el país un tiempo para vivir
en Europa.
Actuó en ese tiempo en quince países del
mundo y grabó sus temas en disqueras de Italia, Estados Unidos y Francia. A su vuelta a México se vinculó a artistas como Los Nakos, León Chávez
Teixeiro y
al Colectivo Libre de Experimentación Teatral (CLETA). Murió de un infarto en 1988.
La escritora Liliana García Sánchez define a
Judith Reyes como “un icono de la canción popular en los ámbitos de cultura
alternativa, en la renovadora época de los años 60 y 70 mexicanos, al lado de
José de Molina, Enrique Ballesté, León Chávez Teixeiro, y otros músicos y
cantautores quienes permanecieron en los márgenes de la resistencia popular,
que siempre ha estado presente”.
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