El 14 de junio de 1928 Nació Ernesto Che Guevara el Guerrillero universal, su ejemplo de rebeldía y dignidad sigue vigente.
Efrén
Cortés
El Che
Por José Miguel Jiménez
Ernesto
Guevara de la Serna, el Che, nació en 1928 en Rosario (Argentina). A los
dos años, después de una grave enfermedad, se le diagnostica una afección
asmática que hace que su familia decida trasladarse a la provincia de Córdoba,
donde transcurren su infancia y adolescencia. Tras el comienzo de la Guerra
Civil Española, su padre, Ernesto Guevara Lynch, crea un comité de ayuda a los
republicanos españoles que despierta sus inquietudes infantiles y le hace tomar
contacto, por primera vez, con la realidad política y social. En 1947 se
traslada con su familia a Buenos Aires. Habiendo sido declarado no apto para
realizar el servicio militar, Guevara ingresa en la Facultad de Medicina y comienza
a interesarse por la política, aunque no milita en ningún partido. Sus padres
se separan y él permanece junto a su madre y sus tres hermanos en una vieja
casona. Es en este mismo año cuando realiza su primera gran aventura: recorrer
la Argentina en una bicicleta a la que añadió un pequeño motor, luego se
alistará como tripulante en barcos de la flota mercante en viajes por la costa.
En 1951
emprende, junto a su amigo, el médico Alberto Granado, un viaje en motocicleta
comenzando por el sur argentino y siguiendo viaje hacia el norte pasando por
Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, desde donde viaja en avión a Miami
—donde permanece un mes— para regresar finalmente a Buenos Aires. La
experiencia, recogida en un cuaderno y publicada recientemente como Mi
primer gran viaje, es el primer contacto directo de Guevara con la realidad
social latinoamericana. El contacto con las condiciones extremas en que
sobrevivían los mineros chilenos y su trabajo en la leprosería peruana de San
Pablo, a orillas del Amazonas, fueron momentos cruciales para la formación de
la sólida ideología revolucionaria que ya nunca lo abandonaría.
Tras su
retorno, termina la carrera de medicina y se gradúa en 1953 con una tesis sobre
las alergias. Decide reencontrarse con Granado, quien se había quedado en
Venezuela, pero antes pasa por Bolivia, atraído por la nueva experiencia del
gobierno revolucionario de Paz Estensoro. En La Paz, conoce al abogado
argentino Ricardo Rojo, posteriormente autor de una de sus biografías —Mi amigo
el Che—, con quien llega, haciendo autostop, a Perú y a Ecuador, donde se
enteran de la noticia de la reciente revolución guatemalteca.
Luego de
pasar por Nicaragua, hasta donde había llegado el Che por tierra, viajan a
Costa Rica donde entra en contacto con dirigentes políticos como Rómulo
Betancourt o Juan Bosch y conoce a los líderes del Movimiento 26 de Julio,
sobrevivientes del asalto al Moncada y exiliados de Cuba. Será recién llegado a
Guatemala, donde comparte la pensión con otros exiliados, cuando empieza a
sentirse atraído por la situación social cubana, mientras profundiza su
formación marxista. Cuando el golpista Castillo Armas invade Guatemala, Guevara
solicita participar de la resistencia, pero se le niega el permiso. Trabaja en
la defensa civil ayudando a las víctimas y haciendo transportes de armas. Tras
caer el gobierno democrático del presidente Arbenz, el nuevo gobierno golpista
de Castillo de Armas, apoyado por la United Fruit Company y el gobierno
estadounidense contrarios a las reformas iniciadas por Arbenz, desata una
represión feroz y el nombre del Che figura entre los condenados a muerte.
Finalmente se salva gracias a la intervención del embajador argentino en
Guatemala, Sánchez Toniuzo, que lo asila en la sede diplomática, pero el Che rechaza
volver a Argentina y dos meses después obtiene un salvoconducto para viajar a
México.
En México
gracias a su futura mujer, la exiliada peruana Hilda Gadea con quien había
coincidido en Guatemala, conoce a Raúl Castro. Empieza a participar de las
reuniones del «26 de Julio». En julio de 1955 llega a México Fidel Castro,
liberado de la prisión de la Isla de Pinos, quien designa a Guevara como médico
de la expedición que se propone formar, con el objetivo de regresar a la lucha
revolucionaria en Cuba. En agosto de 1955 se casa con Hilda Gadea y el 15 de
febrero de 1956 nace su primera hija, Hildita. Pese a las dificultades —se les
confiscan las armas por orden del gobierno mexicano—, los preparativos y el
entrenamiento, dirigido por un republicano español en el exilio, no cesan. La
fecha de la invasión a Cuba queda fijada para el mes siguiente. Una delación
que les cuesta casi dos meses de cárcel posterga la partida que finalmente
tiene lugar el 25 de noviembre, un viaje de cinco días en el yate Granma que
habría de coincidir con la huelga general dirigida por Frank País. El
desembarco se retrasa y la huelga es finalmente aplastada. Finalmente se
produce el desembarco de los ochenta y dos combatientes que forman la columna
en la isla, sufriendo el grupo una derrota y Guevara recibe dos heridas de bala
sin consecuencias. La primera victoria de los guerrilleros se produce el 17 de
enero de 1957.
El New
York Times envía a Herbert Matthews, quien, mediante su informe y un reportaje
a Fidel Castro, gana la simpatía del público para el pequeño grupo enfrentado a
un ejército muy superior en soldados y recursos. Las notas del periodista
entusiasman al pueblo cubano, que colabora cada vez más con los insurgentes,
mientras Guevara es ascendido por Castro a comandante. Conduce las victorias de
El Hombrito y La Mesa y funda el primer periódico de la guerrilla, El
cubano libre.
En 1958,
Guevara instala en La Mesa una especie de cuartel general de información con
transmisiones de radio (Radio Rebelde) de los partes de guerra y propaganda
revolucionaria. La guerra continúa y las fuerzas insurgentes se consolidan.
Guevara se pone al frente, junto a Camilo Cienfuegos, de la Columna Invasora
N.º 8 y cruza la isla en un penoso viaje de más de seiscientos kilómetros. En
diciembre conoce a Aleida March. Al llegar al Escambray unifica las distintas
formaciones guerrilleras. Mientras tanto, Fidel avanza sobre Santiago de Cuba.
La unión
de las diversas columnas permite al Che tomar la estratégica ciudad de Santa
Clara, el 31 de diciembre de 1958. La acción, precipita la caída de la
dictadura de Batista. Fidel Castro llega hasta el lugar y decreta la reforma
agraria en la provincia. Finalmente, el 1 de enero de 1959, Batista parte al
exilio. El 5 del mismo mes es nombrado como Presidente el candidato
revolucionario Manuel Urrutia Lleó y el 8 de enero, las fuerzas revolucionarias
entran victoriosas en La Habana.
El Che se
divorcia de Hilda Gadea y el 9 de junio de dicho año se casa con Aleida March,
quien militaba en el Movimiento 26 de Julio, e inicia una serie de viajes. En
la República Árabe Unida se entrevista con Nasser, quien lo proclama «gran
libertador de los oprimidos», en la India se reúne con Nehru y en Belgrado con
Tito. A su regreso a Cuba es designado presidente del Banco Central. En 1960,
Guevara participa de las negociaciones con los soviéticos para el
establecimiento de convenios comerciales entre rusos y cubanos. En octubre de
este año, parte a Europa en una misión económica, para dirigirse luego a China,
donde se entrevista con Mao Tsé Tung y firma con Nikita Kruschev el tratado de
amistad cubano-soviético.
El 3 de
enero de 1961, los Estados Unidos anuncian la ruptura de relaciones con el
gobierno cubano. En febrero del mismo año, Guevara acepta ser Ministro de Industria
y el 17 de abril se produce la invasión de Bahía Cochinos (Playa Girón), donde
Fidel proclama el carácter socialista de la Revolución Cubana. Ante la derrota
yanqui, el Che dirá: ...es la primera derrota del imperialismo en América
Latina y en escala mundial. Después de la invasión, viaja a Punta del Este,
donde participa en la reunión del Consejo Económico y Social de la Organización
de Estados Americanos (O.E.A.), en la cual interviene para presagiar el fracaso
de la Alianza para el Progreso, política que impulsaba el gobierno demócrata de
Kennedy. Mantiene reuniones secretas con el presidente argentino, Arturo
Frondizi, y con el brasileño, Janio Quadros, quienes serían derrocados más
tarde por golpes militares.
Su papel
en el proceso de la Revolución Cubana es cada vez más importante y en 1962
compone, junto a Fidel y Raúl Castro, Osvaldo Dorticós, Blas Roca y Emilio
Aragonés, la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias
Integradas. En octubre de ese año se produce la llamada «crisis de los
mísiles», cuando el gobierno estadounidense denuncia la presencia de armamento
soviético en la isla. El conflicto termina con la retirada soviética, lo cual
pone en solfa el alcance del apoyo de Nikita Kruschev al gobierno de Fidel
Castro, a pesar de los zapatazos que el dirigente soviético propinó en una mesa
de la O.N.U. En junio de 1963, Guevara llega a Argelia y en 1964 preside la
delegación cubana ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y viaja
nuevamente a Argel, donde se entrevista con Ben Bella.
El año
1965 estará marcado por numerosos viajes a África, en especial al Congo y a
Guinea, tratando de profundizar en la tendencia marxista-leninista, además de
combinar la participación de guerrilleros cubanos en las fuerzas insurrectas en
Angola. El 25 de febrero, el Che ataca duramente a la Unión Soviética en un
discurso en Argel, por estar en total desacuerdo con su visión del socialismo:
el Che propone crear un gran grupo compacto de naciones en proceso de
liberación, asistiéndose mutuamente de forma gratuita, mientras que la U.R.S.S.
rechaza la propuesta. Pero al volver a Cuba, el 15 de marzo, debe dar
explicaciones y se reúne con Fidel Castro durante 48 horas; lo que hablaron
nunca trascendió.
Esta
conversación, sin embargo, parece que fue determinante para la aparición de la
primera fisura en la revolución cubana: Guevara se retira de la arena política.
Finalmente, en julio, Guevara aparece en el Congo, al frente de un grupo
guerrillero cubano, para luchar contra el gobierno de Moisés Tshombé, que
contaba con el apoyo belga y estadounidense. A la decepción que le produjo la
guerrilla congoleña se suma la lectura pública, por parte de Castro, de tres
cartas de despedida, una dirigida a Fidel, otra a sus padres y la restante a
sus hijos. Esta decisión sorprendió y decepcionó al Che, al entender que —en la
práctica— se le expulsaba de Cuba. La consecuencia inmediata en el Congo fue,
como él cuenta en su diario, que sus compañeros vieran en él a un extranjero
colaborando con los cubanos, a pesar de que un decreto del propio Gobierno
cubano le había concedido dicha nacionalidad. A finales de noviembre, el Che y
el resto de cubanos, salen del Congo, después de siete meses de una guerra
absurda y ajena. En ese país, con el nuevo nombre de Zaire, toma el poder
Mobutu.
El Che ya
no quería volver a Cuba y en Dar es Salaam, en la embajada cubana, recupera
energías y reflexiona sobre la experiencia congoleña. Fidel, con cierta
culpabilidad y obligado, sin duda, por su enorme popularidad en la isla, le
pide que vuelva. El Che viaja a Praga y permanece allí casi cuatro meses,
también en clandestinidad. Y de esa misma condición y disfrazado, regresa a
Cuba, para organizar el siguiente objetivo. En agosto de 1966 entra en Bolivia
con una credencial de observador de la OEA, afeitado y calvo, luciendo gafas.
Ahora es Ramón Benítez. Allí recorre el país conversando con los diversos
grupos guerrilleros y comienza la acción sin el apoyo del Partido Comunista
Boliviano. La experiencia es recogida en el Diario del Che en Bolivia. El 8 de
octubre de 1967, tras ser herido en una pierna cae prisionero, en un lugar
denominado quebrada del Churo, por una patrulla de rangers con mando
norteamericano y posteriormente es asesinado, en la escuela de de La Higuera,
según las órdenes del régimen boliviano, presionado —al parecer— por la C.I.A.
Luego se exhibe su cuerpo a los periodistas y curiosos en un lavadero, antes de
enterrarlo en un lugar que no fue descubierto hasta 1997; se le cortan las
manos para que no pueda ser posteriormente identificado mediante las huellas
dactilares.
Ernesto
Guevara de la Serna, conocido como el Che, el apodo que recibiera de sus
compañeros de guerrilla en la Sierra Maestra, entra en la historia para siempre
y su imagen recorre el mundo como un símbolo de la libertad y de la lucha
contra la opresión. Su inmortal imagen, retratada por el fotógrafo cubano
Alberto Korda, se comercializa en camisetas, banderas y recuerdos en ferias y
tiendas del mundo entero, pero este reduccionismo consumista no podrá ocultar a
las nuevas generaciones la fuerza y el temple de un hombre que cambió la figura
del revolucionario.
En la
carta de despedida a sus padres, decía el Che: Otra vez siento bajo mis
talones el costillar de Rocinante; vuelvo al camino con la adarga al brazo...
Muchos me dirán aventurero, y lo soy; sólo que de un tipo diferente y de los
que ponen el pellejo para demostrar sus verdades... Y sobre estas palabras
el escritor Víctor Montoya, dice en su artículo Che: «Así te recordamos, comandante, con la estrella en la
boina y el porvenir en la mirada».
Así le
recordará la historia viva, la que no olvida, que seguirá cantando: ¡Hasta
siempre, comandante...!
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